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Las movilizaciones y acciones de lucha continúan presentes en el escenario político en Guatemala. Tras las manifestaciones masivas de noviembre, luego de la aprobación del presupuesto de ajuste del 2021, que terminó con la quema del parlamento, los manifestantes ganaron nuevamente las calles el 9 de diciembre pasado. Las organizaciones indígenas, campesinas y estudiantiles exigieron la renuncia del presidente Giammatei y de la Fiscal General de Guatemala, por considerarla parte dela trama del “pacto de corruptos”. A su vez se pidió por la dimisión de los diputados que votaron el presupuesto y la del Ministro del Interior Gendri Reyes, por violación de derechos humanos en las manifestaciones de noviembre.
Las manifestaciones que se desarrollaron en el centro histórico de la capital guatemalteca, tuvieron su correlato en las zonas rurales, donde los 48 cantones de Totonicapán, llevaron adelante cortes de ruta y piquetes. Las organizaciones convocantes, por medio de un comunicado, manifestaron que Guatemala "necesita transformar el sistema desde su raíz y, en lo inmediato, acciones reales de atención a las necesidades urgentes de vivienda, alimento y salud de la población, sobre todo para enfrentar la pandemia de covid-19 y los fenómenos tropicales que han profundizado la pobreza". Los manifestantes reclaman una "Asamblea Nacional Constituyente Plurinacional y Popular".
Luego de las manifestaciones de noviembre, Giammatei buscó el apoyo de la OEA, la cual arribo a Guatemala a fines de noviembre. La delegación estuvo presidida por Fulvio Pompeo, ex Ministro de Relaciones Internacionales del macrismo. Pero la visita del organismo internacional naufragó, ya que prevaleció el rechazo de diferentes sectores a reunirse con Pompeo. Los sucesos convulsivos que se desarrollaron en Chile, Haití, Perú, Ecuador, Colombia, Brasil, da cuenta que medidas parciales (como la intervención de la OEA) no son viables en un escenario de características revolucionarias por la que transita América Latina.
