Siderca: un conflicto sindical y una crisis política

Escribe Pablo Busch

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Cualquier observador verá que el conflicto desatado en la planta siderúrgica de Campana, perteneciente al Grupo Techint no es solamente un conflicto sindical. El despido de los 191 trabajadores de Siderca, reúne componentes de una crisis política, o sea las contradicciones explosivas que incuba el gobierno de los Fernández.

Por un lado, el pulpo internacional de Paolo Rocca intenta perpetuar el esquema de suspensiones heredado de la "gestión anterior", e intenta una reducción del porcentaje a pagar del 90% del conformado, al 74%. Los directivos metalúrgicos rechazan esta reducción, mostrándose conformes con que se mantenga el esquema anterior. La empresa como respuesta a la negativa de la UOM a la reducción del porcentaje, transforma las suspensiones en despidos.

Cómo ocurriera en anteriores conflictos (Mondelez, Fate), la patronal justifica los despidos debido a medidas del gobierno. En los otros casos fue la apertura de las importaciones, en este caso Techint reclama que se liberen los precios de los combustibles para revitalizar Vaca Muerta, donde interviene a través de Tecpetrol, y en segundo lugar contra las amenazas de Trump de crear un impuesto a la importación argentino-brasilera de acero y aluminio.

El dictamen del Ministerio de Trabajo, una conciliación obligatoria con los despedidos adentro fue desconocido por la empresa, que negó el ingreso de los despedidos. .Por lo que se informó a los trabajadores, el viernes pasado hubo un acuerdo interno entre la Uom y la patronal , avalado por el ministerio de Trabajo de extender el acta al 90% hasta el 8 de febrero . Parece que la conciliación se levantó y ya hay 20 de los despedidos que aceptaron los retiros voluntarios y los demás suspendidos las condiciones que rigen en el acta. La fábrica no quiere reincorporar a ningún despedido.

Los casi doscientos despidos y la reducción de las suspensiones, no son las únicas medidas de ajuste de Siderca: el nivel salarial de los trabajadores, si bien pertenece a la rama mejor paga de la UOM, está atado a ella, por lo que el achatamiento de la escala es cada vez mayor. La supuesta recuperación en sumas fijas apunta en ese sentido. Por otro lado, la empresa ha emprendido una campaña por la reducción de la cantidad de representantes de la Comisión Interna, de 7 miembros a 5.

La pasividad del sindicato se mantiene, y se limita a reclamar ante el ministerio de Trabajo, con la expectativa de que arbitren en favor suyo. Cuidadosamente no se llama a medida de fuerza, ni siquiera a deliberar en asamblea. Las ataduras políticas de la UOM al gobierno de los Fernández condicionan una respuesta a la provocación del Grupo Techint, lo cual refuta el argumento de toda la burocracia sindical de que con los Fernández ella también se hizo cargo del gobierno.

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