Chubut: la huida del ministro Trotta y el rol de la burocracia sindical

Escribe Iván Marín

La docencia autoconvocada vuelve a escena y sectores de bases del PJ se ofuscan con su dirigencia.

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La obligada visita a Chubut del ministro de Educación Nicolás Trotta, quien se encuentra recorriendo todas las provincias del país para volver a clases presenciales pese a los estragos que causa la pandemia, derivó este martes en un escándalo al finalizar la reunión con las conducciones sindicales. Ocurre que la docencia autoconvocada en el ministerio de Educación, donde se desarrolló el encuentro, bloqueó todas las salidas de la dependencia buscando obligar al funcionario a que responda sobre los atrasos salariales que sufren todos los estatales. Trotta escapó sin dar ninguna explicación a los docentes. La mayor parte de las conducciones sindicales hicieron lo propio con antelación: no solo no convocaron a movilizar al cónclave, sino que tampoco se quedaron acompañando a las bases cuando terminó. La brecha entre la burocracia sindical y las bases es cada vez mayor y en la historia reciente tiene como precedente las traiciones a las enormes movilizaciones en 2018 y 2019 y el abierto llamado a no movilizar el año pasado por el coronavirus, mientras en la actualidad militan el regreso a clases presenciales.

La mayoría de los estatales de Chubut aun no terminaron de cobrar el medio aguinaldo de junio. Además, les deben completo el de diciembre y los salarios del último mes del año pasado y el de enero. En muchos casos tampoco percibieron recategorizaciones y en 2020 no hubo paritarias. Lo que el gobierno no dejó nunca de realizar es el pago en tiempo y forma de la enorme deuda (la mayor parte en dólares) a los acreedores, cuyos montos se devengan automáticamente todos los meses de las regalías petroleras.

Con ese marco de fondo, no podía sorprender a nadie que la docencia se autoconvoque a hacerle llegar al ministro Trotta su hartazgo ante la situación que vienen sufriendo. El representante del Ejecutivo Nacional mostró total indiferencia ante los manifestantes y huyó del lugar, lo cual cayó muy mal en las bases. La jornada se le fue de la mano a la burocracia Celeste que dirige la ATECh (Asociación de Trabajadores de la Educación del Chubut) y al resto de las conducciones sindicales que se hicieron presentes en la reunión, ya que solo habían comunicado que se iba a realizar el encuentro pero no llamaron a movilizar. Incluso en Puerto Madryn hubo discusiones porque la conducción de la ATECh se negó a pagar el combustible a los docentes que lo solicitaron para acercarse a Rawson, esgrimiendo como respuesta que no había convocatoria, que solo iban a ir las cúpulas sindicales.

Quizá lo más llamativo de la jornada del martes en el ministerio de Educación y las repercusiones en redes sociales en torno al comportamiento de Trotta, sea el ofuscamiento de un sector de base militante del PJ-kirchnerismo con su dirigencia. El combo de megaminería y ajuste en la provincia está haciendo mella en el partido que sostiene la gobernabilidad de Mariano Arcioni. La crisis del régimen político chubutense es registrada, con sus diferentes formas, por la mayoría de los medios de comunicación de la zona. En su último editorial, diario El Chubut se lamenta y queja de que “el ciudadano común últimamente protesta por todo”.

Es lo que venimos señalando en “Política Obrera” y lo que está detrás de la negativa de un sector de la dirigencia del PJ-kirchnerismo a acompañar el proyecto de zonificación minera: tratar de postergar la emergencia de una rebelión popular que sume a todos los sectores en lucha, y ya no solo al ambientalismo. No es sólo un cálculo electoral, como suponen algunos, sino algo más profundo y que se vincula con la historia reciente del “chubutazo”.

En las últimas horas trascendió que el Gobierno prepara una “oferta” a los sindicatos para pagar la deuda en 12 cuotas. Si ocurre eso o algo similar, se le estará echando más leña al fuego. La burocracia sindical, más allá de militar el regreso a clases, ya anticipó que ve muy difícil el comienzo de la actividad el primero de marzo ante este escenario. Las conducciones sindicales ya han dado sobradas muestras de que seguirán “haciendo la plancha”. Las bases deben autoconvocarse como hicieron el martes último en el ministerio de Educación para reorganizar al activismo y al conjunto de los trabajadores de cara a deliberar un plan de lucha y preparar una huelga general contra el ajuste y la megaminería. Hacia allí hay que concentrar las fuerzas.

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