El film sobre el manifiesto de Breton y Trotsky, que permanece vigente

Escribe Diego Rojas

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Si es que existe un antecedente histórico sobre el encuentro de la vanguardia estética y la vanguardia política, probablemente la reunión entre André Breton -el más reconocido representante del surrealismo, movimiento que contó desde los comienzos con su pluma, su obra y sus ideas- y León Trotsky, quien liderara junto a Lenin la Revolución Rusa y que se encontraba en su exilio mexicano -obligado por Stalin, para quien Trotsky era un obstáculo para culminar el Thermidor en la Unión Soviética- sea el mejor ejemplo. Breton y Trotsky se reunieron en Coyoacán con el fin de escribir un manifiesto político sobre el arte que permitiera desnudar la alienación capitalista y la regimentación burocrática estalinista (en la URSS se había decretado como arte oficial al “realismo socialista”, hecho replicado por los partidos estalinistas alrededor del mundo). Alejandro Rath, en su tercera película, representa este encuentro en el film llamado Manifiesto.

Se trata de una película con vastas capas de recepción como de realización. Y es a la vez un film hermoso. Dos personas y una perra, Maya, llegan a una casa en algún lugar de la costa. Son los actores Pompeyo Audivert e Iván Moschner, quienes se interpretan a sí mismos ensayando sus papeles para un film. El espectador asiste, entonces, a la representación del encuentro Breton-Trotsky que se realiza como un artificio revelado que muestra a los actores en el proceso de construcción de sus personajes. Unas placas que se intercalan cada cierto tiempo muestra los diarios que escriben Audivert y Moschner durante el proceso de rodaje. Moschner siente ansiedad. “Pompeyo hace alarde de su memoria con el guión mientras yo no termino de comprender mis líneas”, escribe. Él debe interpretar a Breton, que también sentía ansiedad y parálisis por la tarea de escribir el Manifiesto que le había encargado Trotsky. Audivert se queja en su diario: “Debían haberme avisado que no tendríamos internet”.

Trotsky presiona a Breton al punto de hacer estallar su neurosis de manera surrealista: como fantasías oníricas se hacen presentes Adriana de los Santos al piano, la novelista Gabriela Cabezón Cámara, el cineasta César González y la poeta María Negro en el rol de miliciana. Un cuaderno que lee Bretón alberga en sus páginas la filmación de Entreacto, de René Clair, uno de los primeros films surrealistas que representa con sorna a la burguesía.

La película muestra el ensayo de los actores sobre la base de diálogos mantenidos por Trotsky y Breton, que fueron recogidos por el secretario privado del revolucionario y que dan cuenta de intercambios sobre el psicoanálisis, los animales y el carácter que debía tener el texto, que plantea un régimen anarquista para la producción artística. Finalmente, el Manifiesto por un Arte Revolucionario Independiente ve la luz, con las firmas de Breton y el muralista mexicano Diego Rivera.

El film de Rath es un ejercicio de avanzada respecto a las formas de la representación a través de la exhibición del artificio, que lo envuelve en un clima de extrañamiento, sin que esto suponga una película tediosa o que deje de captar la atención del espectador. Probablemente, la libertad que se expone en cada diálogo o fotograma resida la unidad de la película con los postulados del manifiesto que escribieran Trotsky y Breton en México en 1938, hace poco más de ochenta años y que continúa vigente.

Manifiesto se encuentra disponible en la plataforma Cine.ar de manera gratuita y se exhibirá el viernes 26 de febrero a las 22hs por Canal Encuentro dentro del ciclo No Ficción.

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