CABA: rechacemos la flexibilización de los protocolos escolares

Escribe Darío Molinari

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El gobierno porteño pretende flexibilizar los protocolos de presencialidad escolar. Para Larreta y su ministra de Educación, Soledad Acuña, ya no sería tan necesario el distanciamiento en las aulas, podrían incrementarse el horario de asistencia de los alumnos, incluyendo el retorno del comedor escolar (como ya ocurre en establecimientos privados), disminución del tiempo del uso de tapabocas y en un futuro no muy lejano el cumplimiento del total de horas escolares. Estas medidas que deberían ser el resultado de una remisión de la pandemia, se dan en el cuadro de aumento de la circulación del virus. “Según la ministra, en el ámbito educativo los casos de covid-19 confirmados acumulados en un mes fueron 1.215.” “El 60 por ciento de los casos positivos detectados fueron docentes. El 40 por ciento restante, alumnos.” (Página/12, 20/03). Casi 500 “burbujas”, tuvieron que ser aisladas.

Los datos aportados, sobre los contagios registrados en las escuelas, intentan ser presentados como el éxito del protocolo del retorno a la presencialidad (https://politicaobrera.com/movimiento-obrero/4223-la-presencialidad-en-la-ciudad-una-situacion-explosiva). La cifra de más 300 casos semanales en el ámbito educativo ha sido catalogada por el gobierno, en los medios de comunicación, como un índice “bajo”. Sin embargo, ocultan que no todos los grados y cursos comenzaron el 17 de febrero. En primer lugar, porque las fechas de ingreso fueron diferentes dependiendo del grado o año. En segundo lugar, la falta de aulas con ventilación, generó la asistencia del alumnado en forma rotativa en más del 50% de los establecimientos porteños.

La flexibilización del protocolo en las escuelas es acompañada por el incumplimiento de las etapas de vacunación a docentes. En este sentido el sindicato UTE ha manifestado que se desconoce el paradero de 17.342 dosis entregadas por Nación para tal fin.

El GCBA, pretende desenvolver una apertura total a como dé lugar en el ámbito educativo, que le garantice a las patronales (privadas y estatales) terminar con la licencias y contemplaciones por el cuidado de menores en situación escolar. Este objetivo es compartido, también, por el gobierno Nacional.

El contexto es un aumento de casos en la zona del AMBA y en las principales aglomeraciones urbanas del país. Días atrás, la Ministra de Salud Nacional, Carla Vizzotti, en la conferencia de prensa que brindó desde Casa Rosada luego de la primer reunión presencial del Consejo Federal, junto al ministro de salud bonaerense, Daniel Gollan, el porteño, Fernan Quirós, el cordobés, Diego Cardozo, y la ministra de San Luis, Silvina Sosa Araujo, reconoció que “La segunda ola es una realidad… Es muy difícil que pueda evitarse en Argentina...”, pero dejó claro que no se iba a ir a ningún esquema de restricción. En este marco las proyecciones para el otoño, que recién comienza, no son nada buenas. Se estima que la cercanía de la segunda ola y la cepa Manaos, que ha generado un gran impacto en la población brasilera, ya ha llegado a la Argentina registrándose casos en las provincias de Santa Fe y Córdoba, generará una situación complicada que no se sabe si podrá ser absorbida por un sistema de salud agotado. Por otro lado, el negocio detrás de la vacuna y el acaparamiento de las mismas por parte de diversos laboratorios hacen cada vez más lejana la inoculación de la población.

Bajo este cuadro es necesario impulsar medidas de deliberación entre docentes y las familias trabajadoras bajo la forma de asambleas por escuelas y distritos. La lucha contra la flexibilización de los protocolos, debe partir de la comprensión de que es necesario rechazar la presencialidad en pandemia en defensa de la salud y la vida. Vamos por la entrega de dispositivos y conectividad a estudiantes y docentes para desarrollar las clases virtuales. Como así también por testeos y vacunación masiva.

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