Golpe Militar de 1976: qué sabía Estados Unidos

Escribe Marcela Poblete

Tiempo de lectura: 4 minutos

Los EEUU tuvieron amplios pre- avisos del complot del golpe.

Oficiales mantuvieron un canal de comunicación con los complotadores.

La administración Ford sabía que los militares argentinos planeaban cometer violaciones a los derechos humanos.

Un embajador norteamericano canceló una visita de un exdirector adjunto de la CIA antes del golpe.

En la víspera del aniversario N° 45 del golpe militar en Argentina, el Archivo de Seguridad Nacional publica documentos desclasificados que revelan lo que sabía el gobierno estadounidense y cuando lo supo, en las semanas anteriores al derrocamiento del gobierno de Isabel Perón el 24 de marzo de 1976. Los documentos aportan pruebas de múltiples contactos entre los golpistas y oficiales norteamericanos. El almirante Massera buscó oportunidades para hablar privadamente conmigo”, informó el embajador norteamericano en Argentina Robert Hill en un cable enviado una semana antes del golpe, después de reunirse con un líder golpista. “[él] dijo que no era un secreto que los militares tendrían que dar un paso en el vacío político pronto”.

Los documentos publicados hoy registran el conocimiento del gobierno de EEUU de los golpistas, sus preparaciones para el golpe y sus potenciales planes para lo que los oficiales del departamento de estado describen como “un gobierno militar de un período prolongado y de una crudeza sin precedentes”. También muestran que los Estados Unidos asesoraron discretamente a los militares, con más de un mes de anticipación del golpe, que Washington reconocería el nuevo régimen.

En el primer informe importante al Secretario de Estado Henry Kissinger sobre un posible golpe en Argentina, a mediados de febrero de 1976, el secretario de Estado adjunto William Roggers señalo la posibilidad de violaciones a los derechos humanos después de la toma del poder por parte de los militares. “esperamos que [el gobierno militar] sea amigable hacia los Estado Unidos”. Le informaron a Kissinger. Sin embargo, en su lucha contra las guerrillas, el gobierno militar argentino seguramente incurriría en violaciones a los derechos humanos tales que generarán críticas internacionales. Esto podría derivar en presiones sociales y del Congreso que complicarían nuestra relación con el nuevo régimen”. Anticipándose a los problemas con EEUU sobre la represión contra la subversión que iban a implementar, el “grupo militar” se acercó a los oficiales de su propio ministerio del exterior para aconsejar sobre como el futuro gobierno militar podía evitar o minimizar el tipo de problemas que los gobiernos chileno y uruguayo tenían con los EEUU sobre el tema de los derechos humanos.

Tal vez para discutir este tema, los documentos muestran que los militares argentinos buscaron reunirse con Kissinger antes del golpe – una idea desalentada por el embajador Hill. El 13 de febrero de 1976, Hill se reunió con un empresario norteamericano de origen argentino de nombre “sr Carnicero” quien le informó que varios oficiales de alto rango le habían pedido que organizara una reunión entre un representante militar competente y el secretario Kissinger para que le pudieran explica la necesidad de tomar el poder y obtener garantías de pronto reconocimiento. El embajador rechazó la reunión por considerar que “tal reunión, si fuera de conocimiento público, podría ser malinterpretada en detrimento de los oficiales y del secretario Kissinger”. En un pasaje revelador, Hill le recordó al emisario que “la embajada ha indicado, discretamente y por terceros, que el gobierno de EEUU reconocerá el nuevo gobierno de Argentina”.

Mientras el día D del golpe se acercaba, los militares argentinos parecían acercarse a otros actores políticos influyentes. En una misión que sigue envuelta en misterio, cables del FBI y del Departamento de Estado revelaron que el ex director de la Agencia de Inteligencia de la Defensa (DIA), el teniente general Daniel O’Graham, llegó a Buenos Aires solo 12 días antes del golpe, acompañado por el senados ultra conservador Jesse Helmes y sus asistentes. Temiendo que la llegada de Graham (que había sido como director adjunto de la CIA antes de asumir su cargo en la DIA) pudiera generar rumores de que los EEUU en la preparación del golpe. El embajador Hill lo urgió a que saliera del país. “Espero que este problema quede resuelto” Hill escribió a Washington más tarde “podría ser extremadamente embarazoso, y dañino para nuestra relación”. Fuentes del FBI informaron que el General Videla, esperaba que un emisario se reuniera con Graham “para explorar en detalle las recomendaciones del general respecto al aspecto de las relaciones públicas del proyectado golpe de las Fuerzas Armadas Argentinas contra el gobierno.

De acuerdo a los documentos, el propio embajador Hill decidió abandonar el país el 17 de marzo, antes del golpe, para contrarrestar las acusaciones de conocimiento y participación norteamericana. “creo, por lo tanto, que es en mayor beneficio del gobierno que proceda con mi plan como si no tuviera aviso previo” Hill escribió al departamento de estado mientras se preparaba para su partida “El hecho de que voy a estar fuera del país cuando el golpe suceda, será, según creo, a nuestro favor indicando que ni la embajada ni el gobierno de EEUU no estuvieron involucrados”.

Solo un día antes de que se llevara a cabo el golpe, el embajador Hill informó al Consejo de Seguridad Nacional “que Washington necesitaba estar listo para comprometerse con el gobierno militar “mientras [este documento] se escribe Argentina está en un estado de incertidumbre”. Hill le avisó a la NSC que “Argentina ha sido uno de nuestros principales interlocutores y esto no va a cambiar bajo el nuevo gobierno, sin importar quien reemplace inmediatamente a la sra. Perón (si y cuando sea reemplazada), el hecho es que Argentina necesita de los EEUU tanto como nosotros necesitamos de ella… [eventualmente] volverá a la normalidad jurídica en una búsqueda desesperada de inversiones. EEUU puede esperar ser el primer país al que acudirá Argentina.

“No hay evidencia de que los EEUU instigaran el golpe”, dice Carlos Osorio, director del proyecto de Documentación del Archivo de Seguridad Nacional del Cono Sur. “pero los EEUU aceptaron y tácitamente apoyaron, el cambio de régimen porque Washington compartía la posición militar que el golpe era la única alternativa al caos en Argentina” Los documentos indican que los oficiales estadounidenses querían creer que el líder del golpe, el general Videla, era un moderado”. La dictadura militar que siguió mató y desapareció a más de 30.000 personas.

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