Por la reincorporación inmediata de la docente Flavia Angelino

Escribe Joaquín Antúnez

Tiempo de lectura: 2 minutos

Tras haberse desempeñado durante 14 años como Profesora Titular de las materias "Proyecto de investigación en Ciencias Sociales", "Proyectos Organizacionales" y "Política y Ciudadanía" del Colegio San José de Quilmes, Flavia Angelino fue desplazada de manera arbitraria y unilateral por parte de los directivos de la institución. Se trata de un despido encubierto, que las autoridades pretenden ocultar cínicamente alegando que continúa teniendo 20hs en la escuela, cuando fue corrida de sus cargos que ejercía desde hace más de una década, sin su consentimiento y en plena pandemia.

La gravedad de este atropello se profundiza si se tiene en cuenta que los motivos de su desplazamiento se vinculan a cuestiones ideológicas. Como socióloga y como docente, Flavia intentó cultivar el pensamiento crítico y autorreflexivo entre sus estudiantes y también ha acompañado su proceso de organización colectiva, que tuvo un salto cualitativo en el contexto de la disputa por la implementación de la ESI, rechazada por los directivos del Colegio debido a su orientación religiosa.

Su despido viene precedido, además, de casi dos años de violencias por parte de las autoridades de la institución, obstaculizando sus propuestas pedagógicas, retaceándole recursos para las clases virtuales en 2020, eliminándola de grupos de whatsapp, entre otras; un hostigamiento que comenzó luego del despido -también por cuestiones ideológicas- de otro colega sociólogo docente de la escuela, y de su afiliación al gremio SADOP, algo que resulta casi inadmisible en los colegios privados, que muy frecuentemente persiguen y despiden a los docentes que están sindicalizados, cercenando el derecho elemental de los trabajadores a su organización.

Docentes privados: ¡a organizarnos!

El caso particular de Flavia, es representativo a su vez de las arbitrariedades y de la persecución política que sufren una pluralidad de docentes que trabajan en escuelas confesionales y de gestión privada, y cuyo presupuesto está subvencionado por el Estado en más de un 50%. También los estudiantes son víctimas del autoritarismo vigente en las mismas, y de allí que se sientan interpelados por los profesores que promueven una mirada crítica y desnaturalizadora de las estructuras sociales vigentes.

Este ataque generalizado contra la docencia es completamente ignorado por el gremio (SADOP) que debería velar por los derechos más elementales de los trabajadores docentes. La exposición al COVID es altísima en las escuelas privadas, que sostienen la presencialidad de lunes a viernes durante jornadas de 4 horas, como mínimo.

El cercenamiento más elemental al dictado y desarrollo de las propuestas pedagógicas refuerza de esta forma el acoso patronal, en el fondo es la garantía de seguro para que no existan voces contrarias a la presencialidad criminal. Contra los despidos, el acoso y el cercenamiento los docentes debemos organizarnos desde nuestras escuelas. Organicemos reuniones y asambleas, votemos representantes propios e impongamos las condiciones de trabajo que el gremio entrega.

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