Escribe Flor Palombo
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La presencialidad impuesta por los gobiernos nacional y porteño se llevó la vida de Jorge Langone, docente porteño que trabajaba en la escuela 13 del DE 21. Esta cruda manifestación de la realidad movilizó a la docencia porteña. La adhesión el paro convocado por Ademys el pasado lunes 29 fue alta, esto fue admitido incluso por los delegados de la UTE (que se limitaron a convocar a una testimonial jornada de “reflexión”) en los grupos de docentes de diferentes escuelas.
Se realizaron, además, actividades en varios distritos de la Ciudad: semaforazos, bocinazos, corte de calle con carteles pidiendo justicia por Jorge y señalando al Estado como responsable de su muerte. En la escuela donde trabajaba Jorge, se realizó una conferencia de prensa convocada por Ademys y que contó con la presencia de una gran cantidad de docentes de la ciudad.
En varias asambleas distritales se discutió la necesidad de convocar a reuniones de la docencia de cada distrito para seguir la lucha. En el distrito 21, la asamblea abierta se pronunció en rechazo a las clases presenciales y se conformó una comisión de “Docentes contra la presencialidad en pandemia” que ya se encuentra realizando una campaña de afichadas en las escuelas de todos los distritos, flyers de difusión y ha previsto reunión virtual para el lunes 5, en la que se discutirán nuevas acciones en el marco de esta campaña.
El contexto en el que muere el compañero Langone es harto conocido para los y las docentes de la Ciudad. Hay una sensación de que Jorge podemos ser todos y todas. El caso ha impactado de lleno en la conciencia de los y las trabajadores de la educación. No hay condición que valga en un contexto en el que la exposición al virus puede valernos la vida, a cualquiera de nosotros.
La docencia de CABA es consciente de que el propio Cafiero ha señalado que estamos transitando la segunda ola y eso se evidencia, en cada barrio porteño, a partir del aumento de los casos de COVID. Sin ir más lejos, en la propia Ciudad de Buenos Aires se han duplicado los casos – 2.000 casos en un día. Centenares de burbujas se han cerrado, miles de docentes, no docentes y estudiantes se han contagiado y es sabido que esto se irá recrudeciendo. A su vez, las vacunas escasean y se han prorrogado las segundas dosis. Pero la mayoría de los docentes porteños ¡aún no ha recibido ni la primera!
En este marco, es imperiosa la organización de docentes y familias por la suspensión de clases presenciales. La Comisión de “Docentes contra la presencialidad”, que ahora también se ha puesto en pie en la Ciudad, tiene que ser la punta de lanza de la organización docente en torno a la defensa de la vida y la salud de docentes, no docentes, estudiantes y familias.
Queda demostrado que la línea de la “presencialidad cuidada” es inviable. Es necesario, entonces, desarrollar un bloque político y sindical de lucha que potencie la campaña que ya está en marcha en contra de la presencialidad en este contexto epidemiológico. La segunda ola de la pandemia ha llegado y ha penetrado en las escuelas.
Llamamos a todos/as los docentes de la Ciudad a sumarse a la Comisión de Docentes en contra la presencialidad en pandemia y también los/as convocamos a participar de la asamblea unificada convocada por Ademys, el martes 6 de abril, para profundizar el desarrollo de esta campaña.