El FIT-U y la deuda: la quiebra alcanza a la izquierda

Escriben Ana Belinco y Joaquín Antúnez

Tiempo de lectura: 3 minutos

La votación en el Congreso Nacional de la ley de “Restauración de la Sostenibilidad de la Deuda Pública Extranjera” ha dejado al desnudo no sólo la quiebra nacional sino la propia quiebra del conjunto del FIT-U.

¿Quién investiga?

En una declaración conjunta, el FIT-U, comienza por señalar que el proyecto de Ley es un “cheque en blanco” al Ejecutivo. Con ese argumento reclaman la necesidad de "una investigación" de la deuda, pero en ningún reglón de la extensa declaración se da un indicio de quién debería llevar a cabo está investigación, lo cual termina encapsulando la responsabilidad por ella en el Congreso Nacional.

Este camino dudoso quedó explícito durante las intervenciones de los diputados del FIT-U, en las que, una y otra vez, exigieron que se pongan en funcionamiento los mecanismos parlamentarios de control del Congreso, o sea depositando su confianza en algún tipo de avance por esta vía. El Congreso ya ha vuelto a demostrar su negativo a ello, por enésima vez, precisamente al darle el ‘cheque en blanco’ de la sostenibilidad de la deuda. Cuando el Congreso declaró el default, en diciembre de 2001, para poner fin a la convertiblidad, demostró los extremos a que está dispuesto a llegar ante una quiebra generalizada de la economía, lo que nunca significó dejar de honrar la deuda contraída o investigarla.

Ya en julio de 2018, la bancada del PTS había presentado un proyecto que llamaba a un referéndum con respecto a la deuda. Aquel proyecto fue co-firmado por la diputada del PO. La cuestión estratégica de la deuda fue puesta a merced del sistema electoral controlado por el estado y el capital.

Por otra parte, la declaración conjunta sostiene: "Planteamos la ruptura con el FMI y el repudio y no pago a la deuda usuraria; la nacionalización de la banca, del sistema energético y de las riquezas y el patrimonio nacional para centralizar los recursos y poner en marcha una transformación integral bajo la conducción política de los trabajadores para dar satisfacción a las apremiantes necesidades sociales". Se trata de palabras vacías que evita, cuidadosamente, trazar un plan de lucha o acción.

Epicentro de la crisis

La caracterización política del conjunto del FIT-U, adolece de un gran ausente en su declaración: el rol de Argentina en la crisis continental y, sobre todo, el riesgo de quiebra que significa para el FMI y la economía mundial, un default de Argentina. La quiebra de Argentina es un hecho inevitable. No existe posibilidad de pago de la deuda externa, como lo demuestra su crecimiento espiral en Argentina y en el mundo, en un cuadro de recesión y deflación. La deuda pública mundial equivale cinco veces al PBI mundial.

Argentina reviste un lugar estratégico para el FMI, debido a que una quiebra del país invalidaría al FMI como elemento “estabilizador” de los países en quiebra. El FIT-U desconoce esto en su declaración y asume una fórmula del pasado, "que ese dinero vaya a los trabajadores, no a los capitalistas". Esto, hemos señalado, es desconocer el carácter puramente especulativo de la deuda.

El FIT-U tira por la borda de esta manera el camino a una clarificación al conjunto de los trabajadores. Una campaña contra el pago de la deuda externa y todas las reivindicaciones populares no puede omitir este punto, porque es la base objetiva y material de las tendencias a la rebelión popular que sobrevuelan la Argentina y numerosos países. El FIT-U puede hacer denuncias parciales, pero no traza una perspectiva política, salvo si es derrotista.

Cuento chino

Un último elemento, a destacar, es el referido a “las tendencias a la lucha que están presentes en el movimiento de masas”. Resulta revelador este giro discursivo de 180 grados en la caracterización del FIT-U, sin que reconozca su teoría del “planchazo” o del "conservadurismo" de las masas en la situación política. En período electoral no sólo se negaban las luchas en curso, sino que, por medio de la votación positiva a la Ley de emergencia alimentaria que es parte de esta Cadena de leyes de salvataje, fueron pata por izquierda del régimen. Ni hablar de las reiteradas expresiones del mandamás del Polo Obrero, para “que Macri siga”.

Ha sido necesaria una rebelión popular en Mendoza o una tenaz resistencia de parte de los trabajadores de Minetti contra dos intentos de desalojo para que el FIT U corra por atrás a las tendencias a la lucha del movimiento de masas. Incluso, se nombra a Kimberly Clark entre la tendencia a la lucha de los trabajadores, pero en una reciente nota firmada por los delegados que militan en el oficialismo del PO se señala lo siguiente:

“La caracterización de amplias capas de trabajadores sobrepasando a la burocracia sindical, con tendencia a la rebelión fabril y ocupaciones de plantas, es forzada y desvía del gran desafío en este nuevo escenario político para las agrupaciones sindicales combativas: agrupar a los trabajadores contra el pacto social en marcha que ata al movimiento obrero al gobierno de Alberto Fernández y al Estado.” Es decir que la ocupación de Kimberly no sobrepasó a la burocracia y fue un desvío – debían ir atrás de la comisión investigadora de la deuda por parte del Congreso.

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