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Ante la nueva escalada del coronavirus, el gobernador de Córdoba ha confesado, ayer 13 de abril, su compromiso indeclinable con la continuidad de la explotación laboral irrestricta bajo condiciones pandémicas cada vez peores, tales como las que vivimos en estos momentos, y más aún con las que se avecinan.
Con el lema “cuidar la salud, el trabajo, y la educación de los cordobeses”, el gobernador y su ministro de Salud -reunidos con los dueños del negocio de la “salud privada”- han anunciado que se mantendrán todas las actividades económicas y educativas presenciales de la provincia sin nuevas restricciones, y que se incrementarán en más del 100% el número de camas críticas que hoy tiene el sistema de salud (sector público más el privado). A la vez, a los popes del negocio de la salud privada que lo entrevistaron para advertir sobre “la situación económica” que atraviesan, el gobernador les garantizó que no va a “dejar caer ni una sola clínica” del sistema privado. Esto significa claramente que el gobierno pondrá los recursos del Estado para ir al rescate de toda clínica privada insostenible. Mientras tanto, a los trabajadores de la salud se les viene negando la recomposición salarial de sus ya miserables sueldos. Está muy claro el carácter de clase que tiene la política del gobierno frente a la pandemia.
En otras palabras, el gobernador Schiaretti le ha garantizado a la burguesía local, y a la extranjera radicada en la provincia, que el sistema sanitario se preparará para recibir a todas las víctimas del coronavirus que sean necesarias generar, con tal de mantener la misma escala de producción económica de la normalidad, pero en pandemia. Cuenta ya con el apoyo de la patronal de la salud privada para semejante aventura a cambio del rescate financiero del sector. El anuncio del ex menemista Schiaretti, lejos de “cuidar el trabajo” exhibe crudamente su intención de seguir sacrificando a la población trabajadora exponiéndola al contagio masivo de coronavirus, con el “noble” propósito capitalista de garantizar los negocios y ganancias del empresariado industrial y rural, la casta “VIP” que no está alcanzada ni obligada a cumplir con la misma presencialidad exigida por el gobierno a los trabajadores, y que muy por el contrario, se mantiene muy cuidada y operando a distancia.
En sintonía con el gobierno nacional de Alberto y Cristina, Schiaretti ha ratificado su compromiso de mantener la actividad educativa presencial en todo el ámbito provincial, a pesar del reclamo reiterado de los docentes, al que se ha sumado retórica y tardíamente la burocracia de UEPC-CTERA. El “afán educativo” de Schiaretti y los Fernández no se trata de un “compromiso” con la educación sino que es una política que obedece a la alta incidencia económica que tiene el movimiento de todos los estamentos educativos en la actividad económica general. Es decir, a través del movimiento cotidiano de docentes, no docentes y estudiantes, se transfieren diariamente, desde sus bolsillos, cientos o miles de millones de pesos a las arcas de las empresas del transporte, de la alimentación, de combustibles, de seguros, textiles, higiene, etc. etc. etc. Pero sucede que todo ese mismo movimiento es el que está propagando el virus, infectando desmesuradamente a toda la población trabajadora. Las escuelas casi no contagian, claro, pero todo el movimiento que se despliega hacia las escuelas y desde su salida es tan mortífero como las fiestas clandestinas.
¿Cuál es el verdadero significado del anuncio del incremento de las camas críticas? En primer lugar, el gobernador no ha aclarado si las 1700/2000 camas que supuestamente se sumarán, son nuevas camas que ampliarán el total de camas hospitalarias disponibles hoy, o son camas que actualmente ya están en el sistema, como camas de cuidados medios o básicos, y en realidad van a ser “reconvertidas” en camas críticas. Si éste fuera el caso, se estaría generando un gravísimo déficit en las camas destinadas a internar pacientes con otras enfermedades, tanto o más graves que la provocada por el coronavirus. Sería el método de tapar un agujero con el tapón de otro, o sea, dejar en el desamparo a unos pacientes para cubrir las necesidades de otros.
Pero si el caso fuera que no van a ser camas reconvertidas sino que serán 1.700 a 2.000 camas nuevas, inmediatamente surge el interrogante: ¿existe actualmente mayor espacio, o sea suficientes metros cubiertos de hospital, para emplazar las camas anunciadas? Se requieren de 15.000 a 18.000 metros cubiertos (casi dos manzanas) para albergar la cantidad de camas anunciadas. Esa infraestructura hoy no existe. Sin embargo, la promesa del gobierno es para fines de abril o principios de mayo de 2021. ¡Faltan dos semanas para ese término!
Ahora bien, aun suponiendo infundadamente que son camas que se agregarán sin afectar las existentes destinadas a cuidados no críticos, resulta por lo menos extraño que no se haya difundido el monto total de la inversión y en cuanto tiempo se ejecutará, y cuando se llamará a licitación para la provisión e instalación de la tecnología de toda UCI, dado que, las camas críticas (cuidados intermedios/intensivos) no son simplemente camas, sino que cada unidad implica un estándar en equipamiento tecnológico indispensable, por ejemplo, equipos de monitoreo, desfibriladores, respiradores, etc. todo lo cual no se logra de un día para el otro, ni siquiera en las dos semanas que faltan para alcanzar la fecha prometida. Pero el desborde de contagios es hoy, y la saturación del sistema de salud será “mañana”.
Por otro lado, cualquier incremento en el número de camas críticas implica necesariamente el incremento del personal sanitario, de lo contrario, las camas serán sólo un adorno de hospital. Por lo tanto, también se requiere la inmediata y proporcional designación de los profesionales de la salud -médicos y auxiliares especialistas en cuidados intensivos- para la atención de semejante cantidad de camas, ya sea en el sector público o el privado. Con la actual planta permanente y la contratada de trabajadores de la salud, la capacidad profesional terapéutica hoy es insuficiente para atender una ocupación plena de las camas críticas disponibles. Sin embargo, en su discurso, el gobernador no dijo una sola palabra respecto a la contratación de personal sanitario que cumpla esa función, y menos aún respecto a los reclamos salariales y la lucha que actualmente llevan a cabo los trabajadores de la salud de la provincia.
En cualquiera de estos casos, es evidente que el anuncio de Schiaretti es una nueva estafa del gobierno contra la salud, el empleo, y la educación de los trabajadores de Córdoba. No hay 2.000 camas críticas ni las habrá cuando el sistema sea desbordado por la pandemia. El “gran” anuncio de las 1.700/2.000 camas del gobierno “cordobesista” es una ficción y una estafa macabra, un anuncio infundado emitido con el propósito de justificar su compromiso de mantener la presencialidad educativa, las actividades económicas sin restricciones, y las ganancias empresarias a costa del contagio masivo de la población trabajadora y la propagación del virus.
La política anti sanitaria y anti humana del gobierno provincial, así como del gobierno nacional, constituye un accionar decididamente criminal contra los trabajadores. La presencialidad en pandemia es un crimen de Estado.