Una radiografía alarmante de la pobreza y la precariedad laboral del país

Escribe Emiliano Monge

Tiempo de lectura: 4 minutos

Los datos brindados por el Informe de Seguridad Social que realizó el ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social, evidencian la alarmante situación de la pobreza, precariedad e informalidad laboral en el país. Fueron tomados en función del relevamiento de las estadísticas del IFE (ingreso familiar de emergencia). El IFE llegó a casi 9 millones de trabajadores de la economía informal, monotributistas sociales, monotributistas de las categorías A o B y a trabajadoras y trabajadores de casas particulares y desempleados. Las solicitudes superaron los 11 millones. El gobierno hizo tres pagos del IFE: uno entre abril y mayo, otro entre junio y julio y el último entre agosto y septiembre, pero meses después se confirmó que no habría un cuarto pago.

El IFE fue de $10.000 pesos en tres tandas, esto es, $5.000 pesos por mes, para personas entre 18 y 65 años. De este segmento etario, el 32% fue beneficiado. Representó el equivalente a casi cinco puntos del PBI. El IFE se entregó a un miembro por hogar, lo que redujo enormemente la cantidad de beneficiarios. El informe muestra que una alta tasa de beneficiarios del IFE no tenían ni siquiera un mes aportado o sólo pocos meses.

Empleo precario y jubilaciones de indigencia

Durante 2020, según estadísticas oficiales, entre los trabajadores informales el empleo bajó al 67% y entre los cuentapropistas, 36% - receptores del IFE. A eso se agrega que el nivel general de pobreza (42%) afecta más a los trabajadores informales: 41% para cuentapropistas y 43% asalariados y 61% entre los desocupados (eldiarioar, 21/4). Entre los asalariados no registrados en Argentina, el empleo se contrajo 38% entre el cuarto trimestre de 2019 y el segundo de 2020, mientras que la suma de horas trabajadas por los trabajadores informales disminuyó 47%. Todavía hay 865.000 trabajadores menos que a fines de 2019 (ídem). La crisis reforzó el proceso de precarización del mercado laboral.

Esto queda en evidencia en el informe sobre el IFE: el IFE 1 respondió a la primera tanda de beneficiarios y mostró que el 57% no tenía ningún mes aportado, y el 14% tenía escasos meses aportados. En 2% mostró entre 10 y 20 años de aportes. El IFE 2 a la segunda, y las estadísticas mostraron que el 42% no tenía ni un solo mes de aportes, y sólo el 19% tenía algunos meses de aportes. Sólo el 5% pudo reunir entre 10 y 20 años de aportes. El 84% de los 6,5 millones de beneficiarios IFE 2 son trabajadores informales y/o desocupados. Otro 11% trabajadores monotributistas (11%). Solo un 3% de los beneficiarios del IFE 2 eran trabajadores de casas particulares, mientras que el 2% se encontraba inscripto en el Progresar.

En números totales, cruzando datos de los 8,9 millones de personas que percibieron el IFE el año pasado, se puede observar que, del universo de personas, la mitad no tiene ningún mes de aportes, y otro 20% tiene pocos meses aportados. Esto significa que el 70% de los 9 millones de beneficiarios, esto es, 6,3 millones de personas, quedan por fuera de la posibilidad de jubilarse al no tener aportes suficientes. Incluso si comenzaran a tenerlos a partir de ahora.

“Entre los que tienen entre 56 y 65 años de edad sin un pasaje por un empleo formal también resultó muy elevado", indica el informe (Clarín, 21/4). 37% para IFE 1 y 26% para IFE 2. Esto significa que aproximadamente, el informe detecta –al menos– un universo de 3 millones de personas que no podrán jubilarse a pesar de tener edad suficiente. Esta situación se agrava constantemente en el país.

Sólo un 3% puede justificar entre 10 y 20 años de aportes. Esto es, una mínima proporción tendría la posibilidad de recibir una jubilación en el futuro. Recordemos que al no tener la cantidad de años necesarios por ley para jubilarse, la PUAM cubre el 80% de la jubilación mínima de $21.000, por debajo de la indigencia.

Precarización en la juventud

En el informe de Seguridad Social, también se observa que del total de beneficiarios, el 73% (6,5 millones) no tenía otro beneficio, y casi la mitad (47%) eran hogares unipersonales, en su mayoría jóvenes entre 18 y 24 años (1,7 millones), esto es, el 19% del total. La juventud es uno de los sectores más afectados por la precarización laboral, y el desempleo (que entre 20 y 29 años ronda el 25%). 1,5 millones de jóvenes que no estudian ni trabajan en Argentina.

Uno de los causales del aumento de la informalidad en la juventud son las “plataformas” y el “teletrabajo”, que absorben una parte importante del empleo joven. Según un estudio “solo 55% realiza aportes provisionales por su actividad en la plataforma a través del régimen de monotributo y apenas 40% posee obra social a raíz de su trabajo” (https://perio.unlp.edu.ar/ojs/index.php/revistadejuventud/article/view/6490/5477).

Para el tercer trimestre de 2020 los varones hasta 29 años fueron quienes sufrieron una mayor baja en la tasa de empleo interanual, del 17%, seguido por las mujeres de esa misma franja etaria, con 11%.

Al mismo tiempo, la caída del empleo afectó en mayor medida a los y las trabajadores y trabajadoras de menores calificaciones. Quienes tienen estudios primarios incompletos redujeron su empleo en 28%, mientras que quienes tienen estudios universitarios lo hicieron en 7,6%, de manera interanual (eldiarioar, 21/4).

Las mujeres

El 27% restante de beneficiarios del IFE (2,4 millones) recibía la AUH o AUE (embarazo). Las mujeres fueron en su mayoría las beneficiadas por el IFE I, mientras que los hombres lo fueron por el IFE II. La proporción de mujeres aumenta significativamente entre los beneficiarios de IFE 1: 94% de prestaciones otorgadas a mujeres. Entre los beneficiarios del IFE 2 en mayor proporción fueron varones (59%). “Esto puede ser explicado mayormente por las características de la AUH, prestación en la que existe prioridad de cobro para las mujeres”, dice el Informe.

Sin embargo, “Estos datos evidencian que el grupo que se encuentra en la situación más desventajosa en lo que respecta a la trayectoria laboral formal son los titulares de la AUH y AUE (IFE 1) que son casi todas mujeres” (Clarín, ídem). Reciben mayor proporción de subsidios, pero son las más golpeadas por la precarización, informalidad y desempleo.

“Esta situación da cuenta del problema estructural que presenta el mercado de trabajo argentino, manifestando una elevada y persistente informalidad laboral en determinados grupos poblacionales”, concluye el Informe. Y agrega: “El número total de beneficiarios puso en evidencia la situación de fragilidad en la que se encuentra gran parte de la población, exponiendo la desigualdad existente en la calidad del empleo en el país”.

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