El 8 de marzo, el derecho al aborto, la lucha contra el ajuste y el FMI

Escribe Luisina Montenegro

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El próximo 19 de febrero la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto convoca al movimiento de mujeres a una actividad frente al Congreso para dar difusión al proyecto de ley que presentará por enésima vez en el parlamento. Será un festival con talleres, música y un pañuelazo; el lema: #abortolegal2020. La actividad se realizará a dos años del primer gran pañuelazo, que meses después culminó con cientos de miles rodeando el Congreso por la legalización del aborto.

En las reuniones preparatorias, a las que asistieron organizaciones de izquierda, la juventud radical y la Cámpora, entre otras organizaciones, estuvo ausente, sin embargo, el debate sobre la política del gobierno FF, que anunció que presentará su propio proyecto. Tampoco se debatieron las contradicciones de los diversos anuncios que emanaron del oficialismo, por ejemplo, despenalización, legalización, objeciones de conciencia institucionales o individuales, por qué el gobierno no toma para sí el proyecto que, en forma reiterada, ha planteado el movimiento de la mujer. El propósito de evitar confrontaciones prematuras convive con una tendencia a considerar la posibilidad de un compromiso con lo que será el planteamiento oficial.

Aunque distintos voceros gubernamentales anticiparon que Alberto Fernández dará a conocer el proyecto en la apertura de sesiones, eso está lejos de ser cierto. El 1 de marzo, AF seguirá con el juego de los anuncios, para salvar el escollo que representa, para un bloque de gobierno dividido, la celebración, una semana más tarde, del Día Internacional de la Mujer Trabajadora. Según Página/12, existe un borrador confeccionado por la secretaria Legal y Técnica de la Nación, Vilma Ibarra, junto con un equipo de expertas de los ministerios de Mujeres, Género y Diversidad, De Desarrollo Social y de Salud. El borrador iría más allá la despenalización del aborto: legalizaría el derecho a la interrupción voluntaria del embarazo y garantizaría la atención en los hospitales públicos (Clarín, 5-2).

La Iglesia anticipó estos acontecimientos con una decisión provocadora, como es una peregrinación a Luján, el 8 de marzo. Tendríamos así una demostración de fuerza contra los derechos de la mujer, no solamente contra el derecho al aborto. El clero es contrario a una verdadera educación sexual y a medidas anti-conceptivas, y es cómplice del abuso sexual y la pedofilia de parte de los curas. Bergoglio y Fernández han pactado saldar la divergencia que tienen en este punto en el ámbito de los lobbys del estado y la trenza parlamentaria, dando al Frente de Todos libertad de ‘conciencia’ y de acción, o sea el derecho a dividirse en este campo. El ‘borrador’ de Ibarra debe pasar todavía por el filtro de la burocracia oficialista del Estado, poblada de clericales.

Este escenario priva de argumentos al feminismo kirchnerista para objetar y oponerse a las reivindicaciones contra el ajuste contra trabajadores y jubilados, y por lo tanto contra el FMI, que ahora es presentado como partidario de una quita sustancial de la deuda externa contraída con los fondos internacionales. Un ajuste que, bien entendido, haría imposible, económicamente, la atención de la mujer en los hospitales públicos y en toda institución asistencial. Ofrecer un apoyo a la política financiera y social de los Fernández, a cuenta de un proyecto de legalidad del aborto que nadie conoce, es un atentado contra los mejores intereses y propósitos de la lucha de las mujeres, que debe ser defendida por todos los trabajadores. Apartar la lucha contra el ajuste del movimiento de la mujer, es entregar a las mujeres y familias empobrecidas al clero y a todo el bloque político reaccionario que se escuda en los pañuelos celestes.

El 8 de marzo en una oportunidad para que las mujeres llevemos nuestras demandas a las calles. Nuestras reivindicaciones más urgentes no se circunscriben al aborto: la agudización de la miseria social, el ajuste que significa el pago de la deuda, los aumentos en sumas fijas a los salarios y jubilaciones carcomidos por la inflación, el trabajo precarizado y mal pago son urgencias para las mujeres de la clase trabajadora.

Preparemos un enorme paro internacional de mujeres junto a los trabajadores; en defensa de las rebeliones populares en Chile y Colombia; contra el gobierno proto militar en Bolivia; contra el bloqueo económico y la amenaza militar contra Venezuela; en apoyo a los alzamientos populares en todo el mundo, en especial en Palestina, y en Irak, Irán y Líbano; en defensa de las jubilaciones, los salarios, las paritarias y la cláusula gatillo en todo el mundo.

Por el derecho al aborto legal seguro y gratuito, el acceso a anticoncepción gratuita de calidad y a educación sexual laica y científica en los centros de estudio, barriales y de trabajo.

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