Tucumán: los trabajadores de la Salud, un escenario neuquino ante la segunda ola

Escribe Elena “Mocha” Soria

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El cuadro epidemiológico es definitivamente grave en Tucumán. Hemos tenido picos de casi 900 casos diarios, y pisos por encima de los 500 casos. Desde el propio Ministerio de Salud anunciaron que las nuevas cepas, Manaos y Británica, ya circulan en la provincia. Como ocurre a nivel nacional, el nivel de testeo de la población es muy bajo, la vacunación avanza a paso de tortuga y es muy bajo el porcentaje de vacunados que recibieron la segunda dosis. Incluso aún no se ha completado la vacunación del 100% del personal de salud que trabaja en centros privados, aunque en muchos casos también lo hacen en los centros públicos.

La política del gobierno -mientras los funcionarios de salud preanuncian una suba exponencial de los contagios para los próximos tres meses- va a contrapelo de la salvaguarda de la vida de la población. Sostiene a como dé lugar la presencialidad escolar, en el sistema de transporte donde no rige ningún protocolo y el sistema público de salud que se las arregle con los recursos que hay, incluso menores -humanos y materiales- respecto de los del año pasado. En la provincia lamentamos la muerte de 102 trabajadores de la salud durante el 2020 y más de 5 mil contagiados, de los cuales una parte importante no pudo retornar todavía a sus servicios debido a las secuelas post covid. Otro porcentaje, producto de la lucha, continúa licenciado por ser del grupo de riesgo.

Frente a este escenario, la dirección del SIPROSA está reorganizando los hospitales, cerrando servicios que asistían a otras enfermedades, suspendiendo cirugías y turnos programados y concentrando el poco personal que aún le queda para la atención de salas febriles y guardias covid19. Esto, claro, tiene consecuencias directas en la salud general de la población.

En lugar de aumentar la cantidad de personal, proveer de recursos materiales o acondicionar los espacios físicos, los funcionarios de SIPROSA se han dedicado en cambio a atacar a los trabajadores de la salud, por un lado, realizando descuentos por los días de paros, y amenazando con quitar el descuento de la cuota sindical al SITAS, el único gremio que no firmó la paritaria de indigencia que ATSA y SUMAR acordaron con el gobierno.

Todo este explica que los trabajadores de la Salud, con distintas acciones, estén enfrentando la política negrera del gobierno.

Los residentes de diferentes hospitales han realizado acciones de lucha reclamando que se les respete su formación de base, el lugar donde realizan las residencias y en contra de las extensiones de la jornada laboral. Los hospitales más combativos, como el Hospital del Carmen, Centro de Salud y Avellaneda vienen realizando acciones conjunta, de cortes y movilizaciones.

En todos lados se han realizado asambleas repudiando los nuevos intentos de reorganización donde se ven avasalladas las condiciones laborales y los bajos salarios.

Con este escenario, la conducción del SITAS decidió dar marcha atrás con los paros sin concurrencia y se ha limitado a realizar denuncias mediáticas o ante el nuevo Defensor del Pueblo. Ahora han gestionado ser recibidos en la legislatura, lo que indica que la dirigencia del SITAS se está orientando en colocar los reclamos de los trabajadores de la salud en la interna del gobierno, en la expectativa de que el vice gobnernador Jaldo y su bloque -enfrentados con el gobernador Manzur- pueda resolverlos.

Desde Tribuna de Salud señalamos que Jaldo, en estos 6 años en la presidencia la legislatura, no impulsó ninguna medida a favor de los trabajadores de la Salud. Colocar los actuales reclamos en sus manos representa un callejón sin salida. Lo fundamental es desenvolver una lucha independiente de todas del gobierno y sus distintas alas, por eso se hace imprescindible la convocatoria de una nueva intehospitalaria con delegados con mandatos de asambleas.

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