Prospettiva Operaia: “La crisis capitalista ha extendido las consecuencias de la pandemia”

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Queridos compañeros y queridas compañeras, un saludo desde Italia en nombre de Prospettiva Operaia.

Este Día Internacional de los Trabajadores 2021 llega tras un año en el que la crisis capitalista se ha mostrado como una pandemia, extendiendo la muerte y la alienación por todo el mundo, afectando de forma significativa y traumática a la vida de todos nosotros y desencadenando una nueva recesión de magnitud excepcional en la economía mundial. La recesión italiana es la más grave jamás registrada en tiempos de paz.

En Italia, la crisis histórica del poder de la burguesía nos ha llevado a un gobierno de unidad nacional, dirigido por el ex presidente del BCE Mario Draghi. Incluye a casi todos los partidos que se sientan en el parlamento, y desde el principio las burocracias de los mayores sindicatos han garantizado su apoyo y disposición a colaborar, montados en la ilusión de que en un momento de tanta dificultad podrían coincidir los intereses de los trabajadores y de la patronal.

En sus primeros meses de vida, el nuevo Gobierno ha tenido que hacer frente a dos cuestiones urgentes y fundamentales: la campaña de vacunación y la elaboración del PNRR (Plan Nacional de Recuperación y Resiliencia), el plan para gestionar la financiación europea del Plan de Recuperación, la principal razón por la que las finanzas internacionales y las grandes empresas italianas han presionado para que nazca un Gobierno de Draghi.

En la guerra de vacunas que se jugó entre los distintos estados, una guerra en la que el primero en llegar a la finalización de la campaña de vacunas puede acelerar el proceso de recuperación económica y salir aventajado en la competencia entre estados, salió a relucir toda la debilidad y decadencia del capitalismo europeo y de todo el edificio político e institucional europeo, frente a las otras grandes potencias mundiales. En consecuencia, en Italia, el resultado final ha sido el de una campaña de vacunación que tiene dificultades para despegar y que no ha alcanzado los objetivos inicialmente previstos.

Por otra parte, en lo que respecta al plan de recuperación, Europa ha garantizado a Italia casi 250.000 millones de euros. Draghi declaró que esta liquidez se utilizará en el futuro inmediato para reparar los daños causados por la pandemia y en el futuro para reestructurar el tejido industrial y la administración pública italiana. Detrás de las principales consignas de "Revolución verde y transición ecológica", de "Digitalización, innovación, competitividad y cultura", se esconde el único gran propósito de esta operación: el rescate de la burguesía.

Ninguna operación, de hecho, incluso una mayor inyección de liquidez que la del plan de recuperación, podrá aumentar las fuerzas productivas o desarrollar la ciencia y la tecnología. Estas languidecen desde hace mucho tiempo, porque están monopolizadas por un grupo restringido de monopolistas, que no están interesados en invertir en ciencia y tecnología, sino sólo en exprimir los salarios y las pensiones para contrarrestar la caída de la tasa de beneficios.

Hace unos años que en Italia se habla de la cuarta revolución industrial, pero toda la operación de la Industria 4.0 comenzó en la década pasada a menor escala y con pobres resultados, anticipando lo que está ocurriendo hoy y ocurrirá mañana: es decir, que nos encontraremos con una operación de rescate de empresas, dinero público entregado a empresas privadas. En pocas palabras, el rescate de una clase, que nunca como en este momento muestra su naturaleza parasitaria, incompatible con la vida humana y privada desde hace tiempo de toda función histórica en el progreso de la humanidad. Por el contrario, los trabajadores ya están sufriendo los cambios de un mercado laboral cada vez más feroz, en el que el coste de la mano de obra se abarata cada vez más, con menos empleo general, como atestiguan las recientes renovaciones de los contratos nacionales de sus categorías, en primer lugar la de los metalúrgicos.

Incluso durante esta pandemia, desde el punto de vista económico, los trabajadores y las trabajadoras han sufrido de forma diferente según su nivel de cualificación y su sector. Sin embargo, gracias en parte a la legislación de congelación del despido aprobada por el gobierno anterior con el objetivo de contener la tensión social y válida hasta finales de junio, todavía no hemos visto una vuelta a la lucha general por parte de la clase trabajadora. Obviamente, hay excepciones relacionadas con algunas pequeñas pero significativas realidades presentes sobre todo en el sector de la logística que han sufrido importantes actos de represión patronal e incluso de escuadrismo fascista, en algunos casos.

La pequeña burguesía, de hecho, ha sido una de las clases más afectadas, y la pandemia ha hecho aún más evidente que no hay ninguna fuerza política burguesa capaz de hacerles frente. Su descontento ha sido explotado por los negacionistas y la extrema derecha.

En esa fase, sólo un movimiento obrero combativo podría hacerle frente. La izquierda, incluida la izquierda "de clase" o "revolucionaria", fue sorprendida por el acontecimiento, porque fue impotente para analizar la fase histórica de la decadencia capitalista y, por tanto, para intervenir y consolidarse entre la clase con un programa de clase. En consecuencia, no ha sido capaz de unirse ni siquiera en una lucha significativa para detener la producción, legitimando de hecho la gran farsa de los protocolos de seguridad en el trabajo acordados por la cúpula de los sindicatos mayoritarios con el gobierno y las empresas, sino que, por el contrario, como ha sucedido aquí en Italia, en muchos casos se ha puesto abiertamente del lado de la reapertura de las escuelas, hecho que siempre ha coincidido con un posterior aumento de infecciones y contagios. Ni siquiera ante una catástrofe planetaria consigue esta izquierda volver a poner el tema del poder en su agenda política.

Tal y como se recoge en el comunicado de este acto internacionalista del 1 de mayo, la humanidad se encuentra actualmente en una encrucijada. El camino que está tomando actualmente es el que lleva a la catástrofe, de la que esta pandemia fue sólo una primera muestra. El otro camino que se puede tomar es el del desarrollo del progreso científico y tecnológico y el de la emancipación de la explotación capitalista. Pero este camino sólo es posible en manos de un gobierno obrero, producto de una revolución socialista.

Debemos recomponer la vanguardia obrera internacional en una lucha por sus intereses históricos. La lucha por la revolución socialista y el gobierno de los trabajadores. Discutamos, estudiemos, luchemos para construir una Internacional Revolucionaria.

Gracias a todos.

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