El Mundial de Qatar 2022: superexplotación y más de 6500 muertes obreras

Escribe Antonella Efe

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Luego de toda la polémica de sobornos, fraude y corrupción entre la FIFA y los emires y jeques qataríes, desde que fue elegido como sede de la Mundial de fútbol 2022, más de 6.500 trabajadores migrantes de Bangdalesh, Nepal, India, Pakistán y Sri Lanka han muerto en Qatar, uno de los países asiáticos más ricos del mundo. Es un promedio de 12 muertos por semana desde que comenzó (2010) la construcción multimillonaria de siete nuevos estadios, además de aeropuertos, hoteles, transportes e incluso una nueva ciudad levantada en el desierto que aguardan al turismo internacional en uno de los eventos más importantes y lucrativos en el mundo del deporte.

Se estima que el número total de muertos es aún mayor, porque la cifra mencionada no incluye a los trabajadores de países cuyos gobiernos no han facilitado datos, como Filipinas y Kenia.

Las muertes, que han sido subestimadas por la FIFA, son consecuencia directa de la superexplotación y maltrato que sufren los obreros y las pésimas condiciones de vida a las que están expuestos en sus lugares de “descanso”- El hacinamiento y falta de medidas de higiene y seguridad son moneda corriente. The Guardian, el periódico británico que llevó adelante la investigación sobre estas muertes, revela que muchas han sido por caídas durante la construcción, asfixia por ahorcamiento y causas indeterminadas que apuntan al estrés generado por las altas temperaturas a las cuales están expuestos los trabajadores, entre ellas, insuficiencia cardíaca o respiratoria. Por otro lado, más de 250 muertes han sido por COVID, ya que, de más está decir, ninguna construcción fue demorada por la pandemia. La mayoría de los obreros muertos no son sometidos a autopsias y se registran como muertes “naturales”.

Es importante mencionar que el sistema Kafala fue clave para esta brutal violación de los derechos laborales y humanos; a través de él, las empresas privadas toman el rol de patrocinadoras y el gobierno delega en ellas la supervisión y responsabilidad de los trabajadores extranjeros. Sin el permiso de las mismas empresas, los trabajadores no pueden renunciar, cambiar de trabajo, ni volverse a su país. Sólo en agosto pasado este régimen de semiesclavitud sobre los migrantes fue desmantelado.

Los números develan de manera tajante el negociado multimillonario que envuelve al fútbol y el lucro capitalista por sobre la vida de los trabajadores: según Amnistía Internacional, las constructoras Eversendai y Six Construct ya obtuvieron ingresos de más de 35 y 90 millones USD hasta el momento, mientras que la FIFA tiene miras de superar los 6.400 millones de dólares que recaudó luego del Mundial de Rusia 2018.

Varios equipos de fútbol, como Alemania, Noruega y Holanda, han demostrado, a través de distintas intervenciones en los partidos, su repudio a esta masacre silenciosa en el emirato.

Solidaridad internacional con los obreros migrantes.

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