Masacre en Río de Janeiro: milicias y narcos por el control de las favelas

Escribe Emiliano Monge

Tiempo de lectura: 4 minutos

Miles de partidarios de Jair Bolsonaro salieron a las calles el 1° de mayo al grito de “Yo autorizo”. Reclamaban que el presidente convoque a las fuerzas armadas con el propósito de romper cualquier tipo de confinamiento o medida de prevención contra la pandemia. Una investigación reciente, titulada “La expansión de las milicias en Río de Janeiro”, realizada por el Grupo de Estudios de Nuevas Ilegalidades (GENI) de la Universidad Federal Fluminense y el Observatorio de las Metrópolis de la Universidad Federal de Río de Janeiro, afirma que “a lo largo de las últimas décadas, el poder armado de las llamadas ‘milicias’ sobre territorios, poblaciones y mercados se ha estado expandiendo en la ciudad de Río de Janeiro y área metropolitana” (página12, 3/5).

Estas milicias se nutren de ex policías, bomberos, suboficiales de las fuerzas armadas, lúmpenes para todo servicio y narcos. De allí surgió el asesino de la concejala y militante Marielle Franco, el 14 de marzo de 2018. Los familiares de Bolsonaro y el propio presidente fueron acusados como responsables. “Existe una evidencia notoria de la relación de estos grupos con el clan Bolsonaro. El propio presidente estimuló públicamente su descontrol más de una vez. Su hijo Flavio distinguió en la Asamblea de Río a uno de sus jefes, Adriano da Nóbrega” (ídem).

La investigación dice que en estos últimos años hubo “un notable fortalecimiento de las milicias”. El informe cubre el período 2007-2020. “La ambigua relación entre las milicias y el Estado parece estar relacionada con la capacidad de estos grupos para multiplicarse y expandir su influencia, ocupando territorios cada vez más extensos y eligiendo cada vez más representantes de sus intereses para importantes cargos políticos”. El informe también cita a la plataforma digital Pista News: “que las milicias controlan el 56,8% del territorio de la ciudad de Río de Janeiro, donde una población de 2.178.620 personas (33,9% del total) vive bajo el dominio armado de estos grupos” (correodelorinoco, 3/5).

En algunas favelas controlan servicios esenciales como el suministro de agua, luz y gas, además de la televisión por cable, el transporte y la oferta de seguridad bajo amenazas. Pero es en el mercado inmobiliario donde consiguen hacer la diferencia más rentable. El trabajo aporta que además de los servicios de custodia impuestos bajo extorsión son “las actividades inmobiliarias legales e ilegales una de las principales – si no la principal – fuente de ingresos de las milicias” (ídem). “La investigación por el asesinato de la concejala Marielle Franco y su chofer Anderson Gomes también arrojó fuertes indicios de la participación de parlamentarios vinculados a milicias en su planificación y que su motivación estuvo relacionada con las acciones de la concejala contra la forma en que estos grupos operan en el mercado inmobiliario”. Controlan programas estatales como “programa Minha Casa” y “Minha Vida (MCMV)”.

El informe también indica que “los barrios en los que hay predominio de territorios en disputa (35,1%) concentran el mayor número de operativos policiales (45,5%), seguido de barrios donde el grupo armado predominante es el Comando Vermelho que, si bien representa solo el 26,4% de los barrios controlados por grupos armados, concentra el 40,9% de los operativos policiales. Con las milicias ocurre lo contrario: en el 27,7% de los barrios controlados por grupos armados, hay predominio de milicias y, sin embargo, solo el 6,5% de los operativos policiales realizados” en esas zonas de Río de Janeiro.

El jueves 6 de mayo, 25 personas fueron asesinadas en una razzia policial en RJ, la más letal en décadas, en la favela Jacarezinho. La favela de Jacarezinho es considerada una importante base del comando Vermelho. La de este jueves es la segunda mayor masacre en Río de Janeiro, luego de que en 2005 muriesen 29 personas en la Baixada Fluminense. Este tipo de razzias policiales sirven para dirimir asuntos por el control del negocio del narcotráfico y para reforzar la represión sobre los barrios más pobres que son los más afectados por la pobreza y la pandemia. Como así afirmar el control de las favelas por parte de bandas bolsonaristas.

El STF prohibió el año pasado las redadas policiales durante la pandemia, pero el gobernador de Río, Cláudio Castro (PSC) junto a autoridades centrales, hicieron caso omiso a la orden del tribunal. Las cifras de heridos y muertos en acciones policiales comenzaron a subir en noviembre pasado. La violencia es endémica en Río: Solo en 2021, el Instituto Fogo Cruzado ya ha registrado 30 casos en los que tres o más personas fueron asesinadas a tiros en la región metropolitana de Río. En total, son 139 las muertes en estas circunstancias” (El País, 6/5). “Tengo unos 10 informes de personas que me dicen que la policía entró en sus casas registrando y tirando todo. Toda la favela está tomada”, dice un residente.

El ex secretario de la Policía Civil de la ciudad, Marcos Vinicius Braga, definió a las milicias en noviembre de 2019 con bastante elocuencia. “El narcotráfico y la milicia de hoy son exactamente lo mismo. Son malvados criminales que dominan la sociedad local, sin importar si la sociedad quiere o no. Tratamos a la milicia como al narcotráfico. Son criminales. Es mentira que un miliciano no trafica con drogas, es mentira que no roba carga, que no roba autos. Hace todo lo que hace el narcotraficante”. Y mucho más, porque son la base de maniobra de la represión popular, de un posible golpe de estado y de ataques y asesinatos militantes. A esto se suma que 9 mil militares de alto rango ocupan los principales puestos en los diferentes órganos de la administración pública. Ganan el sueldo como militares y salarios con las prebendas. Son la base de maniobra del fascismo.

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