Una guerra de masacre para aplastar una rebelión popular

Discurso de cierre de Jorge Altamira en el acto en la proximidad de la embajada de Israel.

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Compañeras y compañeros,

Es un orgullo para todos nosotros que hayamos salido a la calle como tantos pueblos y trabajadores en el mundo entero para condenar la terrible agresión, el bombardeo criminal del estado sionista contra el pueblo indefenso de Gaza - ese territorio que ha sido definido correctamente como la cárcel a cielo abierto más grande del mundo.

Hasta hace muy poco tiempo se consideraba a la causa palestina si no terminada, por lo menos profundamente acallada. Donald Trump se puso de acuerdo con Netanyahu y decidieron trasladar la embajada norteamericana a Jerusalén, y el gobierno norteamericano avaló los planteamientos de Netanyahu de transformar a Israel,, declaradamente en un estado racista, es decir, en un estado que sólo reconoce como ciudadanos a aquellos que se identifican con la religión judía. Parecía que era la noche negra para el pueblo palestino. Pero la semana antes a la crisis actual, a raíz de un nuevo intento entre millones de intentos anteriores por expropiar viviendas de la población árabe- palestina el este de Jerusalén se produce dentro del Estado de Israel lo que ha ocurrido en EEUU con #LaVidaDeLosNegrosImporta, lo que ocurre en Colombia, lo que ocurre en Chile, lo que ocurre en Ecuador - se produjo una rebelión popular de la población palestina – árabe que vive dentro de las fronteras del Estado de Israel. Netanyahu respondió: “esto es una guerra civil, esta es una guerra que no podemos tolerar y menos aun cuando este levantamiento empieza a suscitar rebeliones populares en Cisjordania, en el Líbano y en la propia Jordania, donde el 55 % de la población es palestina”

Estamos ante un fenómeno histórico que hasta donde yo recuerde solo tiene un antecedente: la huelga general de trabajadores judíos y trabajadores árabes en el año 1936. Que fue aplastada precisamente por eso: por ser una huelga general de trabajadores y obreros unidos contra el régimen colonial y contra el régimen feudal imperante. Reconozco en este levantamiento que se desarrolla en el pueblo palestino ese nivel histórico. Por eso Netanyahu ha decidido una guerra criminal prolongada contra Gaza, una guerra que no va a tener fronteras, porque esta rebelión pone en crisis política completa al Estado de Israel. Hay que ubicar históricamente esta agresión, porque la otra cara, la fundamental, es una rebelión popular como nunca se vio en Medio Oriente. Bastaría que esta rebelión popular fuera acompañada por una nueva Primavera Árabe, en Túnez, en Egipto, como ocurrió en el año 2011, para que el Medio se convierta en la cuna, pero no ya histórica de tantas rebeliones, sino que se convierta en el centro de una gran revolución mundial contra el derrumbe capitalista pandémico que estamos viviendo.

Por eso estamos acá en la calle. Es, en nuestra opinión, para comenzar una campaña política de larga duración, porque Netanyahu ha dicho “esto es una guerra civil”. Simplemente les doy una información: en el momento en que se producen estos acontecimientos, el presidente de Israel había convocado a la oposición a formar gobierno para reemplazar a Netanyahu. Es como en una famosa película de Robert De Niro, donde un presidente norteamericano podía perder las elecciones. En esa película el presidente norteamericano pregunta: “¿dónde podemos hacer una guerra para que me salve?”. Y ahora todos los derechistas, izquierdistas, centro-izquierdistas, del estado sionista han vuelto a apoyar a Netanyahu. Al precio de una destrucción masiva en la franja de Gaza.

Quiero terminar este acto CONDENANDO al gobierno de los Fernández, el gobierno que el año pasado, con otros treinta países, firmó la alianza internacional que habían escrito Trump y Netanyahu. Y el Ministro Solá pidió a todos los parlamentos del país y al Congreso Nacional que lo ratifiquen, y hasta ahora fue ratificado por la Legislatura porteña. El gobierno que ató tanto el destino de Argentina desde Menem a la alianza de Netanyahu y Trump es el gobierno que dice que condena la “”desproporción de la represalia. ¡Es el lenguaje de la hipocresía! Los Fernández no pueden decir más que eso porque al otro día se le cae el acuerdo con el FMI. Al otro día se le cae la deuda externa. ¡Al otro día se les cae todo! En esta incapacidad para condenar sin subterfugios este bombardeo criminal reside el status semi-colonial del gobierno “nacional y popular”. Y tiene que ser condenado sin ambages. No es que no va muy lejos, no es que se quedó corto. No. Está atado al imperialismo y lo disimula con el lenguaje de la hipocresía.

En la Argentina (y lean los diarios del último fin de semana) vivimos también un clima de rebelión popular, porque no es posible que en la Argentina el 62% de los niños se encuentren debajo del nivel de pobreza. Los que mejor lo saben son los niños y los padres de esos niños. Ellos saben que esto no se puede tolerar y están buscando el momento de manifestarlo como en Chile, como en Colombia, como en Ecuador, como en Perú o contra Bolsonaro, el hombre que dijo que frente a la pandemia había que ofrecerse de cara al virus, o como Trump o como Piñera. Los criminales de la pandemia.

Entonces llamo desde esta tribuna, en nombre de la organización a la que pertenezco, a alertas, movilizaciones, propaganda, clarificación; porque podemos estar asistiendo a un movimiento internacional que nos va a llevar a nosotros mismos a una rebelión popular.

¡Muchísimas gracias, compañeros y compañeras!

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