El vaciamiento de Telefónica-Movistar

Escriben Flavio Pereyra, Rodrigo Dragicevich y Naranja Telefónica Mayoría

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Telefónica lleva adelante un plan de retiros y prejubilaciones para 1500 trabajadores, el 11% de la planta. El año pasado había concretado otra eliminación de cientos de puestos laborales, que no son recuperados con nuevos ingresos. Pretenden cubrir esos trabajos incrementando la productividad, los ritmos de trabajo y la jornada laboral apretando por las categorías de 9 horas, aprovechando el derrumbe salarial.

Telecom ya anunció su propio plan de retiros, y además de las categorías de 9 horas, ya logró incrementar la jornada laboral de los técnicos de plantel exterior de Foetra y del SAT (Sindicato de Televisión – cableras) mediante 2 horas extras compulsivas agregadas a la jornada de 7hs.

Cuanto más necesario es repartir las horas de trabajo para combatir el desempleo sin bajar el salario, las empresas más se esfuerzan en incrementar la jornada laboral. La conducción de Foetra, que pasa el plan de retiro cada año con un comunicado casi ritual de saludo a la bandera, está discutiendo el llamado “convenio digital” a espaldas de todo el gremio, violando la máxima sindical de no negociar convenios cuando el salario está por el piso.

Cierres y venta de edificios

Pero el vaciamiento completa un abanico más amplio de ataques: redujeron masivamente la atención al público, especialmente mediante el cierre de oficinas comerciales, de las cuales solo les interesa que sean un canal de venta. Además, cierran edificios para imponer el teletrabajo.

Telefónica pretende fusionar o coordinar equipos que realicen tareas similares en sus filiales latinoamericanas, mediante teletrabajo, para así poder seguir expulsando trabajadores. Un plan similar llamado “Candelaria”, que pretendía llevarse del país la supervisión de la red, fracasó en el pasado por la revuelta de los técnicos, pero este tiene un alcance muy superior.

Privatizaciones y hundimiento nacional

El régimen de retiro, vaciamiento y destrucción de servicios que impulsan las empresas es contrario a las telecomunicaciones como servicio estratégico para las necesidades de la población. En plena pandemia, un sector enorme de la población no tiene acceso a los servicios necesarios.

Para las empresas, la liberación de tarifas es condición para invertir. No quieren financiar las inversiones con el capital acumulado (que en buena medida se ha fugado del país), sino que quieren cargarle las costas directamente a los usuarios. Para el kirchnerismo, la salida es que las inversiones que las telefónicas no cumplen sean realizadas por Arsat. Además de insuficiente, el resultado es una mayor carga impositiva para trabajadores ya abrumados, y permite que las ganancias no invertidas sean giradas al exterior. Entre ambos, un monumento a la ineficiencia económica y a la impotencia política.

Los telefónicos y telefónicas nos debemos un amplio debate, porque Foetra abandonó su postura contra las privatizaciones, que son un tumor nacional, y a nuestro salario y condiciones laborales. Rechazamos los retiros y el vaciamiento.

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