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Los medios de prensa han dado un trato desigual a la exposición de la expresidenta en ocasión de la presentación de su libro reciente en la feria de La Habana. Algunos pusieron la atención en la quita que pidió para la deuda de Argentina con el FMI, en las vísperas de una misión que debe llegar a Buenos Aires el miércoles 12. Otros vieron en el discurso un desaire a la gira de Alberto Fernández por Europa, en la que éste planteó una alianza con el FMI contra las pretensiones de los acreedores privados. Nadie se atrevió a fulminar el discurso de CFK con una tapa que advirtiera acerca de una inminente crisis de gobierno. Los dirigentes de los “movimientos sociales” que consiguieron buenos puestos de gobierno, se cubrieron las espaldas, por su lado promoviendo un apoyo a los planteos de Alberto Fernández, o sea el apoyo del Fondo al gobierno frente a los bonistas. Ninguno de estos ‘líderes populares’ reclamó contra el default contra la Anses que hay detrás del arreglo con los acreedores internacionales y el FMI. Lo cierto, hasta ahora, es que los fondos internacionales han rechazado las reprogramaciones sin quita o con quita, que reclamaron Kicillof, frente al vencimiento de un bono bonaerense, y Guzmán, frente a uno nacional.
Es cierto que CFK reclamó al FMI una quita de la deuda, alegando que el Fondo es el responsable de la crisis de deuda, en virtud del acuerdo que firmó con Macri. Dijo que ese acuerdo financió, por medio del endeudamiento, la fuga de capitales, violando los estatutos del FMI, que prohíben operatorias de ese tipo. Probablemente, la expresidenta haya exagerado un poco el tema, pues el acuerdo no admitía el uso del préstamo para defender el tipo de cambio, como lo prueba que desencadenó devaluaciones sucesivas del peso, como no se veía hace mucho. Lo que ocurrió es que el derrumbe del macrismo se llevó puesto el conjunto del plan económico, incluidos los préstamos del FMI, y de algunos fondos internacionales.
La exposición de la expresidenta es relevante por otro motivo –porque tuvo lugar en La Habana y frente a un auditorio encabezado por el presidente de Cuba, Díaz Canel. El ataque al FMI debe ser visto como una advertencia a la injerencia de Trump en la cuestión de la deuda de Argentina, y el apoyo que reclama para acabar con el gobierno de Maduro en Venezuela e impedir un retorno del MAS en Bolivia –además de frenar el ascenso de China en América Latina. CFK proclamó una alianza política con Cuba, que no es aceptada por la mayoría de las camarillas que se coaligaron en el Frente de Todos.
Bien entendido, Cristina Kirchner se ha armado su propia trampa –porque no tiene las condiciones ni la voluntad de ir hasta el final de su propio planteo, ni tampoco lo quiere el gobierno de Cuba. Castristas y chavistas prefieren un gobierno de Alberto Fernández haciendo enormes concesiones a Trump, que una crisis de gobierno en Argentina. Lo mismo China. Xi, Maduro y Raúl Castro son factores de contención política en América Latina, no promotores revolucionarios. Quien mejor lo sabe es la misma CFK, de modo que lo de La Habana ha sido más un desahogo que una orientación política.
Es lo que vamos a ver en los próximos días y semanas, cuando el tema de la deuda ingrese en una fuerte crisis, antes de encaminarse a una negociación. Lo mismo vale para las elecciones bolivianas, cuya justicia electoral impugnó la candidatura a senador de Evo Morales por haber presentado una fotocopia del certificado de nacimiento, en lugar del original (!!). A lo mejor, como una vez sospechó Trump de Obama, el expresidente boliviano nació en Kenya.