Elecciones en Salta

Las perspectivas del voto después de dos años de desquicios

Escriben Julio Quintana y Jorge Altamira

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En las elecciones provinciales adelantadas para el 4 de julio próximo, competirán siete frentes electorales que congregan a un sinfín de listas colectoras. Se presentan un total de 10 mil candidatos.

El gobernador, Gustavo Sáenz, convertido en aliado del gobierno nacional, presenta a “Unidos por Salta”, que reúne a ex miembros del PRO, del romerismo y del radicalismo. “Salta gana”, otra de las listas, agrupa a ex funcionarios del ex gobernador Urtubey y del PJ local, más otros sellos. El Kirchnerismo presentó dos Frentes de Todos, lo cual suena como un contrasentido. La Justicia Electoral se definió a favor del armado del senador Leavy, del Partido de la Victoria; el otro sector, “Salta para Todos”, está conformado por la Unidad popular, Kolina y el PTP/PCR. Lo que quedó del romerismo, el radicalismo y el PRO por fuera del frente oficialista, armó con el el ex senador Olmedo, Juntos por el Cambio + Ahora Patria.

Esta fenomenal disgregación política de los partidos y frentes que responden a la clase patronal, refuta la tesis de Manuel (el Indio) Godoy, ex cerebro del peronismo local, acerca de que el peronismo ha validado su hegemonía política en la provincia. De otro lado, oficializa la quiebra del FdT e incluso del kirchnerismo, adelantando, junto con las elecciones, una perspectiva que tiene proyección nacional. La grieta en el bloque que ha ejercido la dominación política duradera sobre los trabajadores salteños, tiene lugar en medio de una pavorosa crisis sanitaria y un derrumbe en las condiciones económicas de las masas.

Es indudable que el adelantamiento electoral, en el momento más crucial de la peste, responde a un afán desesperado, de parte del gobierno, de retomar una iniciativa política que ha ido perdiendo. No alcanza, sin embargo, un comicio para lograr ese propósito, y menos en medio de una desesperante situación social. Los resultados finales de este proceso electoral están condicionados por esta situación de conjunto, más allá de lo que pronostican algunos sondeos.

Pandemia

En la última semana hubo un salto de más del 60% de contagios con respecto a la anterior y del 900% con respecto al período de inicio de clases. El oficialismo y la oposición están considerando la posibilidad de una postergación de los comicios, pero no están dispuestos a cerrar las actividades no esenciales, por la presión de las azucareras, mineras y madereras, ni qué decir de la de la educación privada. Sáenz se ha declarado presencialista a ultranza. Nuestra corriente política, el PO de Salta, se opone sin vueltas a una postergación electoral que sólo tiene en cuenta el armado del mejor escenario para los partidos capitalistas. En oposición a una postergación de las elecciones, reclamamos una cuarentena para todo lo que no sea esencial; protocolos avalados por los trabajadores en las actividades esenciales, en especial la reducción de la jornada laboral a seis horas, sin afectar el salario; y el voto inmediato de una partida económica extraordinaria para sostener a los trabajadores afectados y al pequeño comercio e industria. Las elecciones deben tener lugar con los protocolos debidos, porque defendemos el derecho del pueblo a pronunciarse en medio de un desmadre humanitario. Es necesario incorporar más personal al sistema de salud, aumentar los salarios y terminar con el régimen de autofinanciamiento arancelario del hospital público. El financiamiento de la pandemia exige, por sobre todo, la estatización del banco Makro, que usufructúa, sin costo, el manejo de las finanzas provinciales.

Deforestación

Una de las razones del adelantamiento electoral es reunir una mayoría para votar la actualización del mapa de ordenamiento territorial de bosques nativos (OTBN). El propósito es autorizar la plantación de soja y maíz en las zonas deforestadas y desmontadas, así como la implantación de una “ganadería integrada y sustentable”, promovida por la Seaboard E.R., Frigorífico Bermejo (del fallecido Brito), y la Finca La Moraleja (de capitales europeos). Los desmontes y la expulsión de campesinos criollos y comunidades originarias, forman parte de la agenda anti-ambiental de la gran patronal y sus partidos. La ciencia ha hecho responsable a esta agenda por la irrupción de epidemias y pandemias.

Las divididas variantes K insisten en ofrecer el sistema de pseudo cooperativas de trabajo para hacer frente a la desocupación. El planteo disfraza la explotación de la fuerza de trabajo en condiciones de precariedad y salarios de pobreza, como ocurre con las Unidades Ejecutoras del programa Potenciar Trabajo del vaticanismo piquetero. El acercamiento abierto de Sáenz a Alberto Fernández ha dejado a los K en “off side” y sin planteos de oposición al oficialismo provincial. Todos estos bloques vehiculizan los intereses de las mineras, en especial la explotación del litio. Estas inversiones, por su lado, están atadas a la reestructuración de la deuda con el FMI.

La izquierda y la coalición PO-NMas

El Partido Obrero de Salta ha enfrentado y desbaratdo el golpe de las expulsiones perpetradas por el aparato nacional, e incluso se anticipó a ellas. Se formó en Salta, antes de la crisis nacional del PO, una nueva mayoría. La vieja dirección ha escamoteado un balance político del retroceso electoral en la provincia, que pasó de un 20% en 2013 a un 2,5% en 2017. Los electoralistas fueron derrotados en su propio terreno, las elecciones. Por las hendijas de la crisis provocada por el aparato del partido han medrado el PTS y el MST, sin influencia en la provincia, para desplazar al Partido Obrero de su primacía histórica en la izquierda. Las dos candidaturas tradicionales de Del Pla y López apenas ocultan una disolución en el FIT-U. El dúo en cuestión procura sobrevivir a fuerza de cuestionamientos judiciales, o sea mediante el otorgamiento al Estado de un derecho de injerencia política en la Izquierda.

La clarificación acerca del estado de la izquierda en Salta, debe partir del señalamiento de este trabajo de liquidación política. Es lo que ha venido realizando la Tendencia del PO y la mayoría del PO de la provincia. Es lo que le ha permitido algo fundamental: mantener la estructura del PO en toda la provincia, en especial en los departamentos de Orán (Yrigoyen, San Ramón, Colonia Santa Rosa, etc) y San Martín (Tartagal, Mosconi, Aguaray), además de la capital de la provincia, Metan y Rosario de Lerma.

En este contexto, se plantea un interrogante ineludible: ¿en qué medida es posible recuperar el terreno perdido y devolver a nuestra corriente histórica un lugar protagónico? Los trabajadores han vivido una intensa experiencia política con el justicialismo-massismo-kirchnerismo a nivel nacional, que los ha hecho retroceder socialmente como nunca antes en la historia de Argentina, desde la crisis del 30 del siglo pasado y su “década infame”. El FITU disputa esta posibilidad de alternativa desde una posición electorera y aparatista.

Considerados todos estos elementos en su conjunto, hemos decidido formar una coalición con el NMas, para potenciar esa posibilidad desde nuestras posiciones socialistas y revolucionarias. Es indudable que entre el PO y el NMas existen diferencias estratégicas y referidas a la situación del momento. Ni uno ni otro las ocultan; hemos impulsado esta coalición, en este marco electoral, para combatir la dispersión política de la Izquierda, que explotan los partidos patronales y que promueve el FIT-U por medio de expulsiones masivas y el intervencionismo del Poder Judicial. Tenemos que derrotar políticamente a dos adversarios: las coaliciones patronales, en primer lugar, y la coalición liquidadora, en segundo lugar. El acuerdo práctico entre el NMas y el PO desbarata una gran trampa: que el oficialismo y la oposición exploten un divisionismo mayor en la Izquierda, como sería el caso de tres listas; y que el FITU siga parasitando gracias a esta dispersión.

Hay que decirle al pueblo de Salta las cosas como son: el hambre y la miseria de este pueblo es responsabilidad de estos gobiernos patronales y de estos partidos patronales. Esa responsabilidad le cae por sobre todo al kirchnerismo, que impulsa esa miseria social como una alternativa ‘nacional y popular’ a la ‘derecha’. La responsabilidad por los contagios y las muertes son de toda esta laya de la ‘grieta’. Hay que decirle, asimismo, lo siguiente: el PO es el partido que apoya e impulsa las autoconvocatorias, no la ilusión en la legislatura y sus numerosas trampas. El PO no se autoproclama, por la simple razón de que los partidos revolucionarios no se construyen para ellos mismos – su propósito estratégico es abrir los caminos de la lucha política a la amplia masa de los trabajadores.

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