SUTEBA: cómo combatimos la ofensiva presencialista en “la tercera ola”

Escribe Mariano Hermida

Tiempo de lectura: 3 minutos

El gobierno bonaerense ha impuesto de manera transitoria, y con límites, la presencialidad escolar en un conjunto de distritos del conurbano. Esto ocurre cuando Argentina se acerca a los 100 mil muertos por coronavirus y las propias autoridades hablan de una “tercera ola” de la pandemia, que atribuye a nuevas cepas. En realidad, las nuevas cepas son una consecuencia de la incapacidad para suprimir la circulación comunitaria de la primera. La variante delta es, después de todo, una mutación de la de Wuhan. La noticia de la “tercera ola” fue seguida del anuncio de nuevas aperturas. Prevalece interés de mantener las ganancias de las patronales, incluidas las de la educación privada.

Debates

Baradel dio el acuerdo de SUTEBA a la reapertura de Kicillof. En Neuquén ocurre lo contrario, luego de la rebelión popular de la Salud – a pesar de la reapertura, los docentes se encuentran en una huelga contra la presencialidad. En diferentes asambleas y reuniones, la docencia bonaerense ha manifestado su rechazo al regreso a las clases presenciales.

La lista Multicolor, que dirige varias seccionales del conurbano, ha rechazado el planteo de Kicillof-Baradel. Convocó a un paro de 48 horas -con un importante acatamiento-, pero rechazó la continuidad. Los paros con fecha de vencimiento puesta son estériles, y eso los saben mejor que nadie quienes los convocan.

La conducción Multicolor aboga por presencialismo condicionado, o sea, acomodado al semáforo sanitario que los K no logran hacer votar en el Congreso. Plantea la suspensión de la presencialidad “dónde no se cumplen las medidas del plan jurisdiccional” (SUTEBA La Matanza, 26/6). Un planteo idéntico al de la lista Celeste, que justamente pactó ese protocolo de “escuelas seguras” con Kicillof. Pero ni el “protocolo” inmuniza a nadie, ni las escuelas, como lo sabe todo el mundo, no reúnen condiciones edilicias, ni de seguridad e higiene mínimas, desde mucho antes de la pandemia.

Por otro lado, cae en la contradicción de condicionar la presencialidad a la vacunación completa, lo cual no figura en ningún “plan jurisdiccional”. “No debe ser convocado a tareas presenciales quienes no hayan recibido las dos dosis”, dice la dirección de la Multicolor (ídem). Pero no lleva adelante el planteo cuando no impulsa paros progresivos crecientes, hasta la huelga general. Pero si el docente doblemente vacunado va a la escuela y el que no reúne esas condiciones, no asiste, la confusión organizativa es completa. Todas estas contradicciones son la expresión de una posición incoherente, que tiene como horizonte, desde el comienzo de la pandemia, la apertura completa de todas las actividades, bajo un sistema de testeos y seguimientos, incluso frente a un Estado incapaz de ello. La vacuna, aprobada en forma “emergencial”, o sea sin haber atravesado todas las pruebas requeridas, tampoco es omnipotente - la semana pasada, en La Matanza, una maestra del nivel inicial falleció por Covid, a pesar de tener ambas dosis de la vacuna.

En lugar de impulsar la huelga, la conducción Multicolor propone acciones aisladas o parciales - “escuela por escuela”- , como retenciones de servicios. Este método deja librados a los compañeros a las presiones de las autoridades. El sindicato tiene la función de combatir la atomización mediante la organización de acciones colectivas, no alentarla. En las últimas reuniones de delegados y asambleas, en SUTEBA Bahía Blanca y SUTEBA Matanza, las agrupaciones del FIT-U militaron contra la posibilidad de retomar las acciones de huelga.

La docencia que ha retornado parcialmente a las escuelas, con “burbujas” y esquemas mixtos, se encuentra con condiciones muy precarias. No hay elementos mínimos de seguridad e higiene, gas ni estufas. En algunos casos, se organiza e impone de hecho la suspensión de la presencialidad. Las familias, sobre todo en secundaria, optan por no enviar a sus hijos para protegerlos del frio invernal. A poco de andar, ya se empiezan a conocer “burbujas” de alumnos y docentes aislados por Covid. Asimismo, el reclamo por la reapertura de la paritaria, ante un salario que viene perdiendo como en la guerra contra la inflación, empieza a extenderse. Motivos para luchar sobran.

Es necesario denunciar esta situación e impulsar una campaña por la suspensión de la presencialidad escolar en pandemia. Las condiciones para retomar las medidas de fuerza por todos los reclamos, debe hacerse sobre la base de asambleas de escuelas y la coordinación de los comités contra la presencialidad.

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