El PO oficial presenta proyecto de ordenanza por una presencialidad “segura”, en el Concejo de Córdoba

Escribe Mariano Hermida

Cuando arranca la “tercera ola”.

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En plena ola invernal, con hospitales colapsados, mientras la docencia se auto convoca en Córdoba, contra el gobernador Schiaretti, y lucha por la suspensión de la presencialidad escolar en pandemia, el oficialismo del Partido Obrero, a través de la concejala del Frente de Izquierda, Cintia Frencia, ha presentado un proyecto en la ciudad de Córdoba para habilitar la presencialidad escolar.

En el artículo 2 se señala que el objetivo de la ordenanza es: “Establecer la educación presencial de carácter opcional mientras dure la crisis sanitaria, pudiendo los padres o cuidadores de estudiantes menores de edad optar por mantener la educación de sus hijos en modalidad virtual”. El texto parece un calco de los reclamos de libertad religiosa que ha defendido el clero en forma reiterada. Cintia Frencia es autora de un libro valioso acerca de la organización de las mujeres en la Segunda Internacional y de su lídereza, Clara Zetkin, a la que reivindica por su delimitación rigurosa del “feminismo burgués de la época”. Como en el caso de la religión, la presencialidad escolar sería una prerrogativa de las familias. El derecho de la institución criticada por Clara Zetkin a mandar a los niños al matadero.

¿No es esto justamente lo que vienen reclamando agrupaciones derechistas y anti cuarentena como “Padres Organizados”, escuelas privadas y la iglesia, mientras piden celebrar misas por los cien mil muertos en Argentina? El proyecto bien podría ser aprobado por el conjunto de las fuerzas políticas patronales. Sus aliados, del PTS e Izquierda Socialista no se han pronunciado hasta el momento. Nos preguntamos si considerarán al proyecto “insólito”.

La justificación del aparato del PO es la misma de Larreta - la importancia de la presencialidad en el sector inicial y primario, dos niveles “en extremo sensibles a la configuración de la subjetividad infantil” (Prensa Obrera, 19/6). Es decir una subjetividad infantil que ignore la amenaza de la pandemia y que ignora las causas sociales-naturales de su irrupción. Una subjetividad de libre mercado, que le enseña a los hijos que los padres deben circular con el virus, para cumplir con el sacrificio diario de proveer plusvalía a sus explotadores. Cinthia y sus tutores tienen un método propio para conseguir la reelección en la dura ‘disputa’ en el FIT-U – ir a la rastra de los medios y conseguir una entrevista, porque no hay nada que atraiga más que ver a una izquierdista con posiciones derechista. La vida por el ‘rating’. Sobre la educación, es claro que el aparato ignora la observación que Marx hace sobre ellas en las famosísimas Tesis sobre Feuerbach.

Es falso, por otro lado, que las familias puedan “optar” libremente por enviar o no a sus hijos a las escuelas. Obligados por el levantamiento de las licencias por cuidado de hijos a cargo, son empujadas a enviarlos a las escuelas. Con la mitad de la población bajo el nivel de la pobreza, sólo podrían “optar” por no enviar a sus hijos a las escuelas para protegerlos del virus, aquellas familias que puedan costear el pago de cuidadoras o niñeras. Pero éstas necesitan de la presencialidad para explotar sus negocios.

Los que no podrían “optar” por la presencialidad y serían obligados a presentarse a las escuelas son los trabajadores de la Educación. En el artículo 5, Frencia manda a trabajar presencialmente a la docencia; sólo exceptúa a quienes “convivan o se encuentren a cargo de una persona de riesgo, que padezca alguna comorbilidad, esté o no vacunado”. Pero el ausentismo por estos motivos se encuentra vigente, con las restricciones de todo régimen capitalista, en la actualidad. La ex discípula de Rosa Luxemburgo y gran legisladora del PO de otrora, ‘concede’ lo ya concedido. No debe sorprender que el proyecto haya recogido un amplio repudio en el comité de docentes contra la presencialidad que se ha conformado en la provincia. Los trabajadores, como ocurre con todos los proyectos de ley del FIT, nunca son convocados, ni consultados a debatir y preparar el contenido de las iniciativas parlamentarias.

En los fundamentos, la ordenanza presencialista señala que el objetivo es “garantizar el derecho a la educación preservando la salud de todo el núcleo familiar”. Ahora, sólo le queda a la concejala convencer de esto al virus y sus nuevas variantes. La “preservación de la salud” no es otra cosa que cortar y suprimir la circulación comunitaria del virus, pero el aparato del PO entiende que se trata de promoverla. Son compatibles, cuando se ha demostrado en el mundo entero y hasta el cansancio, justamente, lo contrario. La apertura de las escuelas aumenta la circulación, los contagios y muertos por covid. En Prensa Obrera, el aparato del PO dice que el proyecto ”presenta una serie de medidas para garantizar la educación sin poner en riesgo a la comunidad educativa, entre ellos, la provisión permanente de insumos de higiene (alcohol en gel, barbijos, detergente, etc.) en cada establecimiento educativo de la ciudad, junto con la entrega gratuita al personal educativo y estudiantes de kits individuales de bioseguridad” (ídem). La autosuficiencia sanitaria.

El aparato del Partido Obrero, debemos admitirlo, es consecuente hasta la terquedad. A comienzos de este año se había definido como parte la “la corriente internacional de la presencialidad escolar” (Pitrola díxit), una suerte de IV Internacional contra los trabajadores de la educación. Ahora lo acentúa, cuando el ministro de Salud de Larreta, Fernán Quirós, anuncia que la “tercera ola es inevitable”. Con esta necedad boicotea las autoconvocatorias de docentes que reclaman contra la presencialidad en pandemia y el pase a la virtualidad, y militan activamente contra las mociones de huelga en los Sutebas Multicolores, y en Salta. ¿La dirección de la Multicolor presentará el proyecto en las próximas asambleas docentes? Si el FIT-U no ha promocionado este proyecto, ¿el PO oficial lo quiere ‘madrugar’?

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