Alimentación: una paritaria que consolida la miseria

Escribe Pablo Busch

Tiempo de lectura: 3 minutos

La dirección de la Federación de Trabajadores de la Industria de la Alimentación (FTIA) se aprestó a firmar hoy un acuerdo paritario para el periodo mayo 2021-abril 2022, que establece un aumento del 42% en cuatro cuotas – 13% en mayo, 10% en agosto, 9% en noviembre y 10% en febrero. Esta paritaria del 42% está en línea con la pauta salarial que han firmado varios sindicatos por arriba del 40%. Aquellos que firmaron por el 29% -originalmente inscripto en el Presupuesto- ya están reclamando reabrir negociaciones o activar las “cláusulas de revisión”.

La oferta que adoptó la FTIA fue realizada por la Cámara Empresaria en el marco de la convocatoria a un paro de 4 horas por turno previsto este miércoles 30 de junio. Antes, en el marco de las negociaciones, ya se había realizado un paro de 2 horas. La Federación anunció que consultaría la oferta de último momento con los trabajadores de las distintas seccionales, pero a las pocas horas -y a pesar del rechazo mayoritario de los trabajadores allí donde pudieron expresarse- anunció que firmaría por el “apoyo unánime” de las filiales. No hubo convocatoria a asambleas de fábrica. Sólo en algunas seccionales se hizo plenario de delegados.

Salarios e inflación

A partir de este acuerdo, la categoría inicial pasará a percibir a partir de mayo $324,64 por hora, lo que equivale a un salario mensual de $64.928, equivalente a la Canasta de Pobreza. Es decir que, muy pronto, los trabajadores de la alimentación volverán a percibir salarios de convenio por debajo de la línea de pobreza y menos de la mitad de la Canasta Familiar.

El acuerdo del 42% no contempla ninguna compensación por lo perdido en la paritaria 2020, en la que, a pesar de ejecutarse el récord de tres cláusulas de revisión, fue del 41,5% contra una inflación interanual del 48%. El acuerdo actual se mide con una perspectiva inflacionaria que nadie calcula por debajo del 50%, por lo que arranca en perspectiva 8 puntos abajo de la carestía. De esta manera, la FTIA consolida, año tras año, un salario de pobreza a la medida de los objetivos de las empresas.

Pandemia y vacunas

Los trabajadores de la Alimentación fuimos declarados esenciales desde el primer día de la pandemia, independientemente de si las empresas producían golosinas o alimentos básicos. Tampoco importó el stock productivo de cada fábrica, ni si lo que se produce está destinado a la exportación o a garantizar el sustento en el marco del cierre de actividades de millones que se vieron sin ingresos. La Federación no reclamó en ninguna instancia contra la esencialidad trucha, por la que miles de trabajadores de la Alimentación se contagiaron y varias decenas murieron. La ´esencialidad´ no rige para las patronales a la hora de pagar salarios, ni tampoco blindó a los trabajadores de Bimbo San Fernando, despedidos por el cierre de la planta.

En el marco de las paritarias, la Federación ha levantado un reclamo de prioridad en las vacunas para los trabajadores, en común con la Cámara Empresaria. Al no cuestionar la esencialidad trucha, el reclamo de vacunas coloca al Sindicato en un campo común con la patronal: los más interesados en que sus obreros reciban prioridad en las vacunas son los empresarios, que no quieren saber nada más de contagios, cercos y paros por falta de personal, que detengan la producción.

La Federación, a espaldas de los trabajadores

El acuerdo del 42% de la FTIA no fue consultado con ninguna asamblea obrera en ninguna fábrica del país. Tampoco se discutieron previamente los términos del reclamo. La consulta, de no más de dos horas, se redujo a "los cuerpos orgánicos", es decir a las seccionales y algunos delegados. Esto suele ser siempre así, pero este año tiene el agravante de que la mayoría de los Sindicatos y cuerpos de delegados tienen sus mandatos vencidos y han sido perpetuados por la venia del Estado.

El acuerdo deja en manos de los cuerpos de delegados de las fábricas la defensa del salario mínimo equivalente a una canasta familiar. Es un escenario que se repite, lo que ha llevado a qué varias decenas de comisiones internas del país tomen en sus manos la lucha. El reclamo salarial está más que nunca vinculado a la construcción de una nueva dirección en el STIA, y al reclamo inmediato de elecciones en todas las fábricas y seccionales.

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