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El Sindicato de Obreros y Empleados del Azúcar San Isidro (SOEASI) denunció la militarización de la planta del ingenio San Isidro en Campo Santo, Güemes.
Dos videos muestran a la policía y la infantería provincial apostada dentro y fuera del predio. “La complicidad del gobierno provincial con la patronal explotadora del ingenio comenzó hace tiempo”, denuncia el secretario general del SOEASI, Mariano Cuenca. Es que el gobierno provincial, como su predecesor Urtubey, se juega a sostener el fraude laboral de las patronales azucareras.
Descabezar al sindicato para consagrar la precarización
Tres años atrás, en 2018, la patronal de aquel entonces el Grupo Gloria decretó el cierre de la planta como medio de presión con un único objetivo: descabezar la organización sindical y consagrar la precarización laboral de sus trabajadores. Los trabajadores denunciaron que la patronal no había bajado ni un punto su ganancia y continuaba exportando azúcar orgánica a más de 20 países. El Grupo Gloria también sostenía un enorme negociado de corte de bioetanol en las naftas.
Con este cierre unilateral, logró 730 despidos, entre ellos a la totalidad del cuerpo de delegados y la comisión directiva, que había conquistado con huelgas la mejor tira final de salarios azucareros del cordón. A los despedidos sólo les pagó el 50% de las indemnizaciones correspondientes y, más tarde, armó una lista negra para que los activistas sindicales no pudieran trabajar en ninguna empresa de la zona. Muchos emigraron a trabajar a las minas, otros quedaron simplemente sin trabajo.
En junio del 2018, en un concurso de acreedores, el Grupo Gloria vendió el Ingenio al grupo Los Balcanes, de Rocchia Ferro, y al Grupo Ruiz, patronal exportadora de porotos. Meses después, el grupo Los Balcanes se retiró de la empresa, la que quedó exclusivamente bajo el mando del Grupo Ruiz, una patronal vinculada a los escándalos de corrupción de los Panamá Papers de Macri.
Con el sindicato fuera, esta nueva patronal re contrató solo a 250 trabajadores, pero sin convenio, estabilidad ni antigüedad alguna. Los despidos implicaron una recomposición de la patronal, la cual prohibió cualquier actividad sindical, impidió el ingreso del Sindicato en inspecciones laborales y desconoce el pago de la cuota sindical de los afiliados.
Con el quiebre de la organización de trabajadores, generó un cuadro de terror y persecución hacia dentro de la fábrica con una arremetida de aprietes y nuevos despidos. El sindicato denuncia que la patronal amenaza a aquellos trabajadores que intenten afiliarse al sindicato o acercarse siquiera a la vereda del sindicato.
Desde el 2018, la patronal intentó armar un sindicato trucho con una vieja lista pro-patronal, la Verde, que en el 2017 fue derrotada por la actual directiva. Ante el fracaso de aquel emprendimiento electoral patronal, la vía que resolvió fue la liquidación del sindicato para quebrar, así, los derechos laborales de los obreros. Los salarios actuales son incluso más bajos que en 2018. Continuaron con la misma cartera de clientes, pero recortando el costo de la fuerza de trabajo. Un negocio redondo.
Se reanima la lucha
Frente al inicio de la zafra, el reclamo del sindicato es el pago inmediato y actualizado de las indemnizaciones a todos los trabajadores despedidos en 2018; el pago de las cuotas sindicales; la apertura de negociaciones paritarias; el cese de toda persecución contra los dirigentes sindicales, delegados y trabajadores en general del Ingenio San Isidro; la reincorporación de los despedidos; y el respeto a las leyes laborales vigentes en defensa de los derechos e intereses de los trabajadores.
Luego de un ciclo de derrotas, bajo el macrismo, de las luchas del 2009 al 2016, que implicaron 630 despidos para el remate del Ingenio La Esperanza; 181 despidos y la imposición del turno relevante en El Tabacal, contra el que lucharon desde el 2011; más de 100 despidos en Ledesma y el cierre del San Isidro; esta lucha es clave para la recomposición de la lucha de los obreros azucareros para revertir las avanzadas patronales del último periodo. Es una pulseada de primer orden. Vamos por su victoria. Desde ya nos disponemos a este objetivo.
