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El GCBA, entre gallos y medias noches, convocó a una reunión de mesa salarial, en la que comunicó su propuesta de aumento para la docencia porteña. La misma consiste en un aumento del 5%, en el mes de agosto y otro 5%, en el mes de noviembre. La propuesta, es irrisoria. El aumento propuesto llevaría, recién en el mes de noviembre, a $52.000 el salario de un docente con 12 años de antigüedad.
La “oferta” cuenta con el respaldo de la CGT, ya que UDA firmó el acuerdo, adjudicándose la ´victoria´. En un comunicado afirman que “la entidad pudo reabrir la discusión salarial luego de arduas gestiones” (UDA 14/7). Las “gestiones” redundaron en la entrega de nuestro salario. La UTE, por su parte, si bien advirtió que convocará un plenario de delegados por sector, aún no puso fecha de realización. La idea de segmentar el plenario, por otra parte, responde a la necesidad de evitar cualquier tipo de plan de lucha unificado e instrumentar las resoluciones a capricho. Por otro lado, dejará a un lado la participación de varias escuelas que, si bien cuenta con referentes afiliados al sindicato, no pudieron elegir delegados por el decreto nacional que prohíbe las elecciones sindicales de todo tipo, a la que UTE no opuso ninguna resistencia. Así planteado, con rechazo o no, es una manera de dejar que el acuerdo pase. Ademys, por su parte, han rechazado la oferta, ratificando el paro convocado para el 2 de agosto próximo. Otro sindicato porteño que se pronunció en contra fue Camyp, pero sin convocar a ninguna instancia de deliberación ni medida de fuerza.
La propuesta anticipada del gobierno es un manotazo para intentar contener a la docencia porteña, que viene de protagonizar huelgas a repetición contra la presencialidad educativa, en el marco de una deliberación por el salario que recorre al conjunto del movimiento obrero. La mesa salarial docente es ilustrativa del papel que están jugando la CGT y la CTA, de colaboración con los gobiernos.
El bolsillo aprieta. La docencia, en el marco de aumentos de precios, tarifas y alquileres, que han pulverizado todos los porcentajes otorgados, comienza a sacar conclusiones. Muchas docentes, jefas de hogar, con la presencialidad en pandemia, han tenido que renunciar a un segundo cargo porque el Estado no les otorgó las dispensas por cuidados de menores.
La docencia mira con buenos ojos la lucha impulsada por los trabajadores del Garrahan, que ha colocado en el escenario porteño, para el conjunto de los trabajadores del estado, la necesidad de un aumento salarial de emergencia, en un cuadro de creciente inflación.
Impulsemos, asambleas distritales y coordinadoras entre sectores de trabajadores, por un aumento salarial de emergencia del 50% y la reapertura de las paritarias, por un salario igual al costo de la canasta familiar, la indexación del salario según la inflación y el 82% móvil para la jubilación. Desde esta orientación y con este programa, impulsamos el paro convocado por Ademys.