Escribe Iván Marín
Una discusión por cargos electorales que disimula el rol de la burocracia sindical y del PJ en la crisis provincial.
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"Las mujeres no tienen capacidad técnica para elaborar un proyecto y llevar algo a Nación que nos pueda representar", espetó sin ruborizarse Jorge “Loma” Ávila, secretario General del Sindicato del Petróleo y Gas Privado. Dicha barrabasada fue el mejor argumento que encontró para justificar la casi segura ausencia de mujeres en el encabezamiento de las listas del PJ en la provincia. Del otro lado, aunque en la misma barricada, organizaciones feministas del PJ le respondieron acusándolo -con razón- de machista y misógino. La polémica, sin embargo, no va más allá de la rosca del cierre de listas. No podría ser de otro modo, pues todos los sectores en disputa comparten una concepción política de conciliación de clases. Por lo que la rencilla no será un obstáculo para que ambos contrincantes sigan militando en el mismo bando, el del ajuste de Fernández-Fernández en Nación y Arcioni en Provincia.
“Mujeres y Diversidades del Frente de Todxs de Chubut” redactó con prontitud un comunicado repudiando los epítetos de Ávila. “Nos preocupa profundamente que un representante del Movimiento Obrero Organizado y figura pública incurra en esas expresiones. Tristemente aún recordamos que mientras las trabajadoras de Chubut y las representantes sindicales defendían sus derechos en las calles, el mencionado gremialista estuvo al servicio de la violencia contra nuestras propias compañeras”. La referencia a la patoteada comandada por el burócrata contra trabajadores estatales que se encontraban cortando rutas petroleras en defensa de sus salarios en el segundo semestre de 2019, encubre que el “machirulo” actuó en coordinación con el gobierno provincial de Mariano Arcioni, ambos ya en el Frente de Todos. No fue una represión de género, como se desprende del comunicado, sino de neto contenido clasista: ocultar la presencia de varones entre los reprimidos es una canallada.
Como no podía ser de otra manera, el comunicado no se reserva elegirlos para la política de género K: “Escuchar declaraciones machistas, misóginas, y con elevado tono discriminatorio, después de tantos logros referidos a la equidad, la igualdad, los derechos adquiridos en relación al género y diversidades, no hace más que corroborar que algunos dirigentes no están a la altura de las circunstancias actuales, y solo restan con sus opiniones, mientras nosotras avanzamos UNIDAS en la búsqueda de una sociedad más justa y más igualitaria, en la que todos, todas y todes estemos incluidxs. Estas acciones no hacen otra cosa que probar la calidad y notoriedad de nuestras legisladoras actuales, a quienes pretende invisibilizar. Sus dichos afectan la integridad de todas las mujeres y diversidades que integramos el Frente de Todxs”. Las mayúsculas en el texto –“UNIDAS”- no son de cotillón sino una declaración de principios: patronas y trabajadoras, un solo corazón.
Luego de exigirle a Ávila que se retracte y mandarlo a que cumpla con la Ley Micaela, y de aclarar que defenderán el cumplimiento del cupo femenino, cierran con otra sentencia reaccionaria: “Somos las compañeras quienes elegimos a nuestras representantes. ¡Señores, no se entrometan más en nuestras decisiones!”. Como se observa, la concepción política de género contra género no va en detrimento de la conciliación de clases, propia de las fuerzas políticas patronales, en este caso del PJ-kirchnerismo, y de la burocracia sindical. El propio Ávila, luego de retractarse, en un comunicado expresó que “en su primera gestión al frente del Sindicato marcó un hito en el año 2013 con la creación de la Secretaría de la Mujer a través de la modificación del Estatuto Sindical, que empoderó a la rama femenina en un ámbito tradicionalmente ocupado casi en exclusividad por varones".
Lo cierto es que cualquier avance en las conquistas de las mujeres bajo el capitalismo tiene un carácter provisorio, nada asegura su perpetuidad si la correlación de fuerza entre los trabajadores y sectores populares cambia con relación a la de las patronales. No hay liberación definitiva de las mujeres en este sistema, por lo que su emancipación es una tarea que le compete a la clase obrera en su conjunto. La precariedad en la calidad de vida de la inmensa mayoría de las mujeres trabajadoras se profundizó en los últimos años, por más loas que el feminismo burgués le cante al kirchnerismo. Lo mismo ocurre respecto al incremento de los femicidios y transfemicidios. El Estado es responsable de esta situación como así también de la represión y criminalización de quienes luchan contra este estado de cosas, como es el caso de Yolanda Vargas, militante del Polo Obrero Tendencia en Colonia de Santa Rosa en la provincia de Salta, quien enfrenta una causa por la muerte de sus dos hijos tras el incendio de su precaria casa mientras ella se encontraba trabajando.