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El malestar y la bronca recorre los servicios y hospitales porteños. La deserción de más de 1.000 enfermeras, técnicos y médicos en lo que va del año es el reflejo de la situación de maltrato y precariedad que padecen los trabajadores. Pero también lo es la creciente confrontación de las bases con la burocracia sindical – algo que seguramente se manifestará cuando se habiliten las convocatorias a elecciones sindicales.
El sábado 17 de julio falleció Stella Maris Pangano, de 56 años, enfermera del hospital Udaondo. Contrajo covid estando internada por una intervención quirúrgica. Los trabajadores denuncian que era forzada por los supervisores -quienes son puestos a dedo por Sutecba- a trabajar a pesar de su delicado cuadro de salud. Este no es un caso aislado. Al menos dos trabajadores más fallecieron en circunstancias similares en los últimos meses, obligados a continuar trabajando hasta agotar sus últimas reservas de salud y energía, en jornadas extenuantes, sin relevos y por salarios miserables.
Las pérdidas han generado un gran clima de bronca contra las autoridades y las direcciones sindicales del hospital. Enfermeros y enfermeras denuncian que la apertura del servicio de paliativos se realizó sin equiparla con lo básico que un trabajador requiere, por ejemplo, un vestuario para enfermería y lockers individuales – actualmente deben guardar sus pertenencias en un placard compartido por todos los turnos.
La bronca de los trabajadores del Udaondo es el común denominador de todos los hospitales, la angustia y el cansancio que significa trabajar con un régimen sanitario demolido. Este miércoles 21 se realizo una jornada de protesta en las puertas del hospital Rivadavia y hoy, jueves 22, los trabajadores del Hospital Durand llevaron adelante un paro de 24 horas en reclamo de mejoras salariales y de las condiciones de trabajo.
El paro en el Durand fue votado en la asamblea del personal de escalafón general realizada en la explanada del hospital, imponiéndole a la burocracia de Sutecba la convocatoria. Semanas atrás, una rebelión de enfermeros y luego médicos le arrancaron a Sutecba -patronal del hospital Méndez- un aumento de salarios en su propia casa a pura huelga. La confrontación con la burocracia es creciente.
Desde el comienzo de la pandemia, en marzo de 2020, los trabajadores de la salud fueron considerados “esenciales”, lo que ha significado para ellos la suspensión de de licencias y ninguna mejora salarial. El reclamo de todos los trabajadores se centra principalmente en un plus sanitario del 50% del sueldo básico conformado, un salario mínimo igual al costo de la canasta familiar -140 mil pesos-, la reducción de la jornada laboral a 6 horas por insalubridad, blanqueo de las sumas no remunerativas, liberación de las licencias, incorporación a planta de todos los trabajadores que ingresan por emergencia sanitaria.