Las megagranjas de cerdos en Chaco

Escribe Emiliano Monge

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China acordó con el gobierno de Chaco el desarrollo de la producción porcina a gran escala. El gobernador Capitanich anunció que para agosto y septiembre empezarán a exportar cerdo a Beijing y habrá un financiamiento para la instalación de plantas. El acuerdo se extenderá en todo el país. Los “proyectos” se concretaron en la firma de un acuerdo en el que el gobernador Capitanich suscribió con la empresa de capitales chino-argentinos Feng Tian Food que posibilita la puesta en marcha en la provincia de 3 complejos porcinos integrados con destino a exportación (Presentes, 26/8).

La Cancillería había firmado un memorándum de entendimiento el año pasado con China, el paso previo para la construcción de megagranjas porcinas, que son consideradas por especialistas como “fábricas de pandemia”. China las expulsa de su territorio y las impulsa en países dependientes, como la Argentina. Alberto Fernández dijo al portal Filonews que la discusión no pasa por si se hace efectivo o no el acuerdo, sino por “cómo van a producirse porcinos en Argentina”.

Metabolismo sociedad-naturaleza, megagranjas y pandemias

La aglomeración de animales tiende a deprimir los sistemas inmunes de los animales por lo que son sometidos a aplicaciones de antibióticos y antivirales para prevenir enfermedades. Esta práctica genera mutaciones en los microorganismos, los cuales se fortalecen provocando nuevas infecciones. Los virus zoonóticos pueden realizar un salto inter especie hacia los seres humanos: según los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC), se calcula que tres de cada cuatro enfermedades infecciosas nuevas o emergentes en las personas provienen de animales. Esta situación, origina las pandemias.

Las megafactorías son las responsables del 15 % del total de las emisiones de gases de efecto invernadero a nivel mundial y de caldos de cultivo que contaminan miles de litros de agua. Según un Informe Técnico del Impacto de las Megagranjas Porcinas en la Salud Socioambiental publicado por el Instituto de Salud Socioambiental (INSSA) de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de Rosario (UNR): “La principal ruptura del proceso de metabolismo sociedad naturaleza deviene de la inmanejable cantidad de desechos producidos y concentrados en áreas reducidas de territorio. Estos desechos tienen la capacidad de contaminar agua, suelo y aire” (El Federal, 2/8). Las diarreas infecciosas o leptospirosis, la contaminación por nitratos a la que se asocian enfermedades como metahemoglobinemia, hipotiroidismo, cáncer colorrectal o enfermedades en la salud reproductiva como abortos o malformaciones, son producto de esto. El sitio ANRed explica que este tipo de proyectos tienen “un potencial pandémico por la generación de virus de origen zoonótico como el covid-19”.

Un presupuesto en función de las megagranjas

En agosto de 2018 se produjo en China un brote de la peste porcina africana entre los cerdos criados para la fabricación de alimentos. Para detenerlo, debieron sacrificarse entre 180 y 250 millones de chanchos, y esto determinó una disminución del 30% de la producción del sector en el gigante asiático, el país con más consumo de carne porcina del mundo. También hubo problemas en Italia, México, Chile y otros países. China decidió tercerizar esa producción.

En 2019, Argentina y China comenzaron a entablar conversaciones por las megagranjas. El presupuesto provincial de 2020 reflejó la entrega de los recursos, como el acuerdo porcino con China y los agronegocios, profundiza el desmonte del impenetrable porque no alcanzan las 20 mil hectáreas deforestadas durante la pandemia. El proyecto también pretende ampliar en tres millones de hectáreas la superficie sembrada. E impulsó el proyecto de ampliación del “Puerto Las Palmas”, para transformarse en un puerto competitivo sobre el río Paraguay y poder sacar los recursos de la provincia.

Soledad Barruti, periodista y escritora especializada en alimentación e industria alimentaria, dijo sobre al acuerdo con China: “Primero dijeron que se iba a firmar en noviembre, después que no se iba a firmar y después saltó (Jorge) Capitanich a decir que él ya había hecho el primer paso de este acuerdo que era establecer tres granjas modelo en Chaco” (presentes, 25/8).

El quórum que oficialismo del PO le dio a Capitanich y permitió aprobar el presupuesto 2020, hizo posible avanzar en este proyecto que hoy corona la construcción de 3 granjas porcinas que “Hoy tienen 300 madres en producción” y que son producto de “Una inversión cercana a los 70 millones de pesos con financiamiento del fondo industrial de la provincia”, según indicó el gobernador por Twitter (26/8). Estas inversiones fueron financiadas por el Fondo Provincial que se estableció en aquel presupuesto y en el de este año.

Barruti dijo que “Cada uno de estos galpones necesita de 17 mil hectáreas de maíz y soja transgénica para poder alimentar a los animales, un millón y medio de litros de agua por día. Son unidades productivas con características muy específicas en territorios que no tienen las condiciones para poder abastacerlos” (ídem).

El Ministro de Medio Ambiente, Juan Cabandié, un ministro “pintado” frente a la destrucción de los humedales, la megaminería (fracking) del gobierno y la desforestación por el avance de la frontera sojera, reconoció el verdadero objetivo de estos planes: “Los 17 mil millones de dólares que deberíamos pagarle al Fondo el año que viene no los podríamos conseguir sin generar más contaminación” (eldestapeweb, 12/8). Esos dólares también son para los especuladores y los fugadores de capitales. Cabandié planteó “canjes de deuda por acción climática”, volver a los mercados y al FMI es la garantía de expansión de la contaminación y depredación del medio ambiente. Estos dichos de Cabandié y la realidad de la contaminación impulsada por el gobierno, contrasta con la campaña de la “buena vida” de Santoro y Tolosa Paz. Como así el “impuesto solidario” a las grandes fortunas que termina subsidiando a las petroleras y al fracking.

Alberto Fernández, en el mismo sentido de Cabandié, pidió una “nueva designación de Derechos Especiales de Giro (DGE)” para “mejorar el medio ambiente” (ídem), el último DGE que Cristina dijo que iba a utilizarse para “ayudar a la gente” se terminó destinando al pago de intereses de deuda. Ahora el argumento es “mejorar el medio ambiente” pero el destino será el mismo.

El oficialismo del PO, aparte de dar quórum a Capitanich para las megagranjas y deforestación del impenetrable, plantea una “contaminación aceptable”: “recurriendo a ciertas (y solo determinadas) formas productivas que impactan sobre el ambiente de manera nociva, pero con la intención de restringirlas” (PO, 10/8). Habría que ver qué “esquemas de transición” aceptan las familias que mueren de cáncer, o la contaminación de ríos, y la gente que se muere por este tipo de prácticas.

En la Embajada de China se realizó una movilización de diferentes organizaciones ambientalistas contra la instalación de megagranjas porcinas, a un año de la firma del acuerdo bilateral. Las movilizaciones habían frenado el acuerdo y hecho desdecirse al gobierno y a la Cancillería sobre las megagranjas, sin embargo, la acción parlamentaria de la izquierda que pretende ser “tercera fuerza” del régimen, permitió a Capitanich relanzar el acuerdo con China y volver a poner el proyecto sobre la mesa. La integración de una parte de la izquierda al régimen tiene sus consecuencias concretas. La lucha por otra relación entre la naturaleza y la sociedad tiene que partir del desarrollo de una conciencia que esté a la altura de la crisis política y de régimen que se abre en el país, que, sin dudas, deja planteado el problema del poder. Esto es, la reorganización del país sobre otras bases sociales y otra relación con la naturaleza, mediante un gobierno de trabajadores.

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