En Texas prohíben el aborto después de las seis semanas incluso en caso de violación

Escribe Olga Cristóbal

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Medio siglo después de que el aborto fuera despenalizado en Estados Unidas, los antiabortistas del estado de Texas (30 millones de habitantes, 10% de la población estadounidense, gobierno republicano) lograron que la Corte Suprema avale, de forma “provisional”, una ley que impide la práctica, incluso en caso de incesto o violación.

Desde el martes pasado está prohibida la interrupción del embarazo a partir de las seis semanas de gestación, el periodo en el que grupos "provida" afirman que se oyen los latidos del corazón fetal. Un disparate: a las 6 semanas no hay ningún feto sino un embrión que no tiene corazón sino un grupo de células que aún no alimenta el sistema circulatorio. La mayoría de las mujeres, tan tempranamente, ni siquiera saben que están embarazadas.

Texas tiene alrededor de 24 clínicas de aborto, en 2013 tenían más de 40, cuando la Legislatura estadual impuso las primeras restricciones. La nueva ley impone un bloqueo total: entre el 85 y el 90 de los abortos se producen después de la sexta semana.

Grupos de mujeres se han movilizado ante la Corte y en distintas ciudades del Estado. Los proveedores de servicios de aborto en Texas, que atendieron en los últimos días a miles de desesperadas, ya rechazaron a las pacientes de más de seis semanas. Los días previos las clínicas fueron sitiadas por energúmenos provida, en un nuevo ensayo general del fascismo a la manera de Donal Trump.

La ley de Texas es más pérfida que las presentadas hasta ahora: invita a toda la población a convertirse en cazarrecompensas y delatores, ya que ofrece 10.000 dólares a los que denuncien a quien abortó y a quienes facilitaron la interrupción del embarazo. Los delatores no están obligados a vivir en Texas ni a tener algún vínculo con la mujer, lo que abre el camino a un dispositivo nacional de delatores.

Según informes de prensa, los antiabortistas de Texas Right to Life ya solicitan voluntarios anónimos en su sitio web para "unirse al equipo de pro-vida que trabaja para hacer cumplir" la ley. Un formulario en línea solicita a los informantes que nombren una clínica o un médico potencialmente involucrado y se compromete a "garantizar que estos infractores de la ley sean responsables de sus acciones".

Las mujeres deberán mantener su embarazo en el más espantoso secreto “porque absolutamente cualquiera puede beneficiarse de su condición. Y será penalizado cualquiera que la ayude, desde el taxista que la llevó a la clínica hasta el médico”. (The Guardian 2-9).

Las consecuencias de convertir el aborto en un delito son conocidas: algunas podrán huir a un Estado más permisivo pero las migrantes indocumentadas, las pobres, las jóvenes, o las que están bajo el control de cónyuges o familias reaccionarias -como la que denunció a la médica en Salta-, terminarán en los mortíferos abortos clandestinos.

La perfidia de la ley es extraordinaria. Quienes sean demandados, deberán pagar defensores particulares -se prohíbe intervenir a funcionarios del Estado- e incluso si la demanda es desestimada, deberán informarla cuando renuevan las licencias o ingresan a trabajar en hospitales. Muchos trabajadores de las clínicas se preguntan cómo defenderse de las acusaciones en la Justicia.

La Corte Suprema de EE.UU., de mayoría conservadora, con argumentos formales y sin pronunciarse contra la cuestión de fondo, votó 5 a 4 contra el amparo que presentaron organizaciones civiles y proveedores de servicios de aborto. Los otros jueces calificaron la ley de “absurdo jurídico”.

Es un viraje: en fallos anteriores, la Corte Suprema había prohibido a los estados prohibir el aborto antes de la viabilidad fetal, el punto en el que los fetos pueden mantener la vida fuera del útero, o alrededor de las 22 a 24 semanas de embarazo.

Numerosos constitucionalistas objetaron la ley de Texas y Biden se comprometió a defender el derecho al aborto, a través de “consultas” (sic). Sin embargo, “dada la forma en que está estructurada la ley, solo los tribunales de Texas pueden fallar sobre el asunto y solo en el contexto de las demandas contra los proveedores de servicios de aborto por violar la ley”. Esto cierra el paso a los tribunales federales y constituye “una anulación sigilosa” del fallo Roe vs Wade, que en los 70 legalizó el aborto. (NYT 1-9)

El vigor de la derecha religiosa y el Partido Republicano se ha mostrado en su esplendor en Texas durante 2021: eliminaron el requisito del permiso para llevar armas, aumentaron las dificultades para poder votar, prohibieron que la historia del racismo se incluya en el currículum escolar.

Pero no es solo Texas: en los últimos años, los activistas contra el aborto han tenido éxito a través de leyes locales, y una amplia franja del sur y el medio oeste ahora tiene acceso limitado a los abortos.

En octubre, la Corte Suprema decidirá si Roe v. Wade -el fallo que legalizó el aborto en 1973- debe ser anulado en un caso de Mississippi. “Se espera que hasta dos docenas de otros estados sigan el ejemplo de Texas. La ilegalización del aborto en la mitad del país no esperará una decisión formal de la Corte Suprema para anular Roe v. Wade: ya ha comenzado” (WSW 3-9).

Las mujeres fueron la avanzada en la lucha contra Donald Trump y protagonistas en las movilizaciones antirracistas. Hay que saltar el corsé legalista del Partido Demócrata y no dejar pasar esta vulneración de sus derechos, que se mide en vidas.

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