San Isidro: trabajadores del Barrio Uruguay se movilizan contra los transas

Escribe Walter Sánchez

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Más de cincuenta vecinos del barrio Uruguay de Béccar, en el distrito de San Isidro, cortaron una mano de la avenida Centenario durante cuatro horas exigiendo ser recibidos por las autoridades municipales porque su barrio ha sido tomado por narcotraficantes.

Ocurre que bandas narcos (procedentes de San Martin, según cuentan los propios vecinos) llegaron al barrio y literalmente lo tomaron por asalto. Con armas en la mano ocuparon los pasillos y a la vista de todos, al aire libre, se pusieron a vender drogas. Enseguida empezaron los tiroteos a cualquier hora del día con total impunidad. La vida de las familias se convirtió en un infierno.

Los vecinos -la mayoría mujeres, madres de familia y jefas de hogar- nos contaron cómo fueron sucediendo los hechos. Es difícil explicar en un artículo lo que parecía ser una de esas historias de origen colombiano o mexicano que uno ve en Netflix. Lograron que la policía entrara al barrio. Les marcaron las casas de los transas, que se retiraron, pero dejaron a sus peones y amenazan con volver. El Municipio no los ha recibido.

Los partidos del régimen se llenan la boca hablando de la “inseguridad”, pero la realidad es que finalmente son los mismos trabajadores los que deben echar a los narcos del barrio con su propia iniciativa. Los funcionarios y politiqueros hablan de más presupuesto para la policía, más cámaras y de imponer la "doctrina Chocobar", pero la policía no pisa el barrio. Su connivencia con el delito organizado es clara. Las políticas de reforzamiento policial y represivo sólo sirven para encubrir el vínculo narco con los poderes e instituciones del Estado.

En San isidro hemos tenido ejemplos de sobra: en 2011, Raúl Papas, jefe de la bonaerense en el distrito, y su segundo, de apellido Albornoz, fueron removidos, acusados de proteger a una banda de secuestradores formada por ex policías (en marzo de este año fue nuevamente apresado, ahora por extorsionar a presos exigiendo dinero por protección). En 2012, Marcelo Gustavo Godoy y Pablo Javier Sosa, subcomisario y comisario de Villa Adelina, fueron grabados pidiendo coimas a una banda que se dedicaba a robar autos para dejar salir a un cómplice. La lista puede seguir, pero esto demuestra que para resolver el problema del narcotrafico lo importante es romper sus vínculos con el Estado.

Desde el Partido Obrero Tendencia de San Isidro vamos a seguir acompañando a los vecinos quienes en asamblea decidirán los pasos a seguir.

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