Japón: derrumbe “olímpico” del gobierno

Escribe Mauri Colón

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Yoshihide Suga es un operador político acostumbrado a recorrer los pasillos oscuros y la vida burocrática dentro del Partido Liberal Democrático (PLD). Al momento de asumir, Suga recibía un gobierno con niveles del 70% de aprobación de parte de su antecesor. Tan solo un año después, tiene apenas un 26% de imagen positiva. Esto llevó a que renunciara a la presidencia del partido para las próximas elecciones partidarias. Esa decisión equivale, en la práctica, a la renuncia al cargo de primer ministro: el país debe celebrar elecciones generales a fines de noviembre y el líder que elija el PLD será el candidato de esta formación conservadora para encabezar el Gobierno, debido a su amplia mayoría en el Parlamento.

El primer ministro declaró a la prensa: “Quiero concentrarme en los esfuerzos para luchar contra el coronavirus y por ello no me presentaré a las elecciones para liderar el Partido Liberal Demócrata”. La decisión sorprendió a propios y extraños. Así lo dejó en claro el número dos del PLD, Toshihiro Nikai, quien dijo “estar sorprendido”.

Lo que no sorprende es el motivo de este ´renunciamiento´. Desde junio, Japón registra cifras de contagios muy altas, que alcanzan los 20.000 nuevos casos diarios. El Gobierno tardó en lanzar una campaña de vacunación general y decretó en varias ocasiones el estado de emergencia, pero este dispositivo se basa sobre todo en recomendaciones cuyo cumplimiento no es obligatorio. La medida se mostró ineficaz para frenar los contagios y, al mismo tiempo, comenzó a generar un enorme hastío entre la población. Lo que terminó de sentenciar la suerte de Suga fue su empeño por mantener a cualquier precio los Juegos Olímpicos y Paralímpicos de este año, pese a que la mayoría de la población se oponía a su celebración.

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