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El Gobierno Nacional anunció que elevará por decreto el piso del Impuesto a las Ganancias a 175 mil pesos, como parte del paquete de medidas para intentar recuperar los votos que perdió en las PASO. A principio de año se había anunciado la suba a 150 mil pesos, pero como resultado de la inflación y las paritarias, una gran parte de los trabajadores que quedaban exceptuados siguieron pagando el impuesto. Por otra parte, el aumento del piso -no del mínimo no imponible, que sigue fijado en $75 mil- se aprobó en abril pero se implementó recién en septiembre. Los trabajadores gravados recibieron la devolución retroactiva del impuesto pocos días antes de las elecciones.
En marzo, dijimos en Política Obrera que "La actualización del Mínimo no imponible seguirá siendo anual, lo cual, con una inflación del 4% mensual y con el conjunto de las paritarias acordadas en cómodas cuotas, conducirá a una enorme distorsión: una parte sustancial de los que hoy han sido eximidos podría volver a estar gravado, apenas perciba una o dos cuotas de sus aumentos." (Política Obrera, 27/3) La obsolescencia de la suba del piso, reconocida por el propio gobierno, llegó mucho antes de fin de año.
"Queda demostrado que la última reforma tuvo una obsolescencia prematura por la dinámica de la inflación y además porque no se realizaron las modificaciones de fondo requeridas, como la actualización semestral, y no anual, por IPC en lugar de Ripte, de todas las deducciones personales, como mínimo no imponible, cargas de familia, entre otras, con la pertinente actualización de las tablas de alícuotas y la equiparación en el tratamiento a los autónomos que son permanentemente ninguneados” (La Nación, 21/9).
Como la reglamentación de la suba del piso anterior fue demorada por varios meses antes de llevarse a cabo, por lo que el Gobierno actúa contra reloj para que la nueva suba del piso impacte antes de los comicios de noviembre. "Así, aunque el decreto se difunda a comienzos de esta semana, luego debería ser reglamentado, la AFIP tendrá que difundir las nuevas normas y procedimientos técnicos y después las empresas ajustar sus dispositivos contables e informáticos con los nuevos valores, recalculando los distintos parámetros desde enero en adelante. Todo este procedimiento insume largos días y ya esta misma semana las empresas empiezan a preparar la liquidación de los sueldos de septiembre que deben efectivizar a fin de mes o en los primeros días de octubre. En consecuencia, los tiempos no dan para que los empleadores puedan incluir con el pago de los sueldos de septiembre el nuevo piso salarial de $ 175.000 y ajustar en la misma proporción la retención de Ganancias para el segmento salarial de entre $ 150.000 y $ 173.000 brutos, que pasarían a $ 175.000- 201.890" (Clarín, 20/9).
Pasamos del "alivio que no fue" de 150 mil, al "manotazo de ahogado" de 175 mil. ¿No resulta significativo que, en medio de la implosión del gobierno, nadie abra la boca sobre la necesidad de derogar definitivamente el impuesto al salario? Ni la oposición triunfante, ni los liberales anti-impuestos, ni los kirchneristas. La agenda del FMI está por encima de todo el debate electoral. Cómo desarrollar la lucha por erradicar el impuesto a las ganancias a los trabajadores, deberá ser parte de la campaña y deliberación por un Congreso Obrero, que ofrezca una respuesta de clase a la crisis nacional.