Tres obreros quemados en Naturgy (Ex Gas Natural Fenosa)

Escribe Dote de Gas Natural

Otro crimen de la precariedad laboral.

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El viernes 21 un operario efectivo de Naturgy y dos de la contratista Ezentis sufrieron quemaduras de distinta consideración mientras trabajaban en la reparación de un caño de gas. Uno de ellos terminó internado con el 60% del cuerpo quemado. La desidia en invertir en condiciones de seguridad de parte de la empresa esta vez casi se lleva la vida de tres trabajadores.

El “accidente” nunca habría ocurrido si la empresa hubiese cumplido con los protocolos de seguridad, pero para ello habría sido necesaria la participación de un mayor número de trabajadores en el operativo.

Dentro de la empresa, la falta de personal es una realidad que afecta a los distintos sectores de trabajo, ya sea operativo, administrativo o de atención al cliente, haciendo que el servicio no sea de la calidad debida, teniendo como consecuencia directa un perjuicio para los usuarios y poniendo en riesgo la vida de sus trabajadores.

Lo cierto es que en la industria del gas ya hubo que lamentar la muerte de compañeros, como el caso de lo sucedido en Barracas donde un trabajador, reparando también una fuga, murió por asfixia. El sábado pasado, un obrero murió trabajando en la planta de La Serenísima y se calculan dos trabajadores muertos por día víctimas de la desinversión de los capitalistas en seguridad e higiene.

Patronal negrera

La patronal de Naturgy tiene a su personal compuesto en un 60% por tercerizados, sin la misma capacitación que el personal efectivo y disponiendo en forma retaceada de los elementos de seguridad. Estos muchas veces suelen ser víctimas de presiones por parte de capataces o encargados que les exigen la omisión de protocolos o medidas de seguridad que demandarían más tiempo de trabajo o bien más personal, por ende, más inversión.

Lo concreto es que el número de trabajadores no resultan suficientes para atender una amplísima zona de influencia que comprende un radio de acción de 130 kms de la zona norte y oeste del GBA, con zonas densamente pobladas y zonas industriales como Pilar, Campana o Garín, por nombrar solo algunos.

La realidad de este pulpo de la energía es de bonanza desde el mismo momento que puso un pie en Argentina. Beneficiado por la cuestionada política de privatizaciones que impuso el menemismo en los 90 (con la absoluta complicidad del STIGAS) pudo adquirir una porción de Gas del Estado a precio vil. En los últimos años tanto la política de subsidios el kirchnerismo como la de tarifazos del macrismo le significaron cuantiosas ganancias (solo en 2017 estas fueron de $542.9 millones). Sin embargo, estas ganancias no se tradujeron en inversiones que generen un desarrollo de la red o el reemplazo de equipos obsoletos o caños en pésimo estado. Por el contrario, ante el inexistente control por parte del estado, las inversiones que hicieron fueron superfluas o inoperantes.

A nivel mundial, el CEO de Naturgy Francisco Reynés, plantea reducir el gasto operativo del grupo de 600 a tan solo 100 millones de dólares. Este brutal ajuste ya empieza a tener sus consecuencias en nuestro país a partir del cierre de oficinas comerciales como la Caseros.

Es por eso que, ante la desidia de la empresa, los trabajadores deben tomar las riendas del problema:

  1. Formación de un comité obrero de seguridad e higiene, con potestad de para el trabajo y con fueros gremiales para desarrollar sus tareas.
  2. Que los trabajadores tercerizados pasen a planta permanente y se incorporen más trabajadores, para que hechos como lo ocurrido el 21 no vuelvan a suceder, además de poder brindar un servicio de calidad a los usuarios.
  3. Defensa incondicional de los puestos de trabajos. Basta de cierre de sucursales y oficinas. Esto solo podrá imponerse con un plan de lucha. Está en juego nuestras condiciones de trabajo y nuestras propias vidas.

¡Manos a la obra!

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