Tiempo de lectura: 3 minutos
Un importante sector de choferes de colectivos nucleados en la UTA, se dispone a llevar adelante una nueva medida de lucha, el viernes próximo, para exigir que el salario básico inicial ascienda a 150 mil pesos.
Para esto, convocan a una gran movilización que llevará adelante cortes en la Zona Oeste, sobre Gaona y Ruta 3; en Zona Norte, a la altura de Maschwitz en Panamericana; y en Zona Sur, sobre Puente Pueyrredon. Esta nueva iniciativa del activismo en la UTA, replica la desarrollada en mayo cuando reclamaron reapertura de paritarias, por sueldos de 100 mil pesos, vacunas y mejoras en las condiciones de seguridad e higiene de las unidades. Los choferes de colectivo, por ser esenciales, no pararon durante toda la pandemia. Sin embargo los sueldos que percibían antes del acuerdo bordeaban la línea de pobreza, unos 75 mil de bolsillo. El cuadro se agrava si sumamos las pésimas condiciones de salubridad para trabajar durante la pandemia. A modo de ejemplo, los choferes tuvieron que improvisar ellos mismos las cabinas de aislamiento, ante la desidia de las patronales.
Esta medida se da en el contexto de la revisión de paritarias para el 10 de noviembre. En aquella oportunidad la burocracia cerró un incremento para todo 2021, como lo viene haciendo en los últimos años, por debajo de la inflación y en cuotas, tanto para los choferes de corta y mediana distancia que desenvuelven su tarea en el AMBA, como para los del interior del país. En el caso del AMBA, el sindicato "acordó un aumento del 37% en tres cuotas” (Clarín 18/05). A esto se suma un bono no remunerativo de $30.000 en 5 pagos: $10.000 en mayo, $5000 mensuales de junio a septiembre. Mientras que, para el interior del país el aumento fue del 37,8% acumulativo: 11,02% sobre el salario total remunerativo al mes de abril; 14,28% en mayo; completando en septiembre con un 12,50%. En este caso, el bono se fraccionó en cuatro cuotas no remunerativas mensuales de $17.000, a percibirse con los haberes de julio a octubre de 2021.
De este modo, la inflación -que se proyecta en torno del 50%- pulverizó el acuerdo firmado por la burocracia antes de que saliera la homologación del Ministerio de Trabajo. Los 90 mil pesos a los que llegan en su última cuota no cubren las dos terceras partes de la canasta familiar ni siquiera incluyendo la cuota del bono, que quedó lejos de ser un paliativo. Sin dudas, Fernández nunca pretendió lo contrario, como alfil del gobierno se limitó a intentar contener el desborde que, cada vez con más fuerza, hacían sentir los reclamos del activismo.
El desdoblamiento que se da entre las negociaciones paritarias de choferes del interior del país y los del AMBA responde exclusivamente a cómo el Ministerio de Transporte distribuye subsidios a las patronales del sector.
Las paritarias, que deberían servir para compensar el desfasaje que sufren los sueldos en contextos inflacionarios, son instrumentadas por las patronales, con la complicidad de la burocracia UTA, para negociar nuevos aumentos de subsidios. Es por eso que el conflicto tanto en AMBA como en el interior se destrabó recién cuando la Ministra Alexis Guerrera anunció los desembolsos millonarios en subsidios. En el caso de las provincias se ampliaron en 8.000 millones anuales los 20.000 millones que ya se habían prometido y de los cuales la mitad ya se había girado. Mientras que en el AMBA las patronales reciben la friolera de “$820 mil mensuales por un ómnibus, (además de recaudar) por el cobro de boletos, un promedio mensual de 2.200 millones de pesos y reciben una suma total de subsidios operativos del orden de los 14.600 millones de pesos por mes." (Letrap 27/06). A estas alturas nada justifica que el gobierno siga batiendo récords en semejante despilfarro subsidiario, que no se traduce en mejoras de condiciones de trabajo para los choferes, ni en el servicio para los pasajeros que en un 100% son trabajadores. Solo se le está garantizando un negociado fenomenal a un grupo minúsculo de empresarios del transporte que acaparan y concentran cada vez más el monopolio del transporte público.
Es necesario profundizar el proceso de organización del activismo en UTA y apoyar la lucha de los choferes de colectivos de todo el país, para superar a la burocracia, por un salario igual al costo de la canasta familiar y por una auditoría contable de las empresas de transporte, a cargo de una comisión electa por los trabajadores, independiente de la burocracia, para saber dónde va cada peso de subsidio. Lo único que sabemos es que no lo han destinado a mejoras salariales, ni a mejorar las condiciones de seguridad e higiene en los ómnibus.