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Luego de varias semanas de cortes y movilizaciones de todas las organizaciones de desocupados no alineadas con el gobierno, el ministro de Desarrollo Social, Juan Zabaleta, decidió recibir a un sector de los dirigentes sociales y comprometerse a dar solución a una cantidad de demandas. De concretarse el compromiso, esto significaría un recule de la orientación con la que asumió Zabaleta el cargo hace tres meses, cuando cerró los cupos de ingresos al Potenciar Trabajo y se incumplieron todos los compromisos asumidos por el ministerio previamente.
Las manifestaciones sociales fueron noticia esta semana, con la confluencia de los planes de lucha de distintos frentes de organizaciones por quebrar la política oficial. Mientras tanto, candidatos oficialistas y opositores en campaña se turnaban para reclamar por el fin de los planes sociales, sin ofrecer ninguna otra respuesta al reclamo por trabajo. Funcionarios oficialistas anunciaban proyectos para “convertir los planes sociales en empleo”, mientras las manifestaciones demostraban en las calles un enorme crecimiento en las filas de los desocupados.
En este cuadro, el sector de la Unidad Piquetera encabezado por el Polo Obrero oficial decidió levantar el acampe que había anunciado ante el compromiso del Ministerio de Desarrollo Social de responder a sus demandas. El Polo Obrero Tendencia, en un frente de lucha junto con otras organizaciones, salió a la calle dando continuidad al plan de lucha anunciado por trabajo genuino y por quebrar la orientación de ajuste de Zabaleta. El corte al pie del Puente Pueyrredón durante toda la tarde, finalizando con movilización a Capital, fue protagonista en todos los medios de comunicación. El ministerio se comunicó para ofrecer reuniones que carecían de un compromiso concreto. Se acordó una próxima reunión y, de no satisfacer las demandas, se dará continuidad al plan de lucha, esta vez con un acampe.
El giro –por ahora de palabra- de Zabaleta expresa la presión del movimiento de lucha. Pero también, es la confesión de que el gobierno carece de perspectivas de salida a la desocupación en masa y la miseria social, más allá de los anuncios rimbombantes.
Las organizaciones de desocupados tenemos que abrir una deliberación sobre esta crisis, para intervenir en ella con un programa que unifique a toda la clase obrera –ocupada y desocupada-en una misma perspectiva. Mucho más, cuando el reclamo y los piquetes por el salario empiezan a ganar fuerza entre los trabajadores ocupados. Necesitamos un gran congreso obrero que permita abrir una deliberación común.
El impasse del régimen político en un pseudo debate Escribe Marcelo Ramal