Escribe Alejandra del Castillo
La misma impunidad, la misma lucha.
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Se vienen una semana de lucha intensa. Ocurre que el 28 de octubre se cumplirán 5 años de la desaparición de Milagros Avellaneda y su pequeño hijo Benicio Coronel y el 30 de octubre, el primer aniversario del femicidio de Paola Tacacho. Ambas jornadas tienen como común denominador la responsabilidad del Estado y la impunidad de sus autores. También las une la inquebrantable lucha de los familiares y organizaciones de mujeres y sociales.
Milagros y Benicio desaparecieron el 28 de octubre de 2016 luego de encontrarse con el ex guardiacarcel Roberto Rejas. Este montó todo un operativo de encubrimiento con la colaboración de su familia, integradas por policías federales, y de la policía provincial, que lo ponían en aviso de los allanamientos que iban a efectuarse. Luego de largos años de lucha, que convirtieron a Amalia -mamá de Milagros y abuela de Benicio- en una referente de los familiares que luchan contra la impunidad, se logró la condena a cadena perpetua a Rejas. La investigación arrojó que los mató a golpes en el auto en el que se encontraron. La fuga de Rejas a 5 días de su condena dio lugar a una movilización popular, en la que tuvieron protagonismo los propios vecinos de la familia de Milagros y Benicio. Durante 3 semanas se realizaron numerosas movilizaciones que pusieron en la picota al gobierno, la policía y la justicia y que obligaron a llevar adelante la búsqueda del femicida.
Paola Tacacho fue brutalmente asesina el 30 de octubre del año por quien la acosó durante 5 años. La joven docente de inglés había realizado más de 20 denuncias, 14 en el fuero penal que fueron cajoneadas. El femicida, que se suicidó luego del ataque, era hermano de un empresario ligado al poder político y que sin lugar a dudas actuó sobre fiscales y jueces para que las causas no prosperaran. La familia de Paola por sus medios propios reconstruyó todo el laberinto judicial e inició la lucha por el castigo a todos los responsables estatales. El proceso de movilización popular permitió arrancar el juicio político a uno de los jueces, Francisco Pisa, cuyo resultado se conocería en las próximas semanas.
Ambos casos, como puede verse, pintan de cuerpo entero el régimen de impunidad y violencia contra las mujeres en la provincia pero también la experiencia que vienen recorriendo los familiares para enfrentarlo a través de la organización y movilización independiente del Estado. El gobierno ha tomado nota de esta situación y pretende poner paños fríos. En función de ello ha desplazado al ministro de seguridad Maley, cuestionado por la actuación y responsabilidad policial en numerosos casos como el de Luis Espinoza, Ceferino Nadal, Facundo Ferreira, por mencionar algunos. Su salida no expresa ninguna medida progresiva sino su encubrimiento ya que será designado en un cargo nacional. El gobernador, además, ratificó la continuidad de toda la cúpula policial implicada hasta la médula en todo el cuadro de impunidad. La destitución de Pisa -el “Oyarbide tucumano”- es una posibilidad, al menos, por temor una reacción popular.
En función de una perspectiva esta perspectiva es que estamos llamando a una movilización para este 28 de octubre a casa de gobierno, por los 5 años de la desaparición de Milagros y Benicio, que tiene como reclamo la continuidad de la lucha por saber dónde están y la consigna del juicio y castigo a todos los responsables de la fuga de Rejas. El 30 de octubre, 1° aniversario del femicidio de Paola, junto a su familia y distintas organizaciones estamos preparando una marcha y jornada artística que levantará las consignas de justicia y el juicio y castigo a todos los fiscales y jueces que la abandonaron y la destitución de Pisa.