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Este próximo 6 noviembre se realiza la 30° Marcha del Orgullo LGBTI+, de Plaza de Mayo a Congreso. Esta movilización se desarrolla en el marco de una profunda crisis política y social. Se trata, objetivamente, de una marcha política, aunque con una salvedad – se cruzarán corrientes contradictorias, en especial con quienes irán con el propósito de ofrecer un palco al gobierno de Todos.
Dentro de comisión organizadora se encuentra la Federación LGBT, la cual representa políticamente al Kirchnerismo, que como siempre apela a la cooptación estatal del movimiento, asociada a la corruptela política y económica. Desde hace años, las direcciones de la Federación LGBT, vinculadas a los dueños de los boliches, han tratado de limar todo carácter combativo de nuestra marcha, reduciéndola a un simple evento festivo.
Sin embargo, desde la disidencia sexual y de género tenemos poco que festejar. La discriminación y los crímenes de odio hunden sus raíces en una sociedad fundada sobre la explotación de los seres humanos.
El colectivo LGBTI+ sufre el ajuste y el desempleo, agravado por la discriminación laboral; la persecución por parte de la policía y todo tipo de atropellos, siendo la parte más afectada del colectivo la comunidad travesti-trans.
El alza a nivel mundial de agresiones físicas contra el colectivo en la vía pública, especialmente aquellas llevadas a cabo por patotas derechistas que en muchos casos llegan a ser mortales, se llevan a cabo con la complicidad de la policía que mira para otro lado mientras esto ocurre delante de sus narices.
Es escandaloso que la comisión organizadora haya dejado de lado la exigencia de la aparición con vida de Tehuel de la Torre. Llamamos a reclamar la aparición con vida de Tehuel de la Torre, desaparecido hace ya 7 meses, luego de salir de su casa rumbo a una supuesta entrevista laboral. El Estado no ha tomado las medidas para dar con su paradero.
El caso de Tehuel es un ejemplo de la vulnerabilidad del colectivo LGBTI+. La consigna central es el reclamo de la “ley integral trans” - que “garantizaría” la integración laboral, el derecho a una vida digna, libertad física y protección, igualdad en el sistema educativo, acceso a una vivienda digna. Estos derechos ya se encuentran incluidos en la ley de cupo laboral trans y la ley de identidad de género pero no se cumplen de ninguna manera.
Llamamos también la atención sobre las numerosas trabas que presentan las prestaciones médicas garantizadas por la Ley de Identidad de Género.
Otra de las consignas es el reclamo de los derechos sociales y laborales de lxs trabajadores sexuales. Desde la 1969 Tendencia denunciamos la miseria que lleva a la comunidad lgtb+ a estar en situación de prostitución y reclamamos para quienes se encuentran prostituyéndose derechos a la organización contra tratantes, la policía y el Estado.
La discriminación contra las disidencias es una violación brutal contra los derechos democráticos. En un ambiente internacional en que procura levantar cabeza el fascismo, incluso desde el gobierno mismo, como ocurre con los golpes de Trump y Bolsonaro, responsables de ‘genocidio’ en cuanto al manejo de la pandemia, la violencia contra los colectivos disidentes son un alerta que no se debe pasar por alto.
La defensa de los derechos de la disidencia debe ocupar un lugar relevante en la agenda de la clase obrera, cuando ella misma es objeto de esta discriminación.
La consigna “unidad de los trabajadores” vale más que nunca en esta lucha. Los derechos del colectivo LGBTI+ irán de la mano de la lucha de clases y el socialismo.