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En la ciudad de Capitán Bermúdez, provincia de Santa Fe, el asesinato de un joven de 23 años llamado Isaac Muñoz, del barrio Villa Margarita, en un hecho de inseguridad, desató una pueblada.
A partir del asesinato de Isaac a plena luz del día género, en menos de 4 horas, a través de las redes y autoconvocatorias, decenas y decenas de vecinos salieron a las calles. A medida que avanzaba la tarde, se reunieron más de 3.000 personas que marcharon por la ruta hasta la puerta de la comisaria.
La marcha fue encabezada por la familia de Isaac. Además de decenas de amigos y vecinos del barrio Villa Margarita, se sumaron otros familiares en lucha contra la impunidad; entre ellos, las familias de Irupé, de Juanito Vítale, de Hugo y tantos otros de Bermúdez y de la zona. Lo más destacado de la movilización y toda la jornada de protesta fue la presencia numerosa de la juventud.
A medida que la movilización se acercaba a la Comisaría, el repudio al poder político fue en crecimiento. Los manifestantes iban bajando las cartelerías de todos los partidos y cualquier símbolo en relación a las elecciones, bajo los gritos que “mientras están en campaña nos matan los pibes”. La misma bronca fue dirigida hacia la comisaria como uno de los principales responsables de “proteger el mercado de la droga en la ciudad”. Los piquetes y fogatas armadas fundamentalmente por los pibes eran aplaudidos por la movilización y frente a la bronca en discusiones en la puerta de la comisaria, empieza la represión, con disparos de balas de goma a mansalva. Las madres presentes en el lugar tomaban las armas de los efectivos para intentar evitar que continuaran con los disparos. Entre las corridas y el llanto de la gente -niños y familias completas que se habían agolpado en el lugar-, un centenar de jóvenes vecinos resistieron la brutal represión.
Todo el operativo represivo fue armado con anterioridad, ya que en menos de una hora se habían concentrado fuerzas policiales de Bermúdez, Baigorria, San Lorenzo y las fuerzas especiales de PAT (Policía de Acción Táctica) y GOT (Grupo de Operaciones Tácticas). Llevaron adelante una verdadera cacería, deteniendo a cualquier transeúnte que pasaba por el lugar. Lo heridos y detenidos fueron retenidos en la comisaria segunda de la localidad hasta cerca de las 5 de la madrugada.
La crisis política desatada por la muerte de Isaac tuvo como antecedente las marchas que tuvieron lugar en toda la provincia -10 mil personas en Rosario- por el crimen de Joaquín Pérez, un arquitecto de 34 años, hace dos semanas. Las movilizaciones recogieron el hartazgo por el aumento de los arrebatos y los robos a mano armada, la proliferación de los bunkers y las denuncias en las comisarías que no se toman o caen en saco roto. Perotti y Javkin fueron expulsados literalmente a patadas de la movilización. La criminalización del Estado, asociada al crecimiento del narcotráfico en toda la región, está en la base de todo.
La crisis de poder en la provincia es inocultable, y lo mismo ocurre en nuestra ciudad, lo que coloca a las próximas elecciones en un terreno escabroso. Las manifestaciones posteriores a la marcha en las redes fueron un reguero de comentarios de “no ir a votar”, de “votar anulando el voto con la consigna: Justicia por Isacc”. La desazón de la población -que ya se había manifestado en el las PASO- ha crecido luego de este crimen.
La jefa de la policía provincial salió en menos de 24 horas a anunciar que el caso “había sido esclarecido”. Sin embargo, ni siquiera la detención de los presuntos responsables no ha logrado frenar la bronca popular, sino todo lo contrario. Está instalada la percepción de que los funcionarios actuaron pero bajo la presión que generó la movilización.
Los pedidos del senador Traferri de tratar sobre tablas un pedido de informe de los ilícitos de los últimos meses, lugares y edades de los imputados, es una verdadera burla. Traferri mismo está involucrado en la trama que caracteriza la descomposición del Estado provincial. El cordón industrial, con sus puertos y el tráfico sin control por el Paraná, todos privatizados, son un centro logístico del narcotráfico.
Nuestra provincia, el Departamento y nuestras ciudades, se caracterizan por la mayor penetración del narcotráfico, acompañada por una violencia criminal que compromete la vida de los ciudadanos. Este desarrollo es inconcebible sin la complicidad y protección policial y política. Los juegos de azar que proliferan en todo el territorio son la pata “financiera” imprescindible para lavar las enormes sumas de dinero en efectivo que mueve el delito organizado.
Los vecinos no tendremos seguridad sin quebrar el régimen político que tutela a este crimen organizado. Es necesario que nos organicemos y movilicemos contra la trama capitalista de la droga en las calles. La participación popular a través de comisiones de vecinos es clave. Desde una banca obrera y socialista proponemos organizarlas.
Nosotros, Política Obrera, tenemos un programa y una agenda para enfrentar estos desafíos desde el campo de la clase obrera, los trabajadores, la juventud y la mujer.