Un punto de inflexión

Escribe Comité de Redacción

Acerca del debate en la izquierda

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La crisis de orientación y estrategia política de la izquierda es evidente para quien quiera verla. En las sesiones extraordinarias de hace mes y medio, el FIT votó el proyecto de emergencia alimentaria, que no ha servido para resolver ningún problema relativo al hambre, como lo demuestran las movilizaciones sociales en desarrollo. Izquierda Socialista, todavía con una diputada, acompañó la denuncia del proyecto con la abstención a la hora de la votación. Ese proyecto, acompañado sin grietas por parte de oficialistas y opositores del campo patronal, fue la base de la posterior votación del proyecto de ‘sostenibilidad’ de la deuda, que otorgó al gobierno un mandato en blanco para pactar la negociación de la deuda con el FMI. En forma paralela a todo esto, el oficialismo del PO dio quórum a Capitanich (le faltaba un diputado para conseguir número), para posibilitar la aprobación del Presupuesto, que fija el pago de la deuda del Chaco. Ninguna corriente del FIT recogió la denuncia que en forma oportuna realizara nuestra Tendencia (“el que calla, otorga”). Al final, las bancadas del FIT-U en el Congreso -ocupadas por el PO y el PTS- habilitaron el quórum para hacer pasar la reforma de jubilaciones de jueces, trabajadores judiciales y diplomáticos, que luego sus diputados denunciaron en el recinto como funcional a los intereses de la casta judicial. Estamos ante un giro estratégico de parte de una fuerza política, el FIT, que plantea el derrocamiento de la burguesía y un gobierno de trabajadores, mientras opera en sentido contrario, o sea, oficiando de rescatista de un régimen político atrapado en una crisis terminal, debido a una completa parálisis de las fuerzas productivas y una hipoteca impagable con el capital financiero internacional.

Quórums

La defensa, con los tapones de punta, de esta política, por parte de los oficialismos del PTS y el PO, interviene como un punto de inflexión, porque una cosa es no acertar con la política adecuada, otra es defenderla en términos de principios. Izquierda Socialista volvió a colocarse en una posición más acertada, porque criticó el otorgamiento de quórum (la sesión se caía sin la presencia de los diputados del FIT), pero denuncia arbitrariamente a nuestra Tendencia de querer destruir al Frente de Izquierda, cuando ha sido la Tendencia, no IS, la que denunció primera este quórum y la única en el caso del presupuesto de Capitanich. Calificar como “destructiva” a una crítica correcta es el colmo del faccionalismo. La presencia parlamentaria de la izquierda debería servir para desplegar una oposición sistemática al régimen imperante, con su quórum `estratégico´, el FIT ha demostrado lo contrario. Luego de la andanada de difamaciones acerca de nuestra ´funcionalidad´ a Cambiemos, la UCR y la casta judicial, los primeros se aprestan a votar a favor en el Senado el proyecto que habilitó el FIT; las anunciadas renuncias masivas en la casta judicial, por ahora, no han tenido lugar. Los trabajadores judiciales sí están en una lucha.

La reforma de los regímenes especiales de jubilaciones, incluida la del poder judicial, fue pedida, como hemos documentado, por el FMI a Macri, en junio de 2018. Cuando aún no recibió la sanción final del Senado, una comisión de diputados se encuentra dando los puntos finales contra la que establece el 82% para docentes nacionales, docentes universitarios, investigadores científicos y trabajadores de Luz y Fuerza. El PO oficial y el PTS se negaron, sin embargo, a hacer caer la sesión con su presencia, cuando la tarea estratégica de la izquierda no es rescatar el parlamento sino luchar contra sus maquinaciones anti-obreras por medio de la denuncia y la lucha. La ley votada es parte de la articulación del ajuste. Un artículo reciente de Eduardo Salas advierte que acompañaría un aumento a las retenciones a las exportaciones agropecuarias, si esto fuera necesario por ley, revisando la posición histórica del FIT, que ha denunciado que es una exigencia del FMI, para que lo recaudado sirva al pago de la deuda externa. Por los puertos privados de Rosario-San Lorenzo, una buena parte de la soja exportada sale en negro.

El PTS pretende desligar el quórum en el Congreso al otorgado a Capitanich en Chaco -dice que “no es lo mismo”. El diputado del PO chaqueño habilitó el quórum reingresando al recinto, y permitiendo a Capitanich contar con su ley de ajuste. El PTS está “estudiando” el caso chaqueño desde hace dos meses, por lo visto, sin arribar a ninguna conclusión. Mientras tanto, siguió los mismos pasos en el Congreso nacional. No hay que dejarse distraer, sin embargo, por esta acumulación de casos ‘puntuales’. Frente a una situación de conjunto, caracterizada por un impasse descomunal de todo el régimen político, el deber número uno de la izquierda revolucionaria es plantarse ante las masas como una alternativa política a ese régimen, y sobre esta base impulsar una lucha de masas por el poder político.

Rescate

La habilitación a esta ley de ajuste no puede ser explicada por razones circunstanciales. El FIT votó el proyecto de ley Micaela, que ordena instruir a los funcionarios del Estado, en primer lugar, la policía, en cuestiones de género. Un verdadero despropósito, que fue denunciado por los compañeros que luego formarían la Tendencia en boletines y conferencias del PO. Se alegó, para justificar ese voto, por un lado, que había sido pedido por la familia de la joven víctima de femicidio, por el otro que no había que quedar ‘pegados’ al fascista Olmedo, el único que votó en contra. El cálculo electoral por encima de los principios políticos, pues se encargaba a la burocracia civil y a la represiva del ´Estado es Responsable´, la protección de la mujer contra la violencia machista y la violencia misógina en general, pero no contra la violencia represiva. Estamos aquí ante un cretinismo parlamentario manifiesto y una integración al Estado, pues se olvida que el parlamentarismo ha sido históricamente un método de integración de la dirección o cúpula de la clase obrera al Estado -no lo es solamente la estatización sindical. En definitiva, la izquierda no se prepara para desempeñar un rol revolucionario en tiempos de derrumbe político, por un lado, ajustes y ataques capitalistas por el otro, y rebeliones populares, por último, que en el cuadro de la crisis política opera como algo más estratégico

Cuando el congreso sancionó la ley de “emergencia alimentaria”, en medio de un derrumbe económico y social manifiesto, y de una temprana crisis política del nuevo gobierno en espera, esa ley inocua y mentirosa promovía una “reasignación de partidas” – para señalizar una “unión nacional” que sería capaz de resolver la crisis. El voto a esta ley, nada menos que por parte del FIT (repetimos, con oposición abstencionista de IS) fue un instrumento para promover el abandono de las calles, y canalizar “institucionalmente” la crisis social. Los voceros del aparato del PO en el movimiento de desocupados llevaron hasta el final esta conclusión política, cuando señalaron a los medios que “querían que Macri concluyera su mandato”. La discusión ya no es si esto constituye una integración parlamentaria al Estado, sino si estamos ante una inflexión política concertada en el FIT.

Desenlace y conclusiones

Lo que sí está redondamente claro es que asistimos a una inflexión política en el debate abierto por la Tendencia, que ha sido difamada como peleas personales, o carentes de contenido. Hoy tenemos a todo el FIT en la discusión, a la que se suma una larga periferia. El PTS cristalizó los términos del debate cuando sostuvo que la cuestión de la deuda externa no es ideológica. No podía haber sido más claro, porque es la admisión de que no plantea una cuestión de poder, ni política en general. Este enfoque pragmático es el sustento del oportunismo parlamentario. La inflexión tiene que ver con otro punto más: hasta 2014-2015, el PTS tenía una política anti-parlamentaria, el llamado cretinismo anti-parlamentario. Un debate en 2012 mostró su total oposición a la presentación de proyectos de leyes, despreciados como ‘reformismo’, sin importar si servían o no a una agitación política. No habían aprendido nada del proyecto de reducción de la jornada laboral en el subte, en 2002. Es indudable que el PTS ha pegado una voltereta, y que habrá muchas otras en el camino.

El Partido Obrero advirtió que el FIT, aunque necesario y positivo, era un frente con partidos de carácter centrista o democratizante, incluso “frente oportunista” (ver Prensa Obrera, abril de 2011 y El Ascenso de la Izquierda). Oportunista porque no estaba basado en un programa, sino que constituía una respuesta inmediata a una situación política concreta. Positivo por esa respuesta y porque reunía a una larga masa de activisimo obrero, vinculada a la lucha de trabajadores. Los aspectos oportunistas de este frente se han acentuado, y los positivos han retrocedido. El oportunismo parlamentario ha crecido como consecuencia de esta tendencia, en especial por el pasaje del PO (oficial) al campo democratizante. La evolución conservadora y electoralista del aparato del PO ha volcado la balanza del FIT-U hacia sus vertientes democratizantes. Ello explica que hoy el PTS salga al rescate, no solamente de su propia política sino de la política del aparato del PO. Este derrotero ha tenido lugar en medio de una transición política signada por el derrumbe del macrismo, o sea del capital financiero. Esto, en medio de las crisis políticas y rebeliones populares en el continente y en numerosos otros países.

Como todas las transiciones históricas, ésta también ha conmovido a las fuerzas políticas en presencia, y cruza vertebralmente al conjunto de la izquierda. Lo que hemos señalado al constituirse la Tendencia, se confirma plenamente: la lucha política por el lugar de la izquierda en esta transición histórica recorrerá a todos sus partidos

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