La militarización del Wallmapu en el centro de la situación política chilena

Escribe Javiera Sarraz

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El pasado 27 de noviembre, por petición de Piñera, el senado chileno prorrogó la militarización de las regiones del Wallmapu (territorio mapuche) por 15 días más. La militarización comenzó el pasado 12 de octubre por decreto presidencial, con un gran despliegue de tanquetas blindadas, helicópteros y casi mil militares.

El despliegue de Piñera tiene por objetivo reprimir a las comunidades mapuches que se encuentran disputando los territorios ocupados por las industrias forestal e hidroeléctrica, principalmente. Diversas comunidades y organizaciones mapuches repudiaron la militarización y criticaron el rol de los constituyentes indígenas de la Convención que discuten paralelamente al conflicto declarar a Chile como una ‘Estado plurinacional’ en la nueva constitución. “(la militarización) es la demostración objetiva del fracaso de la Convención Constitucional y los escaños reservados, donde la lucha histórica del pueblo Mapuche ha sido relativizada y reducida a una abstracción de ‘pueblos’”, declararon desde la comunidad mapuche de Temucuicui.

El líder mapuche de la Coordinadora Arauco Malleco (CAM), Héctor Llaitul, declaró que el presidente “está apagando el fuego con bencina”. La CAM es una de las organizaciones mapuches más antiguas y reconocidas en Chile, y se ha atribuido centenares de acciones de sabotaje contra plantas forestales; camiones madereros; maquinaria agrícola; fundos y casas terratenientes; y dependencias del Estado Chileno.

También el mes pasado se difundió un video de otra organización, la Weichan Auka Mapu (WAM; “Lucha del Territorio Rebelde” en mapudungún), donde aparecían comuneros encapuchados portando rifles automáticos de guerra. En el video declararon: “Instamos a esta nueva fuerza policial y militar a hacer abandono de nuestro territorio, porque serán derrotados por la fuerza del pueblo mapuche en armas (...) Como WAM reafirmamos nuestro compromiso revolucionario en las acciones de sabotaje a los intereses capitalistas, así como las acciones armadas que son concordantes con las necesidades de nuestras comunidades”. El gobierno se querelló por ‘porte ilegal de armas y paramilitarismo’ contra quienes resulten identificados detrás del video.

La militarización de Piñera sobre el Wallmapu se suma a la que ya había establecido institucionalmente el ex presidente Ricardo Lagos hace dos décadas atrás, desplegando a miles de Carabineros, la policía ‘común’, tan militarizados y equipados como un soldado del ejército. La militarización de los gobiernos de Ricardo Lagos, Michelle Bachelet y Sebastián Piñera ha cobrado la vida de decenas de peñis (hermanos mapuches).

El conflicto entre el Estado chileno y los mapuches es el conflicto por la tierra y sus recursos, que a causa del extractivismo han depredado miles de hectáreas dejando a ciudades enteras sin agua, y extinguiendo flora y reservas naturales milenarias.

La principal ocupación del Wallmapu la ha realizado la industria forestal. Su expansión sobre los territorios fue iniciada durante la dictadura de Pinochet impulsada a través de la Corporación Nacional Forestal (CONAF), con la deforestación de flora milenaria y la plantación de pino y eucaliptos. Actualmente la ocupación forestal supera los 3 millones de hectáreas, lo que representa más del 20% de la tierra de la Región de la Araucanía. El principal conflicto de las regiones mapuches en lucha se encuentra en torno a la ocupación de los capitalistas de la Empresa Forestal Arauco, que busca instalar un ducto para volcar hacia el océano Pacífico los desechos de su planta celulosa ubicada en la ciudad de Valdivia (Región de Los Ríos). El ducto no ha podido llevarse a cabo debido a la resistencia armada de las comunidades.

La lucha contra la depredación ambiental y por el derecho a la tierra no sólo ha cobrado vidas mapuches, sino que además ha establecido por parte del Estado chileno una selectiva y sistemática persecución contra sus líderes. En el 2016 en la Región de Los Ríos, fue asesinada la activista medioambiental Macarena Valdés, quien lideró la lucha contra las centrales hidroeléctrica en el río Tranquil. Su cuerpo fue encontrado ahorcado, y aunque los primeros forenses declararon que se había suicidado, luego de una exhumación de sus restos se reveló que se trataba de un homicidio. Otro que fue encontrado ‘suicidado’ fue el sindicalista y pescador artesanal Alejandro Castro de la comuna de Quintero (Región de Valparaíso) que lideró multitudinarias movilizaciones contra quince empresas de energía, químicos y combustibles bajo las cuales se estableció una ‘Zona de Sacrificio’ que enferma a toda la población. El domingo pasado, fue encontrado el cuerpo torturado y asesinado de Javiera Rojas, luchadora y líder de origen aymara del Movimiento por el Agua y los Territorios (MAT) que lucha contra la instalación del embalse La Tranca.

En las Regiones de la Araucanía, el Biobío, Ñuble, el Maule y Los Ríos donde están ubicadas la mayoría de las comunidades mapuches, el ultra derecha Kast lideró las votaciones. Su campaña tuvo un fuerte despliegue gracias a los fascistas de la Asociación para la Paz y la Reconciliación en La Araucanía (APRA), una especie de ‘Asociación del rifle norteamericana ’ a la chilena. Sin embargo, en estas regiones la participación electoral fue del 45% en promedio; y una encuesta de la Fundación Chile revela que el 57% de su población está en contra de la militarización del Wallmapu.

Al discurso de la ‘mano dura contra el terrorismo mapuche’ de Kast, se viene sumando cada vez más el discurso del ‘respeto del órden, la democracia y la cárcel para los responsables de atentados’ de Boric. Por su parte la presidenta de la Convención Constitucional Elisa Loncón y otros constituyentes mapuches, hacen el ridículo emplazando a la Conferencia Episcopal y a toda la iglesia a pronunciarse contra la violencia estatal.

En un país donde casi el 12% de los 19 millones de la población somos descendientes mapuches, la causa por la recuperación de las tierras se ha transformado en una de las insignias de la rebelión popular, especialmente entre la juventud dado que la mayoría de los weichafes (luchadores, guerreros) asesinados en Wallmapu a manos de carabineros y militares son comuneros jóvenes. Meses antes de la rebelión, el ejecutamiento del comunero de Temucuicui, Camilo Catrillanca de 24 años de edad, provocó movilizaciones multitudinarias y enfrentamientos con la policía en todo el país. También fuera de Chile, comunidades de chilenos en el extranjero nos movilizamos. En Argentina, por ejemplo, centenares de chilenos residentes en Buenos Aires tomamos las dependencias del Consulado chileno en repudio al homicidio de Catrillanca.

El 11 de diciembre, una semana antes de la segunda vuelta presidencial, se vencerá la prórroga de la militarización votada por el Congreso chileno, y otra vez la cuestión mapuche se colocará en el centro de la situación política chilena y en un eje de intervención no sólo para el Estado y los presidenciables, sino que también para el pueblo en rebelión.

AMETUPE PU SOLTAW AFPE TA WEÑEN MAPUCHES: MARICHI WEW

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