Guerra en gastronómicos: los alcances de una crisis

Escribe El Be

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El enfrentamiento desatado en el sindicato de gastronómicos, dirigido por Luis Barrionuevo desde hace varias décadas, es quizás la expresión más resonante de la crisis de la burocracia sindical.

El catamarqueño disputa la seccional Capital a su ex-cuñado y ex socio Dante Camaño. El conflicto entre ambos tiene más de un año, desde el divorcio de Barrionuevo de Graciela Camaño, un matrimonio que funcionaba también como sociedad política desde hace 50 años. Los comicios fueron suspendidos la semana pasada, luego de que ambas fracciones se acusaran mutuamente de contratar barras bravas para manipular el escrutinio en la sede del sindicato.

La disputa de la seccional Capital tiene varias aristas. Por un lado, se trata de la más numerosa del gremio, aunque desde el inicio de la pandemia la cantidad de trabajadores en actividad se haya reducido casi a la mitad. El golpe a los trabajadores que significó esta pérdida de puestos de trabajo pretende ser utilizada por ambos contendientes electorales en contra del otro. Ballhorst, hombre de Barrionuevo y competidor de la lista de Camaño, sostuvo que la ruptura con la directiva de la seccional fue “porque no se asistió a los delegados ni a los trabajadores durante la pandemia. No se le cayó una idea para mantener los puestos de trabajo. Tuvimos el gremio cerrado y salarios de hambre”. Por su parte, Camaño afirmó que “en este momento, con la crisis y 25.000 compañeros en la calle yo no tengo que estar dedicándome a una interna” (La Nación, 1/12).

La realidad es que el gremio de trabajadores gastronómicos y del turismo fue uno de los más golpeados por la pandemia. La burocracia gastronómica fue portavoz de las patronales, poniéndose a la cabeza del reclamo de la reapertura total de la economía y el fin de la cuarentena. La reapertura, sin embargo, no recuperó los puestos de trabajo, en parte porque un sector importante de trabajadores ya no están dispuestos a poner en juego su salud y sus vidas por un salario de miseria.

La disputa por la seccional Capital tiene también otro interés. Según La Nación, “la sede porteña de los gastronómicos es una de las pocas del país que tiene superávit y que atesoraría en una cuenta bancaria unos 30 millones de dólares”. Pero, además de la caja (un botín de disputa eterno para la burocracia) lo que se está empezando a poner en juego es el quiebre de la hegemonía barrionuevista en el gremio. La contienda porteña dejó en claro que el que manda en esa sede, por ahora, es el caudillo local y no el nacional. Ante la intención de la junta electoral (manejada por Barrionuevo) de suspender los comicios, Camaño desafió a la directiva, llamó a votar e impidió que le arrebataran por la fuerza la seccional. Camaño afirma que ganó las elecciones con el 80% de los votos a su favor. La conducción nacional del sindicato impugnó el proceso y el asunto está en manos de la justicia.

Paralelamente, una lista opositora conquistó la conducción en la seccional Mar del Plata, haciendo morder el polvo a la candidata de Barrionuevo de la mano de un delfín del moyanismo. Moyano busca ahora estrechar lazos con Camaño en CABA. La última semana, se suspendieron las elecciones en la seccional Córdoba del gremio gastronómico, lo que fue denunciado por una agrupación opositora. “Por primera vez en varias décadas en muchas de las seccionales de su gremio hubo oposiciones potentes. Tan potentes que si no había anulaciones masivas de listas hubiese perdido muchas.” (Infogremiales 7/12).

La crisis de hegemonía barrionuevista no es cualquier cosa. Se trata de una burocracia cuyo radio de influencia se extendió por fuera de la esfera sindical durante décadas. Barrionuevo supo jactarse de su estrecha relación con los servicios de inteligencia, con el “Coti” Nosiglia, con la barra de Chacarita (fue presidente del club), fue designado en 2018 por la justicia como interventor del Partido Justicialista y su ex-esposa (que ahora tiene en la oposición) es un elemento de peso en el Consejo de la Magistratura. Cuando parecía que la unificación de la CGT estaba cerrada con la integración de Antonio Caló, a último momento Barrionuevo desplazó al metalúrgico y colocó en su lugar a un hombre de su confianza: Carlos Acuña. Este acuerdo comienza a mostrar sus debilidades. Acuña fue el gran ausente de la visita de Guzmán a la CGT. Barrionuevo hoy también disputa la presidencia del club Independiente.

El dirigente gastronómico, crítico del gobierno durante la cuarentena, calló sus reproches a partir de los subsidios estatales que se desembolsaron a las patronales del turismo y la gastronomía con motivo de la crisis desatada por la pandemia. Hace algunos meses, desde sede gastronómica Alberto Fernández anunció un acuerdo con el gremio para “convertir los planes sociales en empleo”. Pero Barrionuevo tiene un doble juego, ya tanto él como su opositor son considerados aliados por el Jefe de Gobierno porteño, que sigue con atención la interna en la seccional porteña.

La guerra desatada en gastronómicos tiene su réplica en múltiples gremios. El afán expansionista del moyanismo, que precipitó la última ruptura de la CGT, se extiende a diversos sindicatos, como en el de comercio, donde Ramón Muerza, impulsado por el clan Moyano, pretende disputar la seccional CABA, la más importante del gremio dirigido por Cavalieri. Por otra parte, las próximas elecciones en la UOM, convocadas para el 8 de marzo de 2022, si bien hasta el momento no parece estar en duda la reelección de Caló, sí se presentarán listas opositoras en casi todos los comicios seccionales del conurbano bonaerense, donde varios históricos caudillos locales ven amenazada su hegemonía. Es conocido el caso de la UTA, con Miguel Bustinduy en disputa permanente con Roberto Fernández y una rebelión en la base del gremio. En otra parte de la CATT, se quebró el tánden Sasia-Maturano. Este último mantuvo una reunión con el “Pollo” Sobrero y, según algunos medios, le brindaría un apoyo logístico para disputar el gremio ferroviario a nivel nacional.

Otros enfrentamientos entre la burocracia y sus desprendimientos se dieron en el gremio de controladores aéreos, en el sindicato del seguro, en Sutecba. En todos ellos se presentará por primera vez una lista opositora. Un histórico del sindicato de portuarios de San Lorenzo, Herme Juárez, perdió por paliza las elecciones de este año. En el sindicato de petroleros privados de Río Negro, La Pampa y Neuquén se presentó una lista opositora que impugnó los resultados electorales en el Ministerio de Trabajo con 22 expedientes con irregularidades, aunque no logró impedir que asuma el candidato de la actual conducción. En petroleros de Ensenada se quebró la hegemonía de 25 años de Garaza que perdió el gremio ante una lista opositora. La interna del SOMU, en la que se oficializaron dos listas de tres, promete una interna de alto voltaje.

La crisis de la burocracia sindical se desarrolla en múltiples conflictos por arriba. Es una respuesta al debilitamiento y desprestigio de una burocracia que fue cómplice de la masacre laboral durante la pandemia y que hoy es una pieza clave para un acuerdo con el FMI contra los trabajadores. La crisis del clan Barrionuevo es presentado en algunos medios como una disputa inter-familiar. Una propaganda socialista debe explicar a los trabajadores los alcances de esta crisis de la burocracia. Con esa explicación, las reservas de lucha de la clase obrera conquistarán un horizonte estratégico.

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