Tucumán: las dos caras de la movilización contra el FMI

Escribe Daniel Blanco

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La convocatoria que realizó el FITU contra el FMI en Tucumán reunió una multitud como hacía tiempo no se reunía. El punto de partida fue la Plaza Urquiza a 10 cuadras de la Plaza Independencia hacia donde convergieron las distintas columnas. La Marcha fue encabezada por las organizaciones que integran el FIT-U, donde se puso de manifiesto, que salvo el aparato oficial del PO, que llevó una columna de alrededor de 2.000 compañeros, básicamente del Polo, el resto del FIT-U (PTS unos 70, IS 30, MST 150) demuestran una completa falta de inserción en los movimientos reales de lucha de la clases obrera y los trabajadores de la provincia. En seguidilla con la columna del FITU se ubicaron una de las Darío Santillán, la 8 de Abril y luego la FOL, todas ellas habrán sumado unos 500 compañeros. Todos ellos habían firmado el documento que fue leído en la Plaza Independencia.

Una columna de unos 1.000 compañeros de Barrios de Pie marchó, pero al llegar a la plaza Independencia se mantuvieron apartados.

Detrás de todos ellos, marchó la columna de Política Obrera (5 cuadras, más de 2.500 compañeros) que reunió una importante columna de la Coordinadora de Limoneros Autoconvocados, dirigentes de la Adiunt (docentes universitarios), de la docencia Autoconvocada, de los movimientos de lucha contra la impunidad, del Polo Tendencia, entre otros. Fue una columna combativa con canticos contra el FMI y la burocracia sindical, a favor de la huelga general y un congreso Obrero.

Al llegar a la plaza Independencia, la columna se alineó frente a la Caja Popular y allí se concretó un acto en el que hicieron uso de la palabra Raquel Grassino referente de los docenes Autoconvocados, Luis Torazo, uno de los dirigentes de la Coordinadora limonera y cerró el acto Daniel Blanco, por la dirección de Política Obrera. Cada orador, desenmascaró la política de ajuste en curso, las luchas en desarrollo en la provincia, el rol de la burocracia como “columna vertebral” para imponer ese acuerdo a los trabajadores y la necesidad de poner en pie a los trabajadores por medios de asambleas autoconvocadas, coordinadoras de lucha, como han materializado los cosecheros del limón, para superar el bloqueo burocrático pero también para luchar por la expulsión de esa burocracia de los sindicatos. Se desarrolló la necesidad de una lucha a fondo y de conjunto, la huelga general, y un congreso obrero que la organice y la oriente.

Una gran jornada de lucha y punto de partida para nuevas iniciativas de organización y coordinación autoconvocadas. Esto recién comienza.

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