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En el Mundial de México ’86 nació una costumbre del público de levantarse de sus asientos, alzando ambos brazos, de manera sincronizada: La Ola. Hoy una nueva ola se gesta en Europa, en el marco de una ya vieja conocida pandemia. Las ligas más importantes del viejo continente que, por su poderío económico, son las más importantes del mundo, están sufriendo, de manera sincronizada, un rebrote de covid.
El pasado 8 de diciembre, el partido que disputaron el Bayern Munich y el Barcelona se jugó sin público. El ministro del estado de Baviera, Markus Söder, dijo que la decisión se tomó con el objetivo de “no entren aficionados en los estadios debido a la mala situación de contagios por covid que sufre Alemania”. Sus dichos fueron un llamado a unificar criterios entre todas las regiones. Por eso algunos eventos de la Bundesliga ya se han disputado sin espectadores.
En Inglaterra el escenario no es diferente. La Premier League ha informado que se han registrado 42 casos positivos en esta última semana, incluyendo jugadores y personal. Se trata del mayor número de casos de COVID registrados desde que empezó la pandemia. La noticia tomó repercusión cuando el Manchester United advirtió una serie importante de contagios que obligaron a cerrar su centro de entrenamiento. Pero son más de seis los equipos afectados, y la liga debió postergar media docena de encuentros. Esto sin mencionar los jugadores que no han podido viajar a disputar partidos de Europa League (el otro torneo continental). La Premier comunicó a los clubes que regresarán a las medidas de emergencia, incluido el distanciamiento social y el uso de máscaras. La Federación italiana contempla pedirle al gobierno que haga obligatorio que los jugadores de la primera división se vacunen contra el coronavirus frente al aumento de casos.
La Ligue 1, de Francia, comienzan a sentir los coletazos. El virus ha gambeteado a sus jugadores descargando contagios masivos entre el personal del club Lille, donde una veintena de empleados del departamento de comunicaciones, limpieza y boletería, han sido contagiados. El Real Madrid comunicó que seis de sus jugadores dieron positivo. Y hay preocupación en la Casa Blanca porque se ha extendido el brote a jugadores y cuerpo técnico del básquet.
La Belenenses, de Portugal, debió enfrentar al Benfica con solo nueve futbolistas por un brote de Covid. A lo ancho y alto del continente europeo, una nueva ola de brotes y contagios resalta bajo las luces del deporte más maravilloso y visto del mundo.
La pandemia ha desnudado las lacras del capitalismo. Bajo sus políticas, inserto en su economía, el fútbol profesional no está exento de ella. Parafraseando al ministro bávaro, Söder, cuando afirma que "El fútbol tiene una importante función como ejemplo”: es hora de que los jugadores, nucleados en sus sindicatos, superen las limitaciones políticas de éstos, y las propias, se organicen, deliberen e intervengan en función de sus intereses y reivindicaciones.
