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El 2021 fue, como el 2020, un año tremendamente duro para los artistas debido a la pandemia y la situación desesperante, tanto económica como espiritualmente, que esta aparejó para el sector, al no poder prácticamente trabajar ni expresarnos normalmente. Este cuadro, lejos de resolverse -como se esmera en presentar el gobierno nacional-, nos plantea un 2022 de lucha y organización.
2021: política de miseria, lucha y elecciones sindicales
Mientras los cientos de miles de trabajadores de la cultura y artistas del país -músicos, actores, plásticos, escritores, artesanos, técnicos, audiovisuales y un largo etcétera- sufríamos una ola de desocupación masiva, la respuesta “extraordinaria” del gobierno nacional fue la que caracterizamos como una política de la miseria: entre una beca, un “apoyo económico” y cuatro cuotas de un subsidio, la “ayuda” del Estado fue de montos mínimos y no llegó a más de 90.000 beneficiarios entre 2020 y 2021. El gobierno sostuvo un asistencialismo -obviamente insuficiente- a la medida del ajuste que llevó a cabo durante todo el año con la mira puesta en el acuerdo brutal que quiere sellar con el FMI.
A esta política de la miseria desde Política Obrera le contrapusimos, en cada espacio de lucha en que participamos, la exigencia de que el Estado pague a los trabajadores de la cultura un salario igual a la canasta familiar mientras dure la pandemia. La orientación social capitalista del gobierno que ve al arte como una mera mercancía quedó evidenciada aún más con las alianzas que tejió con las patronales del sector, por ejemplo, habilitando grandes aforos en venues y teatros, poniéndonos entre la espada y la pared: o no trabajábamos y moríamos de hambre, o salíamos a trabajar y moríamos de Covid.
Los artistas no nos quedamos callados: a lo largo y ancho del país realizamos movilizaciones, asambleas, intervenciones artísticas exigiendo soluciones a los diversos gobiernos, que no dieron ninguna respuesta.
Desde la Asamblea de Trabajadores de la Música -ATM-, de la cual formamos parte, nos zambullimos en una pelea estratégica y tenaz: la de presentarnos en las elecciones del Sindicato Argentino de Músicos -SADEM-, que está hace años en manos de una burocracia moyanista, para convertirlo en un gremio democrático, asambleario y federal. La burocracia expulsó a 800 afiliados, incluidos todos los candidatos de la ATM/Lista Verde, por lo que no pudimos presentarnos, con el pretexto de que durante la pandemia no se habían pagado las cuotas -un cinismo total. Este enorme fraude fue avalado por el Ministerio de Trabajo e incluso por el PO Oficial, que se presentó como Lista Naranja. El resultado de la elección -91% para la lista Celeste/oficialista y 9% para La Naranja- da cuenta de lo que denunciamos. Desde la ATM/Lista Verde impugnamos el proceso y seguiremos luchando por un sindicato inclusivo y por ser el canal de organización miles de músicos de Argentina.
2022: el verso del pase sanitario y la necesidad de organizar la lucha
De cara al 2022, el gobierno nacional presenta como una solución el pase sanitario, que será solicitado en eventos de más de 1.000 personas. Una falacia: con la variante Ómicron circulando en el país y los rebrotes de Covid comenzando, nos enfrentamos al mismo problema, es decir, que el Estado no pone sus recursos en función de la salud y la vida de los trabajadores -en este caso de la cultura- porque va en contra del plan del FMI para Argentina. De nuevo: para salir a trabajar nos tenemos que exponer al Covid. Y hay más: las patronales, con el pretexto del “difícil momento” que atraviesa la industria, aprovechan para pagar diversos trabajos o jornadas laborales tremendamente a la baja y que son extenuantes, es decir que nuestro sector, desde siempre precarizado, se encuentra aún peor que antes del comienzo de la pandemia.
Sobran los argumentos: en 2022 necesitamos luchar organizadamente. Con los métodos de la asamblea, la movilización, las autoconvocatorias debemos poner en pie organizaciones clasistas de los artistas, que enfrenten tanto las políticas miserables del Estado como a las patronales del arte que nos explotan. Por salarios que cubran la canasta familiar, por la defensa de nuestra salud y nuestras vidas, por los miles de trabajadores de la Cultura independientes o freelance que deben negociar en solitario paupérrimas condiciones laborales, por nuestra dignidad, unámonos y enfrentemos al ajuste juntos.
