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En abril del año corriente, se dio a conocer una carta abierta dirigida al ministro de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires, Enrique Avogadro, que la Asamblea Permanente de las Artes Escénicas difundió a través de sus redes sociales. Frente a la desesperante situación que el sector atraviesa debido a una precarización histórica y a las nuevas medidas por la suba de contagios, la decisión de la Asamblea fue difundir un petitorio para juntar firmas. La situación de los artistas escénicos y la del conjunto de la clase obrera, no es solo responsabilidad del Gobierno de CABA, sino que es compartida con el Gobierno Nacional, en la medida del papel que llevan adelante, siguiendo al pie de la letra las políticas fondomenetaristas que, de llegar a un acuerdo con el organismo internacional, traerán aparejada una pobreza y desempleo mucho mayores. Esto, sumado al rol de bloqueo sobre toda organización y lucha llevada a cabo desde el comienzo de la pandemia por la conducción de la Asociación Argentina de Actores, afín al gobierno nacional.
En este sentido, cobra una relevancia fundamental el ejemplo de la lucha llevada adelante por los artistas escénicos de Francia, durante el verano del 2014. En aquella oportunidad, los festivales más importantes de Francia se vieron paralizados por la lucha de los llamados trabajadores intermitentes de las artes escénicas. La huelga que llevaron a cabo, obligó a suspender la inauguración del histórico certamen de Aviñón, que recibía más de 500.000 visitantes, cada mes de julio.
Las normativas vigentes en Francia, determinaban que los artistas intermitentes que demostraran haber trabajado 500 horas en el año, debían recibir un subsidio durante los meses en los que no tuvieran contratos ni bolos, a cambio de una cotización obligatoria de la totalidad de los artistas. El gobierno francés pretendió cercenar severamente esos derechos y conquistas, limitando las indemnizaciones máximas, aumentar el número de horas trabajadas para percibir el subsidio y demorar el tiempo para su cobro. Actualmente, la cantidad de horas estipuladas para cobrar un salario, está en 507.
En respuesta a ese ataque, hubo movilizaciones, jornadas de huelga general y una manifestación de más de 2000 artistas. El movimiento de los intermitentes, se originó en la jornadas revolucionarias de 1936, que se sucedieron a lo largo de Francia. Por aquellos años, surgían en Estados Unidos los teatros del pueblo.
Como todo seguro al desempleo, se torna más necesario en el marco de la crisis humanitaria y la crisis capitalistas que han llevado los niveles de pauperización de los trabajadores del arte escénico y de la cultura en Argentina y en todo el mundo, a niveles inusitados. El régimen, único en Europa, establece un reconocimiento a la creación artística. Efectivamente, al artista intermitente se le paga su tiempo de desempleo u “ocio”, que no puede considerarse de descanso, sino de creación artística y formación.
Es imperiosa la adopción de esta reivindicación en Argentina, en este contexto de Covid-19 y sus nuevas cepas, que resultó brutal en el impacto sobre los artistas por causa de la pandemia y la gravísima situación, tanto económica como en la posibilidad de proyectar una alguna aspiración personal, que esta provocó en el sector, al no poder llevar a cabo nuestra labor y expresión artística, normalmente.
A principios del 2021 y ante la situación de cierre y paralización completa de los teatros franceses por el Covid-19, los trabajadores empezaron a realizar ocupaciones que se reiteraron sistemáticamente.
En contraste con lo anteriormente descripto ¿qué papel jugó la izquierda argentina, durante el 2020 y 2021? En primer lugar, se destaca la política que sostuvo Actuemos, agrupación impulsada por el PO(O), durante el 2020, subordinando sus principales reclamos hacia los artistas escénicos (las Becas Sostener Cultura, traducidas en una compensación salarial de $30.000, apenas lo que contemplaban tres IFE y el impuesto extraordinario a las empresas de plataformas OTT) a un proyecto de ley en la Legislatura porteña.
Frente al freno que pretendió imponer la burocracia de Actores, al contrario de una orientación que motorizara la deliberación entre los propios trabajadores del arte escénico, en función de ser partícipes activos de resoluciones dirigidas a un horizonte huelguístico en coordinación con otros trabajadores del arte y de otras ramas, para arrancarle al Estado el conjunto de las reivindicaciones, la salida y la resolución de los conflictos supeditada a un proyecto de Ley. Es decir, una política parlamentarista.
Los desafíos con los que los artistas escénicos nos enfrentamos de cara al 2022 en Argentina (situación que como se ha descripto y desde una perspectiva internacionalista, es semejante a la que enfrentan artistas de otros países), nos deberían orientar a partir de la lucha por una serie de reivindicaciones inmediatas. Por un salario acorde a la canasta familiar, jubilaciones centradas en el 82% móvil, estabilidad laboral, una remuneración acorde con los períodos en los que los artistas escénicos no se presentan en funciones, pero sin embargo su trabajo no se suspende, debido al desarrollo sistemático de los ensayos e instancias previas del proceso creativo necesario para arribar al espectáculo que se tiene como objetivo, en el marco de impulsar la participación del conjunto de los trabajadores del arte en un Congreso Obrero, en la perspectiva de la huelga general.