Subte: lo reprimió la policía, no pudo ir a trabajar y lo echaron

La patronal del subte despidió al compañero Miguel Ángel Juárez por ausentarse de su trabajo mientras se encontraba bajo tratamiento médico y psicológico.

Juárez fue víctima de la violencia policial durante un operativo en el barrio Zavaleta, donde vive. Intentó defender a dos niños durante una violenta redada y recibió una paliza por parte de la policía. Cuando quiso radicar la denuncia, terminó detenido.

El despido de Juárez, sin embargo, no es un nuevo atropello patronal al voleo. Se inscribe en una escalada de provocaciones por parte de Emova (ex-Metrovias), con sanciones y pedidos de desafuero a delegados y descuentos injustificados en el salario de activistas. Como resultado de esta política de presiones, la patronal ha recortado 250 puestos de trabajo mediante retiros voluntarios y jubilaciones.

El caso lo está llevando adelante la UTA, que amenazó con medidas de fuerza, pero que luego no se concretaron. El sindicato AGTSyP, por su parte, no se pronunció. Sí lo hicieron el cuerpo de delegados de Estaciones y Tráfico de la Línea C.

Las provocaciones están siendo usadas para desviar el eje de los problemas acuciantes en el subte. La gestión empresarial de la pandemia ha desarmado las burbujas, acabado con el aislamiento de los contactos estrechos y el servicio médico a través de su tercerizada CEMLA, coloca trabas para la presentación de los certificados médicos y el reconocimiento de estados de enfermedad. A su vez, se han vencido los plazos para una nueva revisión de la paritaria.

Es necesaria la convocatoria inmediata del cuerpo de delegados para resolver el curso de acción frente al despido y demás pliego de reivindicaciones. La parálisis le ha cedido terreno a la empresa para que inicie esta seguidilla de provocaciones. Es necesario que el cuerpo de delegados de AGTSyP se pronuncie contra el despido arbitrario del compañero Juárez y discuta un plan de lucha.