Protocolos de regreso a clases: piedra libre al COVID en las escuelas

Escribe Emiliano Fabris

Tiempo de lectura: 3 minutos

Se dieron a conocer los ejes del nuevo protocolo de “Aula Segura” elaborados por el Consejo Federal de Salud (Cofesa) que se aprobarían próximamente entre los ministros de educación y salud de todas las provincias. La burocracia de CTERA ya ha anunciado que votará indefectiblemente este “protocolo” pues actúa como un brazo ministerial del Estado, sin mandato de sus bases.

Según lo difundido, este protocolo consta de “6 pilares”: asistencia cuidada, vacunación, uso de barbijo, ventilación, higiene y limpieza, y distancia (Télam, 04/02). En relación a lo utilizado en 2021, han desaparecido completamente las burbujas y los “semáforos” que suspendían toda la actividad escolar presencial en un distrito de acuerdo a la cantidad de contagios (“situación epidemiológica”). Sobre aislamientos en las escuelas por casos positivos de COVID, Carla Vizzoti, Ministra de Salud de la Nación dijo que “la vacunación tendrá un rol muy importante en los aislamientos, la tendencia es no suspender las clases ni los cursos” (ídem).

El mismo día de conocerse este “protocolo”, el ministro de salud de Buenos Aires, Nicolás Kreplak, afirmó que estamos en presencia de un verdadero “papel mojado”: “la situación de muchos chicos juntos en un lugar cerrado por muchas horas puede ser un foco de contagio que aumente luego en los hogares con las familias”, a lo cual le contrapuso los “pilares” del protocolo: “hay que insistir en vacunación, ventilación y uso adecuado de barbijos para reducir el riesgo” (Perfil, 04/02). El ministro le “insiste” a la sociedad porque el Estado ha disuelto todas las medidas sanitarias. Tampoco tiene que insistir, deberían haber acondicionado las escuelas, nombrar más docentes bajo estatuto y proveer barbijos de calidad que, hasta el momento, no existen. La admisión del “foco de contagio” contrasta con la cantinela de estos ministros en 2021 de que “las escuelas no contagian”, y anticipa un aluvión de nuevos contagios.

Blanco sobre negro, el COVID circulará a diestra y siniestra por las escuelas, esta vez con sus variantes más contagiosas, y no habrá aislamientos preventivos para cortar la propagación del virus. La Sociedad Argentina de Infectología (SADI) difundió que “hoy la medida más importante para tener un regreso a clases seguro es la vacunación de alumnos, docentes y no docentes”. Sin embargo, agregan también otras, como adecuar la infraestructura escolar para la ventilación cruzada, recurrir al uso de medidores de CO2 y evitar los amuchamientos (Perfil, 6/2). Estas últimas medidas prácticamente no existen en las escuelas, que no registran inversión alguna ni antes ni durante la pandemia. El común denominador de una escuela pública es, por sobre todo, el “amuchamiento”.

Pero si de vacunación se trata, en Argentina el 74,2% de los niños y niñas de entre 3 y 11 años recibieron la primera dosis de la vacuna, pero sólo el 51,5% cuenta con el esquema completo (2 dosis), mientras que, en adolescentes, ya tiene la primera dosis el 88,2% de la población entre 12 y 17 años y con el esquema completo el 71,2%. La vacunación es desigual en las provincias; en Chubut y Chaco apenas la mitad de los niños en edad escolar están vacunados y en adolescentes, el 60% en Catamarca y Misiones (chequeado.com, 6/2). La vacunación, recordemos, no es infalible, y recién se comienza a investigar profundamente las consecuencias del llamado “Covid largo”, es decir, las secuelas que deja el virus, especialmente en niños y adolescentes.

Como lo demostró el 2021, la presencialidad escolar a como dé lugar es un baluarte de la “nueva normalidad” en donde garantizar la circulación económica y el lucro, por un lado, y el pago del FMI y los acreedores de deuda, por el otro, son la prioridad. Alumnos, docentes, auxiliares, continuarán poniéndose en riesgo todos los días. Esto plantea poner en pie una organización en las escuelas, para evitar y frenar la circulación del virus arrancando al Estado medidas sanitarias y protocolos definidos por los docentes.

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