Premios Oscar 2022: de “Secreto en la montaña” a la ´corrección política´ actual

Escribe Matias Melta

Tiempo de lectura: 3 minutos

El domingo 27 de marzo se celebrará la 94° edición de los Premios Oscar. Estos, los más importantes de la industria cinematográfica -que entrega la Academia de Hollywood-, han surcado durante años polémicas en relación a la -poca- diversidad racial, sexual y étnica en las películas que se nominan y los ganadores de los galardones. Los tiempos han llevado a la Academia a tener que ampliar sus cánones en este sentido, aunque su inclusión de la “diversidad” tiene una fuerte carga de impostura.

Hace 16 años, en 2006, el film que la crítica especializada coincidía que debía llevarse el premio a mejor película en los Oscars era “Secreto en la montaña” (“Brokeback Mountain”, disponible en Netflix) del director Ang Lee. El éxito de público y crítica, la historia dura y conmovedora, las actuaciones poderosas y viscerales de sus jóvenes protagonistas -Jake Gyllenhall y el fallecido Heath Ledger-, la calidad artística, lo confirmaban.

Sin embargo, el film cuenta la historia de amor entre dos jóvenes cowboys, Jack Twist -Gyllenhall- y Ennis del Mar -Ledger-; comienza en 1963, cuando van a realizar un trabajo de pastoreo de ovejas en la ficticia montaña de Brokeback en Wyoming, y se prolonga por más de 20 años en la más absoluta clandestinidad. Ennis decide vivir una vida de soledad y Jack forma pareja con otro hombre, pero es asesinado por su homosexualidad. El final, triste y hondo, tampoco se ajustaba al de las típicas películas de amor de Hollywood.

“Secreto...” no ganó el premio que merecía, esto, dicho sin pelos en la lengua por algunos de los miembros de la Academia -en su mayoría blancos y de la tercera edad- porque era una “película gay”.

Cuidado con la rebelión

En 2016, el boicot a los Oscars llamado #OscarsSoWhite -“Oscars demasiado blancos”, en castellano- llevado a cabo por afroamericanos como el director Spike Lee yu el actor Will Smith puso a la Academia bajo la lupa por rascista. En septiembre de 2020, luego de la rebelión multirracial contra el racismo más grande de la historia de EE. UU. y empujada sin opción por esta misma, la Academia planteó un cambio en las formas de nominar. A partir del 2024, los filmes que compitan en la terna de mejor película deben tener nuevos cánones de ‘diversidad, inclusión y representación’. Los mismos se basan en cupos mínimos de temáticas y personal relacionados con las diferencias raciales, sexuales y étnicas, siendo beneficiados latinos, indígenas, afroamericanos, asiáticos, mujeres, miembros del colectivo LGBTQ+, entre otros. La industria ´absorbe´ a las diversidades como Il Gatopardo: para que nada cambie. No olvidemos que es la misma industria que durante treinta años -entre 1934 y 1967- adoptó el llamado ´código Hays´ “para no rebajar el nivel moral del espectador”, imponiendo reglas a la hora del tratamiento de temas como la infidelidad, las adicciones, los desnudos, el consumo de alcohol, los abrazos, los bailes y todo lo que se pudiera imaginar. Pero la ´autocensura´ moralina de Hollywood sirvió, ante todo, como medida de ´protección´ de la industria norteamericana, ya que le permitía vetar la llegada de películas europeas, más liberales, que no se ajustaban a dichos cánones.

Oscar 2022: formalismo e impostura

Los premios Oscar 2022 llegan en un punto de algidez de esta onda de ´corrección política´. Tanto en las nominaciones y sus temáticas como en los nominados y posibles ganadores, la industria de Hollywood se presenta a través de la Academia, ahora, abrazando totalmente la diversidad y la ´ampliación de derechos´.

Sin embargo, la impostura es enorme: durante la pandemia los trabajadores de detrás de cámara se trenzaron en una intensa lucha contra la industria de Hollywood -en especial contra los grandes estudios como Disney, Paramount o Netflix- y amenazaron con llevar a cabo una huelga general -que la burocracia desactivó mediante mil maniobras- para poner freno a los ritmos frenéticos de producción, la precarización laboral, los salarios paupérrimos y los riesgos de vida que traía para su vida y la de sus familias trabajar en plena pandemia. La huelga fue levantada a último momento, en una pelea contra miles de trabajadores de base, por la burocracia sindical del gremio del entretenimiento. La muerte de la directora de fotografía Halyna Hutchins en manos del famoso actor y productor Alec Baldwin en un set de filmación luego de que este disparara con un arma de utilería con una bala verdadera -por contratar rompehuelgas “baratos” sin experiencia en esa área- es un ejemplo contundente de que en Hollywood prima el lucro ante todo.

La corrección política es hipócrita, como así también lo es lo que nazca de ella. Es lo que se evidencia cuando se confrontan las modificaciones en los reglamentos para nominar películas con el hecho de que, en verdad, la industria de Hollywood, que se muestra para la tribuna cómo la -cada vez- más liberal en sus contenidos y “pro todo tipo de derechos”, es una usina de depredadores y explotadores sobre los trabajadores y artistas, especialmente detrás de cámara.

La lucha por una vida sin opresión, sin explotación, donde reine la diversidad y el amor verdaderamente libre -frente a esa realidad cruda que plantea “Secreto en la montaña”- no tiene futuro en los formalismos o la corrección política, sino en la batalla encarnizada por derrumbar el capitalismo que nos devora.

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