Marchamos al Congreso contra el acuerdo con el Fondo y por un Gobierno de Trabajadores

Escribe Jacyn

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El “anteproyecto” del nuevo acuerdo con el Fondo Monetario Internacional iniciará su recorrido parlamentario el próximo lunes, en la comisión de Presupuesto de la Cámara de Diputados. Ese día está prevista la presencia de Martín Guzmán; luego habrá una serie audiencias con representantes de la burocracia sindical y de las cámaras empresarias. Llegaría al recinto entre el jueves 10 y el viernes 11, si logra sortear todas las trabas políticas que plantea su aprobación. Aunque despuntan abstenciones y rechazos tanto en las filas oficialistas como opositoras, nuestro pronóstico es que el FMI, la Cámara de Comercio Americana y el Departamento de Estados de Estados Unidos asegurarán su aprobación. Siempre se encuentra a mano la alternativa de que un traspié en el Congreso de paso a la aprobación del acuerdo por parte del Ejecutivo. No se debería descartar que esto último sea la opción preferida por la administración Biden, para provocar una desenlace en la crisis terminal del Frente de Todos. El ‘ajuste’ del Fondo viene acompañado de una crisis política que supera sus disposiciones económicas. La ´épica kirchnerista ha pasado a mejor vida; según recoge La Nación (5/3), Máximo Kirchner daría “libertad de acción” a una treintena de diputados que le responden.

El Ejecutivo aceptó desdoblar, a pedido de Juntos por el Cambio, la aprobación del “refinanciamiento” del “Memorándum de entendimiento técnico”, que detalla los términos del ajuste. JxC, o al menos el Pro, no están satisfechos con lo que llaman un plan ‘gradualista’ e incluso quieren sacarle el cuerpo a la catástrofe social que augura el acuerdo. La aceptación de este planteo por parte del kirchnerismo significaría un vaciamiento completo de la norma, y podría provocar el rechazo del acuerdo por parte del Directorio del FMI, que tiene la última palabra sobre el asunto. En el Directorio predominan los países de la Otan que impulsan la guerra en Ucrania, con el objetivo de provocar el colapso del régimen de Putin. La Otan se encuentra en una campaña furiosa por sumar a América Latina a la guerra, para alinear al centroizquierdismo que es candidato a ganar las elecciones en Brasil y Colombia; que debe asumir en Chile en los próximos días, y acabar con los regímenes de Ortega y Maduro, y potencialmente Cuba.

Macri se ha sumado al coro de los que reclaman que Alberto Fernández apruebe el acuerdo por decreto, como lo planteó el ex juez de la Corte, Antonio Boggiano, en una columna en La Nación. Contra todas las evidencias en contra, los voceros del FMI han reiterado en los últimos días que la decisión de que el acuerdo se apruebe por ley es una decisión de Argentina que el FMI nunca habría exigido. La estrategia parlamentaria divide tanto al PRO como a los radicales, entre los partidarios del voto favorable, la abstención y el rechazo. En caso de que el proyecto se apruebe en Diputados con más abstenciones que votos positivos, la crisis se trasladará al Senado, donde las abstenciones se contabilizan como ausencias.

Toda esta ‘incertidumbre’, real o ficticia, es expresiva de una crisis de régimen, no solamente de gobierno. Hay quienes consideran que el acuerdo con el FMI le pone fecha de vencimiento al gobierno de los Fernández en 2023; otros lo ven como un salvavidas de plomo, que precipitaría una desenlace en un plazo más breve. La crisis actual envuelve al peronismo en todas sus manifestaciones, mientras que la oposición carga con el peso del fracaso todavía reciente de su propio gobierno. Este escenario político deja en evidencia los límites de la crítica al acuerdo con el FMI, cuando de lo que se trata es de ofrecer un planteo clasista a algo más decisivo y de mayor alcance, como es una crisis de poder y la caída del gobierno. La aplicación del acuerdo con el Fondo lleva al estallido de una bomba social y política, cuyo reloj no se detiene. La guerra de la Otan -una guerra europea y mundial-, ha acentuado todos los desquilibrios económicos y choques políticos internacionales, y tiene ya un impacto inevitable en el plano doméstico.

La burocracia sindical, con todas sus facciones, se ha jugado por la firma del acuerdo. La CGT picó en punta, junto a los intendentes y gobernadores, cuando emplazó al gobierno en la manifestación por el Día de la Militancia en Plaza de Mayo, luego de la derrota electoral de octubre; celebró la firma del ´entendimiento´ en una solicitada pública y dijo presente el 1 de marzo, para apoyar el discurso fondomonetarista de Alberto Fernández en el Congreso. La CTA Yasky y la “izquierda” kirchnerista, de manera más sinuosa, abreva en la misma línea de apoyo al supuesto ´acuerdo sin ajuste´. Por su parte, la CTA “autónoma”, en la milita el director del Banco Central, Claudio Lozano, marchará el miércoles 9 al Congreso bajo la consigna “Las deudas se pagan, las estafas no”, que suena fuerte pero que no es más que un planteo jurídico sin ningún contenido político transformador. Lo demuestra el pedido al parlamento para “que mandate al Ejecutivo a reencauzar las negociaciones con el FMI”. Bla, bla, bla.

Un conjunto de organizaciones -entre las cuales se encuentra nuestra corriente, Política Obrera- nos vamos a movilizar el día que el proyecto se trate en Diputados. Se trata de las organizaciones que protagonizaron las dos movilizaciones masivas realizadas en diciembre y febrero pasados. La ‘resistencia al ajuste´, que levantan la mayoría de ellas, hace abstracción por completo de la situación política concreta – la crisis de poder y la perspectiva de una rebelión popular. Cuando se haga el balance del voto favorable por parte del Congreso, quedará al desnudo el avance considerable de la crisis política.

Política Obrera se movilizará contra el acuerdo con el FMI y por la huelga general para arrancar las reivindicaciones y las conquistas perdidas. En esta línea estratégica (que siempre debe estar presente en las circunstancias del momento) llamaremos a luchar contra la guerra imperialista, con dos consignas: Unidad internacional de los trabajadores contra el imperialismo, Por la unidad socialista de América Latina.

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