25 años de “Ok Computer” de Radiohead: alienación o derrocar al gobierno

Escribe Matias Melta

Tiempo de lectura: 3 minutos

Se cumplen 25 años del lanzamiento en 1997 de “OK Computer”, el álbum que convirtió a Radiohead en una de las bandas británicas de rock más influyentes, experimentales y rupturistas de la escena. El álbum engloba un concepto musical y político vigoroso que no pierde vigencia.

“OK Computer” nos presenta un mundo abatido, carcomido por la alienación, producto de quienes ostentan el poder. Desde el título mismo, se le da una “bienvenida” irónica al advenimiento de la “maquinaria” y la tecnología, incluso por encima del ser humano. Suena a advertencia, un tanto premonitoria, porque el disco fue lanzado en una época en la que internet -gran parte de la “maquinaria”- no era ni una porción de lo que es hoy en día. Musicalmente el álbum presenta a una banda que aún se mueve con algunos preceptos guitarreros de los 90, pero entre lo disruptivo y una pulsión para emanar hits no convencionales, marcando distancia con el brit pop de la época, encabezado por bandas híper populares como Oasis o Blur. Allí están para demostrarlo los cambios de tempo, los ruidos percusivos, los riffs rabiosos, un manejo cuidadoso pero al parecer hosco de cierta electrónica que, apenas comenzado el siglo XXI, explorarían magistral y experimentalmente en sus discos “Kid A”y “Amnesiac”, pero esa es otra historia.

Las canciones de “OK Computer” fueron compuestas colectivamente por los cinco integrantes de la banda. Sumergen al oyente en un viaje que enlaza la belleza conmovedora de “No Surprises” y “Let Down”, la desolación de “Karma police” y “Exit music -for a film-“y otras canciones inclasificables, como “Climbing up the walls” o la genial “Paranoid Android”, probablemente la cúspide del disco. Esta, elegida como corte comercial por la banda, dura seis minutos y medio y se divide en cuatro partes episódicas con una sección en 7/8, que suben y bajan, como un paseo en una montaña rusa o en la mente de un esquizofrénico. La canción contó con un video clip animado, a la altura de la calidad de la música, que surca en sub mundos de oscuros dueños de bares, yonquis, sirenas y sadomasoquistas. A pesar de su extrañeza inquietante y su duración, se convirtió en un hit mundial. Radiohead estaba rompiendo el molde y también lo hizo desde el mensaje político, porque “OK Computer” es un álbum contra la alienación y el consumismo.

En un intento deliberado por desmarcarse del estado crónico de desilusión y crisis existencial asociado a la llamada “generación X”, Thom Yorke -cantante, guitarrista, pianista y letrista de la banda- abordó el proceso de elaboración de “OK Computer” con la intención de superar la mediocridad circundante. Influido por la lectura de autores izquierdistas como Will Hutton, Eric Hobsbawn y Noam Chomsky, Yorke no pudo -dice él mismo- traducir esto en canciones de protesta, pero sí introdujo mensajes de lucha explícitos en algunas de sus letras, como en “No Surprises” (“Un corazón que está lleno como un vertedero/ Un trabajo que te mata lentamente/ Moretones que no sanan/ Te ves tan cansado, infeliz/ Derroca al gobierno/ Ellos no hablan por nosotros”) y en “Electioneering” (“Escudos antidisturbios, economía vudú/ Es la vida, es solo negocio/ Las picanas para ganado y el F.M.I./ Confío en que puedo confiar en su voto/ Cuando yo voy hacia adelante, vos retrocedes”).

Las referencias al gobierno no son casuales: Radiohead terminaba de mezclar su álbum en medio de la campaña electoral británica que enfrentaba al Partido Conservador y al Partido Laborista y que le dio la victoria a este último el 1 de mayo de 1997. Para los músicos de Radiohead no había diferencias entre uno u otro candidato, a los que veían como delfines de las “corporaciones”.

“OK Computer” es considerado, con justeza, como uno de los mejores álbumes de la historia de la década del 90. Por sus clásicos, por las puertas que abrió -a veces, a patadas-, por su efervescencia, por su mensaje y por el sustancial trabajo de composición. Pasados 25 años no ha perdido su brillo ni fuerza musical, tan particular, que solo puede haber parido una de las bandas de rock más jugadas que existen, tanto en el sentido lúdico como también en el sentido de animarse artísticamente a seguir un camino diferente.

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